Pedrito a caballo es la obra que más le gustaba al maestro Fernando Botero. La que más quería, pero también la que más dolor le causaba. Fue una pintura en la que plasmó el amor, pero también el dolor, el dolor de perder a un hijo.
Pedrito, el hijo del maestro, falleció en un accidente, cuando estaba pequeño. Solo tenía cuatro años. En unas vacaciones en 1974, cuando iba con su familia en un carro entre Sevilla y Córdoba, en España, un camión perdió el control y los estrelló. Pedrito murió inmediatamente.
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El maestro también resultó herido. “A mí me operaron las manos, nada del otro mundo comparado con lo que pasó. No pude pintar por dos meses”, contó en una entrevista con EL COLOMBIANO.
Y cuando volvió a empuñar un pincel, en París (Francia), lo hizo para pintar a su hijo, para soltar el dolor de su pérdida.
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“Cuando comencé, lo primero que pinté fue ese cuadro. Increíble que haya salido con tan buena técnica y sobre todo tan luminoso. Se ve que le puse todo el corazón”, dijo sobre la icónica pintura que tardó tres meses en retratar.
El Museo de Antioquia, donde está exhibida la obra y en el que además, hay una sala que lleva su nombre y es dedicada a los niños, describe a Pedrito como una pintura que, “además de presentar al niño en un caballo de juguete, muestra en los ángulos inferiores dos dolorosas escenas: la del padre viendo a su hijo muerto, y la de los padres de luto en la casa vacía”.
Botero pintó a Pedrito a su estilo, aumentando la masa de las figuras para darles volumen, peso y realidad. “El cuadro de Pedrito sigue siendo mi favorito”, dijo.
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Pero la memoria de Pedrito no solo está plasmada en la pintura favorita del artista y en la sala del Museo de Antioquia, su nombre también lo lleva el concurso de cuento Infantil Pedrito Botero, que este 2023 llegó a su edición 19 y que era apoyado por el maestro Botero.
Fernando Botero murió este viernes, 15 de septiembre en Monte Carlo, Mónaco, tras estar cinco días hospitalizado y en estado crítico por una pulmonía, confirmó su hija, Lina Botero.
Su ultima morada será Pietrasanta, una villa al norte de la Toscana italiana donde el artista tenía uno de sus estudios. Además, de estar ligado a sus obras, fue un lugar muy importante para él, como para Sophia Vari, su esposa, quien murió el pasado mes de mayo y está sepultada en ese lugar, “en un cementerio pequeño, bellísimo, a las afueras del pueblo”, contó Lina Botero.