El novelista y traductor español Javier Marías falleció a los 70 años. Se fue con su corazón blanco, en horas de la tarde de Madrid —la capital que lo vio nacer en la década de los 50—, luego de unas complicaciones de salud derivadas de una neumonía.
Desde agosto había sido noticia. Su sello editorial Alfaguara, con la que publicó casi que toda su obra, compartió que se encontraba hospitalizado y en coma por una afección pulmonar. Este domingo Alfaguara lamentó el fallecimiento de uno de los escritores españoles con más influencia en la actualidad: “Se fue nuestro gran autor y amigo Javier Marías”.
El escritor —que habría cumplido 71 años el 20 de septiembre— fue sin duda, durante gran parte de su vida, un candidato al premio Nobel de Literatura por su prosa inconfundible, retadora y fascinante. Tanto se mencionó esto que la escritora Rosa Montero lo recordó luego de enterarse de su muerte. “Para mí era el mejor candidato para el Nobel en la España actual. Qué tremendo”.
Su estilo literario
El novelista es el nombre relevante de la narrativa española del fin del franquismo y el inicio de la democracia. En sus novelas se combinan las influencias de Marcel Proust y de William Shakespeare —de la obra de este último, Marías tomó versos para titular sus libros—.
Las historias de sus novelas le suceden a personajes de clase media alta, casi siempre con una exquisita formación intelectual y académica. En todos sus libros la voz del narrador es una muy parecida a la de Marías: se deleita con las digresiones y sabe sacar del sombrero el matiz inesperado.
Aunque se suele hablar de la erudición y la complejidad como rasgos de su obra que pueden alejar a los lectores de su narrativa, sus historias suelen ser magnéticas.
“El universo narrativo de Javier Marías es tan retador como fascinante y una vez se empieza a entrar en él hay un magnetismo que hace difícil abandonar sus páginas llevando al lector a darle tantas oportunidades como sean necesarias”, agregó Juan Felipe Gómez, periodista y escritor. Luego de entender esto se puede disfrutar de una prosa sofisticada “en la que las digresiones y la hondura psicológica son determinantes”.
El legado de Javier Marías
Tenía apenas 20 años cuando se publicó su primera novela, Los dominios del lobo, en 1971. El reconocimiento por su obra novelística no le llegó hasta su quinta publicación El hombre sentimental, con el que ganó el premio Herralde en 1986. Dedicó toda su vida a la literatura, tanto así que murió con dieciséis novelas publicadas en más de 60 países y traducidas a 46 idiomas. Su última , en 2021, fue Tomás Nevinson, una continuación de su libro Berta Isla.
Su obra más ambiciosa es la trilogía Tu rostro mañana (2002) compuesta por Fiebre y lanza, Baile y sueño, Veneno y sombra y adiós.
Otras obras reconocidas del novelista fueron Corazón tan blanco (1992), Todas las almas (1989) y Negra espalda del tiempo (1998).
La literatura no fue lo único que estuvo presente en la vida de Javier Marías. Colaboró con frecuencia en diarios como El País, de España, y Letras Libres, de México, explorando unas narrativas distintas que complementaban y enriquecían la escritura hispanoamericana.
“Durante décadas sus columnas, ensayos y comentarios sobre libros han brillado en las páginas de los principales diarios españoles, manteniendo viva la lengua castellana con piezas que conjuran su enorme cultura, la curiosidad del lector y un pulso narrativo deslumbrante”, recordó el escritor y periodista.
Marías entendía las emociones humanas. En su obra Los enamoramientos (2011) ahondó en las transformaciones de los humanos cuando sienten amor y que aunque muchas personas lo buscan, puede ser letal para los humanos: celos, rabias, resentimientos, tristezas.
Sus reconocimientos
Era uno de los escritores más importantes de España. El conjunto de sus ficciones mereció numerosos premios internacionales, entre ellos el venezolano Rómulo Gallegos por su obra Mañana en la batalla piensa en mí.
Los libros de Marías se sostienen en una voz narrativa que interviene, reflexiona, enfoca los acontecimientos. Nunca se presentan los hechos solos, vienen acompañados de un apunte o de un chispazo de lirismo.
También era conocido por ser un escritor que no le gustaba aceptar los premios. Uno de ellos fue el Premio Nacional de Narrativa en 2013. Señalaba que no aceptaría premios institucionales porque, según el diario español El País, “le parecía que si su padre (el filósofo Julián Marías) no había obtenido ninguno, él no debería aceptar otro”. Tampoco quería comprometer su independencia frente al Estado aceptando esos reconocimientos.
Era un hombre al que no le gustaba dar entrevistas: “Si uno a veces no le diría la verdad ni al juez, ¿por qué habría que decírsela al primero que se presentase en su casa con un bolígrafo o un magnetófono?”, escribió en 2021.
Javier Marías se fue sin darse cuenta, pero su legado quedó escrito.
