Antes del reguetón estuvo el merengue house, una música creada por artistas de origen dominicano radicados en Nueva York, que empezaron a mezclar el merengue que escuchaban en sus casas, con el rap y el house que retumbaban las calles y las discotecas de esa ciudad.
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El resultado fue una música absolutamente electrizante que se regó por el mundo en la segunda mitad de los años 90 de la mano de cuatro agrupaciones: Fulanito, Proyecto Uno, Ilegales y Sandy & Papo.
Pero esta música fue tan popular como fugaz. Los cambios en la industria musical con la llegada de Napster –un servicio de distribución de archivos de música que permitía descargar canciones de forma gratuita– y el surgimiento del reguetón la fueron apocando hasta que dejó de hacerse.
Pero ese no fue el fin del merengue house y Fulanito está de vuelta para demostrarlo. El año pasado lanzó el sencillo Cinematográfico y ahora está trabajando en un nuevo disco, por eso Rafale 'Dose' Vargas, el hombre detrás de Fulanito estuvo unos días en Medellín, porque la ciudad se ha vuelto un punto de referencia para la industria musical y pero también porque Colombia fue uno de los países donde el merengue house tuvo más acogida. Incluso, llegaron a ser el show con más ventas y Guallando, su primer sencillo, ganó el premio a la canción del año en el país en 1998.
A su paso por la ciudad EL COLOMBIANO habló con él sobre el origen del merengue house y lo que está por venir.
Sus padres son dominicanos pero usted nació en Nueva York ¿Qué música creció escuchando?
“Yo me crié escuchando hip hop. De niño mi mamá siempre ponía mucho R&B, salsa, merengue de todo, pero yo no le prestaba mucha atención. Lo vine a hacer cuando tenía como 11 o 12 años cuando surgió el hip hop, y empezó a sonar en la radio Rapper’s Delight, Run DMC, LL Cool J y Rakim. Ellos eran mis influencias y yo bailaba break dance y todo eso.
Pero en la casa, en las fiestas familiares y en el vecindario era merengue por todo lado. Yo soy de Washington Heigts, y eso es como una pequeña República Dominicana. Pero con mis amigos escuchábamos hip hop, la calle era hip hop”.
Pero cuando empezó a hacer música empezó haciendo hip hop...
“Sí, cuando me firmaron en Cutting Records lo primero que lancé fue Outlaw, el tema salió y no paso nada, pero aprendí. El siguiente tema que lancé fue de house music pero le agregué mi rap, eso se llamaba hip house. Ese primer sencillo se pegó a nivel de discoteca mundialmente con los DJ”.
¿Cómo se llamaba esa canción?
“Do what you want”.
Y entonces...
“En esa época trabajaba en una imprenta, de viernes a domingo de 8:00 p. m a 8:00 a. m. Pero como el tema estaba tan pegado me empezaron a contratar y me tocaba pedirle permiso al jefe para ir a hacer las presentaciones. La discoteca era como a cuatro cuadras de donde yo trabajaba, The Tunnel, se llamaba. Yo iba, cantaba, estaba un rato con mis amigos, ellos se quedaban y yo volvía a trabajar.
Así pasó como tres o cuatro veces, hasta que tuve que dejar el trabajo porque ya tenía compromisos, en Miami, en Europa. Desde ese momento no he tenido otro trabajo que no sea la música.
Aunque después quise volver a estudiar para ser arquitecto, pero lancé otro tema, Wiggle Wiggle, en el 90, pero ese tema se pegó mundial, fue disco de oro en Estados Unidos, en Inglaterra, en Australia. Con tanto éxito y tantas giras nunca volví a estudiar”.
¿Cómo fue el paso del hip hop al hip house?
“A mi siempre me ha funcionado hacer fusiones. Cuando empecé quería hacer hip hop estricto como Rakim y LL Cool J, y nunca logré eso porque me concentré en el house, fusionándolo con el rap y me quedé ahí, porque estaba ganado plata y ya me estaba haciendo famoso y dije bueno, encontré lo mío”.
Y de ahí al merengue house, a cantar en español...
“Lanzamos otro éxito que se llama El Trago, en 1994 con 740 Boyz, el segundo grupo que formé. Ahí fue que empecé a trabajar con algunos de los integrantes que iban a acompañarme en Fulanito. A ellos los conocía de los días de mi primer grupo 2 in a Room.
Con ese segundo grupo tuvimos gran éxito con un tema que se llama Shimmy Shake. Tuvimos disco de oro en Francia, Inglaterra, Alemania. Con ese grupo viajamos por toda Europa y algunos lugares de África, y en España me encontré con Proyecto Uno por primera vez y les dije que quería hacer música como la que ellos estaban haciendo porque yo también hablaba un poco de español y me encanta el merengue”.
¿Ahí empieza Fulanito?
“En el 96 me puse a grabar Guallando y llamé Arsenio de la Rosa, –el papá de su esposa y de Winston, el producto del grupo– que es acordeonista, porque yo quería hacer mi propia versión de merengue house. Porque ellos lo hacían con trompetas, como merengue clásico pero yo quería llevarlo más para atrás, como el perico ripiao, la música folclórica de República Dominicana pero con hip hop”.
¿Cómo fue desarrollando esa música? ¿Qué referentes tenía?
“Especialmente Arsenio de la Rosa. El tiene varios acordeones, el colombiano, el del perico ripiao, tiene todos los tonos. Cualquier clase de música que queríamos hacer, él siempre estaba listo”.
A que cree que se debe la gran acogida que esa música tuvo en Colombia...
“Yo creo que tienen un buen gusto acá en Colombia, saben de música, porque nosotros lanzamos el tema en Nueva York y se pegó de una vez, en la República Dominicana fue un boom, pero no lo que esperábamos. Pero cuando llegó a Colombia fue el súper boom, y después de Colombia vinieron los otros países y empezamos a viajar por el mundo. Yo le doy muchas gracias a Colombia por eso”.
¿Qué pasó después con el merengue house? ¿Por qué se acabó?
“Yo creo que la juventud siempre cambia. Y el merengue era muy de fiesta, pero había un underground de reguetón y muchos estaban furiosos porque esa era la música como de la calle, pero la radio no los sonaba, porque eran bien calle.
Pero lo que estaba pasado en el underground con los jóvenes estaba por salir, y ya en el 99, 2000, ahí fue que entró el reguetón fuertemente y nunca miró para atrás.
Los jóvenes se enamoraron de la música más lenta, el flow más lento, porque es más hip hop que el merengue. Y después cuando ya entró Napster los sellos pararon de invertir en artistas porque ya no vendían discos. Y como los sellos no querían invertir el artista tenía que hacer todo solo, y lo que surgió de la calle fue el reguetón”.
¿Cómo le fue con el reguetón?
“Yo hice varios temas y traté de entrar, pero era difícil para alguien de Nueva York entrar en el reguetón, porque el único reguetón aceptado en Nueva York era de Puerto Rico. Tu no podías venir de ningún otro lado. Así estuvo por casi 10 años”.
¿Qué música quiere hacer ahora?
“Estamos en mejores tiempos. Ahora la música urbana es lo que está dominando, no es como antes, que éramos chiquitos, ahora somos los grandes. Además, no hay que depender de sellos, uno puede lanzar sus propios temas.
Cuando yo salí tenía que ir a un sello que gastaba casi 5.000 dólares para sacar un sencillo y tenía que estar firmado por alguien que invertir. Pero en estos tiempos no necesitas dinero, solo necesita creatividad e inteligencia para llegar a tus fans. La único es que hay demasiada música, justamente porque cualquiera la puede sacar. Todo el mundo puede tener un disco ahora.
Es bueno así, pero es malo en otros sentidos. Pero la gente es la que manda, porque ellos son los que consume”.
¿En qué va el disco?
Estoy componiendo y tratando diferentes ritmos. Me gustan los ritmos brasileros, los encuentro muy interesantes, me gusta la guaracha, el house, pero nunca voy a abandonar mi merengue, perico rapiao, como lo llamamos. Mi nuevo sencillo se llama Cinematográfico”.
Fulanito era un grupo pero usted era el único que cantaba ¿por qué?
“Porque en realidad yo siempre fui el autor de todo. Como yo soy rapero yo soy el que escribo todo y canta, hasta los coros yo los cantaba. Pero cuando terminé de hacer el primer disco de Fulanito, El hombre más famosos de la tierra, decidimos hacer un grupo porque vimos a Sandy & Papo, Ilegales, Proyecto Uno, que eran grupos, además en los temas hay muchas voces, parece que hay mucha gente como un grupo, entonces decidimos hacerlo con los amigos de nosotros, pues ni siquiera tenían que ser cantar porque yo ya había hecho lo que había que hacer”.