No hay fiesta en la que suene ese “échale vampiro” con cuatro acordes de guitarra y no logre que, al menos, un espíritu rebelde se despierte a brincar y cantar a todo pulmón: “me vale, vale, vale, me vale todo”.
Muchos salen a la pista, también los millennials. Poco importa que esa pegajosa canción de Maná tenga los mismos o hasta más años que ellos; nació cuando apenas daban sus primeros pasos, en algunos antes de que emitieran su primer llanto el 27 de octubre de 1992.
¿Dónde jugarán los niños? era el tercer disco de estudio del grupo mexicano Maná. Antes se llamaban Sombrero verde. El cambio se dio en 1987 cuando decidieron que ese nuevo nombre, que en polinesio significa energía positiva, los identificaría en ese despertar del movimiento mexicano de rock en español con bandas como Caifanes, Maldita Vecindad y Café Tacvba.
“El disco está lleno de himnos de fiesta, baladas poderosas, ska-punk e incluso activismo medioambiental”, reseñó la revista Billboard en el recuento los 50 mejores álbumes latinos de los últimos 50 años. Ocupó el puesto 35.
Fher Olvera como vocalista, César ‘Vampiro’ López en la guitarra eléctrica (por eso el échale vampiro), Iván González en el piano, Juan Diego Calleros en el bajo y Alex González en la batería eran los integrantes de Maná en 1992.
De ese trabajo salieron ocho sencillos, todos exitosos: Oye mi amor, De pies a cabeza, Como te deseo, Te lloré un río, Como diablos, Me vale, Cachito y Vivir sin aire. El disco los llevó de gira. Hicieron 268 conciertos y recorrieron 17 países, incluyendo Colombia.
Este trabajo se convirtió en un hito en la historia del rock latinoamericano, todo un fenómeno que marcó la globalización del grupo que nació en un garaje de Guadalajara. Alex hablaba en esa época de un deseo muy personal: que Maná fuera referente en la historia de la música en español. Estas canciones fueron el inicio para que ese sueño se hiciera realidad.
Pero no todo era éxito y fama para la banda. En medio de la gira de este disco y por diferencias profesionales, Iván y César dejan el grupo. “Por un segundo, el futuro de la banda y su tour estuvo en duda”, cuentan desde Maná en su página oficial.
Quedaban tres integrantes y consiguieron los refuerzos para terminar lo empezado y concluir los conciertos que ya estaban contratados. La banda, en 1995, hace una audición a más de 80 guitarristas de México, Argentina, Chile y Estados Unidos. En Aguascalientes, México, encuentran al talento que buscaban en Sergio Vallín y así, con él, se mantiene el grupo hasta hoy.
Después de ¿Dónde jugarán los niños? siguieron ocho discos de estudio y seis recopilatorios. Sumaron más canciones icónicas a su repertorio como Mariposa traicionera y Corazón espinado. Su historia musical ha estado siempre ligada a causas ambientales y críticas sociales en las que son abanderados.
Maná sigue vigente.
En septiembre de este año fueron el primer grupo latino en ofrecer dos conciertos llenos en el MGM Grand Arena de Las Vegas, Estados Unidos. El trabajo no para, a pesar de los años. La pasión por la música sigue intacta.
Han pasado 25 años de un disco inolvidable. La agrupación lo recordó en redes sociales con su portada original y una invitación a sus seguidores a elegir su canción favorita. Uno de ellos, Mauri Grossberger en Perú, respondió: “Te lloré un río es más. La pongo ahora mismo #VivaManá” .