Mateo Palacios Corazzina, conocido en el mundo artístico como Trueno, hace parte de la “nueva generación” de cantantes argentinos, entre los que destacan voces como la de María Becerra, Duki, Emilia, Lit Killah, Nicki Nicole y Wos, quienes poco a poco se han posicionado en las plataformas musicales, se han ganado un espacio en las listas de festivales internacionales y, claro está, han cautivado a las nuevas audiencias en las redes sociales.
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El joven de 22 años, criado en La Boca, un barrio porteño de Buenos Aires, Argentina, es un abanderado de la nueva ola del talento sudamericano, fiel creyente de que con la música no solo puede expresar lo que siente, por lo que está pasando, sino “ser la voz de ciertas cosas”; como él mismo admite, –palabras más, palabras menos– darle visibilidad a su comunidad, esa que literalmente lleva tatuada en la piel.
Trueno creció entre las calles de la Comuna 4, la Bombonera, las batallas del Quinto Escalón y las tablas de los teatros... Y no es para menos, como quien dice “lo que se hereda no se hurta”, su madre, Juliana Corazzina, es actriz y su padre, Pedro Palacios, apodado “Peligro”, es cantante; sin embargo, la estirpe artística se remonta incluso hasta la generación de su abuelo, Yamandú Palacios, referente del canto popular en Uruguay.
Y todo hay que decirlo, el “bichito del arte” siempre estuvo presente en la vida de Trueno y, tal vez, a diferencia de otras familias un poco más conservadoras, fue respaldado incondicionalmente por sus seres queridos en ese sueño de ser artista.
Cuando competía en freestyle, ensayaba codo a codo con “Peligro”, para luego batallar en las “plazas”, lo que más adelante le permitió llegar a espacios como Red Bull y FMS. Y aunque era uno de los Mc’s argentinos más reconocidos por su fluidez y destreza para rimar, decidió inclinarse por la música, por escribir “trabajos de largo aliento”. Fue ahí cuando dio el saltó de la improvisación al canto, de las batallas a los escenarios... Y es que hasta en Dinamarca, un país al “otro lado del mundo”, en donde ni siquiera tienen al español como su lengua materna, se ha presentado con su crew.
De hecho, recientemente, Trueno aterrizó en Colombia y puso a brincar, bailar y disfrutar con sus temas a los asistentes del Festival Cordillera, evento que se realizó en el Parque Simón Bolívar de Bogotá y fue todo un homenaje a los artistas latinoamericanos.
EL COLOMBIANO conversó con él acerca de su inspiración para hacer música, su tercer álbum: El último baile, las nominaciones a los Latin Grammy y sus proyectos a futuro.
La familia y el freestyle
Trueno, ciertamente viene de una familia artística: su papá es cantante y su mamá actriz, pero ¿cómo nace en usted el sueño de dedicarse a la música?
“Me crié con arte y con música por todos los lados de mi familia: mi padre, mi madre, mis abuelos, mis tíos... Todos músicos, artistas, instrumentistas, cantantes o actores, pero mucho arte rodeándome en mi infancia, entonces, fue como que en un momento de mi vida me di cuenta que el arte me había creado y que era lo que me gusta, que con él quería comunicar algo al mundo. Me enamoré del hip hop gracias al ‘Peligro’, pero toda mi familia es parte”.
Ahora bien, realmente usted comenzó improvisando en las plazas hasta convertirse en un referente argentino del freestyle, ¿cómo fue esa transición entre las denominadas “batallas de gallos” y ahora los escenarios?
“Para mí, pasó todo demasiado rápido, fue como muy acelerado, pero también muy lindo, un camino muy lindo, un ambiente de gente muy ‘piola’, el freestyle y el hip hop argentino siempre han sido muy unidos, como todos yendo para el mismo lado. Después cuando empecé a escribir y a hacer música me di cuenta de que tenía algo más para decir y para aportar. Quería representar a cierta gente y ser la voz de ciertas cosas, así que me encontré musicalmente en eso y ahora estamos explorando también la música con desafíos nuevos y tratando de seguir aprendiendo”.
La llegada a los estudios
Tal vez -ya no se sabrá con certeza- Trueno se despidió de las “batallas de gallos” en uno de sus mejores momentos, en el que con ingeniosas rimas cautivó a multitudes y a jurados, en el que con su flow atrajo y motivó a niñitos a incursionar en un arte que requiere bagaje lingüístico y agilidad mental.
El pibe de La Boca tuvo un nivel sólido durante todo el 2019, tanto así que se llevó para su casa el título de la Red Bull y la FMS Argentina. Pero luego de un año lleno de triunfos gracias al freestyle, “se quitó las espuelas”, tomó el lápiz y el papel -muy probablemente las notas del celular, un clásico de las nuevas generaciones- y se “amañó” con los micrófonos en los estudios.
En cuestión de casi cinco años publicó tres álbumes: Atrevido, Bien o Mal y El último baile, ¿de dónde vino la inspiración para estas tres entregas?
“Para mí son muy diferentes los tres álbumes. Atrevido es mi primer álbum biográfico, habla del lugar donde yo nací, de la Boca, de mis códigos. En Bien o Mal traté de hacer una fusión entre el hip hop y la música argentina y sudamericana. El último baile es una entrega puramente hip hop, que es una de las cosas que me crió y me dio mi identidad como persona. Entonces, cada álbum es todo un proceso muy diferente, muy propio, con un norte muy marcado y eso es lo que trato hacer yo con cada obra: dedicárselo a algo de mi vida que fue importante en el pasado, que me crió, que estuvo ahí”.
No es coincidencia entonces que El último baile saliera a la luz este 2024, como rindiéndole una especie de homenaje a los 50 años de la historia del hip hop. Así como tampoco es coincidencia que esté colmado de detalles de, como le decimos los colombianos, “fina coquetería”, que le hacen guiños a la cultura que lo acompañó desde la cuna, que lo arropó y que lo forjó.
Por ejemplo, solo por decir unos cuantos para que se anime a escuchar esta oda al hip hop, en la canción Pull Up aparece la voz de Sean Paul, uno de los ídolos de infancia de Trueno; en Tranky Funky menciona “Whoopty Wop” de T-Nutty, y cómo obviar el hecho de que la carátula del disco sea en sí misma un “abrebocas” de su composición musical, pues gráficamente es muy al estilo de Ready to Die de The Notorious B.I.G. o Tha Carter III de Lil Wayne.
Podría decirse incluso que cada uno de los temas le dan estructura y sentido a la narrativa de esta tercera entrega de Trueno, pero ¿cuál cree que es para usted la canción más significativa de este álbum?
“Puede ser Rain III, que es como la única canción del álbum que habla por demás del movimiento del hip hop, algo más personal y más íntimo. Pero para el proyecto en sí, la que le dio la visibilidad al álbum y la que llevó a El último baile a donde está es Real Gangsta love y, obviamente, Tranky Funky también está ahí, que son las que elige la gente. Pero la personal es Rain III”.
Y es que, como menciona, en El último baile hay una canción que se hizo viral en TikTok, Real gangsta love, en la que colaboró con Salomé Brun, una artista paisa, ¿cómo fue ese proceso?, ¿hay por ahí algún otro proyecto juntos en mente?
“Enamorado del acento colombiano de Medellín. Tratamos de rendirle homenaje a la pareja latina de barrio. Real gangsta love trata de lo que uno siente y hace cuando no tiene nada, pero le quiere dar todo a su pareja y a su amor por así decirlo. Queríamos meter unos coros femeninos, una conversación con una voz femenina y se nos ocurrió que el acento de medallo era el que más representaba como la ‘raza latina’ a nivel mundial. Y bueno, quedó increíble”.
A propósito de todo lo que ha pasado con su álbum más reciente, nos enteramos que está nominado a los Latin Grammy por Mejor Fusión/ Interpretación Urbana por Tranky Funky y Mejor Álbum Música Urbana por El último baile. ¿Qué se siente llegar a esta instancia siendo tan joven?
“Súper ‘zarpado’. Los Latin Grammy es algo que uno de chiquito ve como ‘muy arriba’, muy lejos de llegar. Estoy agradecido, ha pasado todo muy rápido, pero se han logrado cosas que a veces uno ni siquiera se imagina. Lo que más contento me pone es que siempre pasa con las canciones más representativas de lo que a mí me gusta. Había estado nominado con Dance crip, en su momento, una canción de hip hop, hoy en día con Tranky Funky y el álbum en general. Siento que, por suerte, en mi proyecto la academia valora lo que a mí me gusta, más allá de lo que suena mucho, lo que es más viral y eso es lindo porque es llegar a esos lugares grandes con lo que más lo representa a uno”.
Aunque, valga la aclaración, no es la primera vez que se perfila a ganar un premio por sus trabajos musicales, en 2023 fue el artista con más nominaciones en los Gardel, los tradicionales galardones de la música argentina, y no se fue en limpio, el rapero se llevó cuatro estatuillas, una de ellas de Oro por su álbum Bien o mal.
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Al preguntarle que cómo se ve en tres años dice en voz alta: “2027” y se ve en giras y conciertos, “espero que haciendo un show grande aquí en Medellín o en Colombia, espero que con algún disco más sacado. Ya sé que lo que más me gusta es hacer música y tocarla en vivo, así que es como lo único deducible de mi vida si te lo planteo desde lo personal. Pueden pasar muchas cosas, se pueden presentar nuevas oportunidades, la música puede cambiar, pero sí voy a estar haciendo música y girando”.
Y solo por curiosidad... ¿Se cerraría a alguna posibilidad de tal vez más adelante actuar?
“Me encantaría. Me gustaría actuar, siento que necesita mucha dedicación, mucho tiempo, tendría que dejar un poco quizá la música de lado y es algo que, por ahora, no podría hacer conmigo mismo, dejar la música. Un poco trato de sacarme ese capricho en mis video clips y actuar en mis propios videos, pero me gustaría interpretar un personaje”.