La carrera musical del nuevo director artístico de la Orquesta de Richmond, Indiana, comenzó a casi cuatro mil kilómetros al sur de esa ciudad gringa, en Donmatías, un municipio del norte antioqueño. A mediados de los noventa Andrés Lopera descubrió el trombón en las clases que recibió en su pueblo natal, en el marco de un proyecto de la gobernación de Antioquia. “Hasta entonces yo no conocía ningún instrumento. En clase me dijeron: acá hay un trombón. Trabajar con ese instrumento me ayudó mucho a desarrollar el oído”, dice Lopera desde Columbus, Ohio, donde hace las veces de director asociado de la orquesta de la ciudad.
Le puede interesar: Viaje al interior de Filarmed, orquesta ganadora del Grammy Latino
El proceso de selección que lo llevó a ser el segundo colombiano en ocupar el cargo de director titular de una orquesta clásica de los Estados Unidos —el primero fue el maestro Andrés Orozco-Estrada— tardó dos años en llevarse a cabo y contó con la participación de numerosos aspirantes.
El inicio de los oficios de Lopera al frente de los asuntos musicales comenzará el 1 de julio de este año y será un paso importante de una trayectoria musical que no ha seguido a pie juntillas el libreto de los músicos clásicos. Y ha sido así porque Lopera ha combinado sus estudios formales con participaciones en conjuntos de salsa, reggae y merengue y ha pisado escenarios diferentes a los teatros de la etiqueta convencional: con su trombón ha estado en recitales dentro de la cárcel de Bellavista y en la tarima de Rock al parque, el evento más importante en el calendario de los roqueros colombianos.
Andrés es egresado de música de Eafit, donde siguió los énfasis de dirección y trombón. Y tiene dos maestrías de universidades estadounidenses: la primera en trombón en The University of Texas at Austin y la otra en dirección en New England Conservatory of Music.
Las puertas del primer claustro se le abrieron en Argentina, país al que viajó en 2006 para participar en Trombonanza, un proyecto que busca afinar las habilidades de los intérpretes del trombón. Ese año uno de los invitados internacionales fue el profesor Nathaniel Bricken, un profesor estrella de la música en Texas. El último día del evento, Andrés le pidió un rato en su agenda para que lo escuchara desplegar su talento con el instrumento. El estadounidense aceptó y, tras escuchar las habilidades de Andrés, lo invitó a seguir sus estudios en los Estados Unidos. “Aprende inglés y te vienes a estudiar conmigo en Austin”, me dijo.
Desde su llegada al país del norte el antioqueño ha vivido en diferentes lugares y se ha granjeado un nombre en el circuito de la música clásica allá. Hace parte del grupo de colombianos que a punta de talento y disciplina ha cosechado aplausos de parte del público y la crítica gringos. “Aunque soy el segundo colombiano en ocupar el cargo de director titular hay otros compatriotas que tienen una interesante carrera acá. Están Andrés Felipe Jaime, Lina Granados, Andrés Franco”, dice.
Le puede interesar: Con 79 años, Roger Waters le devolvió al rock su energía contestataria
“Estudié música por el encuentro con la gente, por la sensación de felicidad que se experimenta con la música”, dice Andrés, que desde hace años no esgrime la batuta en los escenarios colombianos. Mientras el reencuentro con el público nacional ocurre dedicará todas sus energías a darles vida a las partituras de los grandes de la música de todos los tiempos.