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¡Levántate y baila!, el concierto de la Filarmed del que todos hablan

Los músicos profesionales de la orquesta ganadora del Grammy Latino tocaron de memoria y bailaron una pieza de Beethoven.

  • En ¡Levántate y baila!, un concierto que rompió esquemas, los músicos interpretaron sus instrumentos en movimiento y sin partitura. FOTO Esneyder Gutiérrez
    En ¡ Levántate y baila!, un concierto que rompió esquemas, los músicos interpretaron sus instrumentos en movimiento y sin partitura. FOTO Esneyder Gutiérrez
  • En el concierto la Filarmed estuvo acompañada por 20 bailarines del Ballet Metropolitano de Medellín y la compañía de Danza Contemporánea H3. FOTO Esneyder Gutiérrez
    En el concierto la Filarmed estuvo acompañada por 20 bailarines del Ballet Metropolitano de Medellín y la compañía de Danza Contemporánea H3. FOTO Esneyder Gutiérrez
26 de noviembre de 2023
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Después de los quince minutos del intermedio, se abre el telón y sobre el escenario del Metropolitano se ve a un grupo de músicos rodeando a David Greilsammer –el director titular de Filarmed–, que está acostado en el piso. Ni él ni los músicos ni los bailarines del Ballet Metropolitano y de la compañía H3, que se acercan apenas comienzan a sonar las notas de la obra En Do, de Terry Riley, están vestidos con la etiqueta convencional de los conciertos de música clásica.

Es más, la disposición del espacio parece más indicada para un show de baile o de teatro que para la presentación de una orquesta filarmónica: no hay sillas ni atriles ni está la tarima en la que el director conduce con su batuta el milagro de la música. Los bailarines mueven con sus manos a Greilsammer, intentan ponerlo de pie, pero el director regresa al piso, siguiendo los movimientos de la coreografía propuesta por Andrés Avendaño para este momento de ruptura en la historia de Filarmed y de la interpretación de la música clásica en Antioquia.

A mi lado, en la fila, hay tres jóvenes –de los treinta que estuvieron en la tarima en la primera parte del acto– de la Red de Músicas de Medellín. Hablan en voz baja entre sí, emocionados por lo que pasa frente a ellos. Y la emoción no es exclusiva de los intérpretes: una capa de asombro se extiende por las sillas del Metropolitano.

En el concierto la Filarmed estuvo acompañada por 20 bailarines del Ballet Metropolitano de Medellín y la compañía de Danza Contemporánea H3. FOTO Esneyder Gutiérrez
En el concierto la Filarmed estuvo acompañada por 20 bailarines del Ballet Metropolitano de Medellín y la compañía de Danza Contemporánea H3. FOTO Esneyder Gutiérrez

La gente no sabe si sacar del pantalón el celular para grabar el momento o dejar los ojos clavados en el movimiento de los músicos y de los bailarines. En un espectáculo de esta naturaleza el menor parpadeo hace que uno se pierda algo, que en la memoria cerebral no quede almacenado en su totalidad un hito de la cultura regional. ¿Parece una hipérbole, ocasionada por la admiración? Lo es y no lo es.

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En primera instancia, el arte –ese contacto eléctrico con la belleza– hace que el lenguaje racional recuerde sus limitaciones. Y, por otra parte, ese concierto tiene sobre sí la característica de la vanguardia. Según Greilsammer, es la primera vez que una orquesta profesional clásica de Latinoamérica hace un montaje de estas dimensiones.

Termina la obra de Ryley y comienza la Sinfonía N.8 de Beethoven. Detrás de bambalinas salen más músicos. Ahora en el escenario hay violines, violonchelos, violas, vientos y percusión. Greilsammer baila, mueve las manos, dirige, pero no se hace frente a los músicos, se ubica a un lado de ellos. Apenas hay un silencio, el público rompe la convención de aplaudir al final de toda la obra y aplaude y ovaciona lo que pasa en el escenario. Ya este evento dejó de ser un concierto de música clásica: ahora parece uno de rock o de rap. Corrijo: al quitarle los protocolos, este concierto nos recuerda a los asistentes el poder de la música clásica. Al fin y al cabo, estas composiciones han sobrevivido al juicio del tiempo y al paso de las generaciones.

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La nota final de la presentación le corresponde al público, que se pone de pie y lanza vivas. La gente sale del teatro, conversa de lo que ha visto. De lo que hemos visto. Mientras espero el taxi pienso en el inicio de este artículo. Se me ocurre este inicio: “Hay fechas que soy hitos. La del 25 de noviembre lo será para la música de Medellín. Y lo será porque 30 muchachos de la Red de Música de Medellín vieron que la música clásica es divertida, poderosa. Esta fecha tiene la relevancia para la ciudad que tuvo el día del escándalo nadaísta en la catedral metropolitana”. La comparación funciona porque en ambos hitos la ciudad se conectó con el mundo.

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