Por estos días el Archivo General de la Nación ha saltado de las páginas culturales a las de los debates sociales por cuenta de una polémica desatada por las cartas abiertas del historiador Sergio Mejía. La primera –con el elocuente título Nos robaron el Archivo General de la Nación– denuncia en poco menos de tres mil palabras la –en opinión de Mejía– caída en desprestigio de una entidad que llegó a ser “el archivo histórico nacional más moderno de América Latina, y comparable con los mejores de Europa”.
Escrita con el tono de la diatriba, la carta circuló entre el gremio de historiadores colombianos y provocó un sismo cuyas ondas expansivas han llegado hasta el mismo ministerio de cultural, entidad a la que pertenece el Archivo.
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¿Qué motivó la andanada de Mejía? Según El País de España, el hecho que se le haya negado el acceso a un material relacionado con sus investigaciones del siglo XIX. EL COLOMBIANO consultó a varios historiadores sobre las políticas de préstamos y muchos coincidieron que la política reciente del Archivo General de no permitir la consulta de documentos que estén microfilmados o digitalizados tiene una doble arista. Por un lado, conserva los archivos en buen estado, pero, por el otro, dificulta las investigaciones de los académicos.
Al respecto, en este punto una de las fuentes hizo una comparación que ilustra el malestar de los expertos: “Un archivo sin catálogo ni investigación es un simple depósito”.
Pronto la discusión sobre el Archivo General de la Nación incluyó el tema del cambio de las plataformas. Hasta mediados de 2017 el Archivo contaba con el servicio de la plataforma ArchiDoc, hecha por expertos de Informática de El Corte Inglés, con la colaboración de IBM España, Microsoft y la Fundación Ramón Areces, le contó a EL COLOMBIANO un funcionario de larga carrera en el Archivo General.
Varios testimonios confirman que el funcionamiento de ArchiDoc era el deseado para las necesidades de los investigadores, en particular de aquellos que viven fuera de Bogotá. Allí cualquiera podía consultar una enorme cantidad de información.
Sin embargo, la directiva del Archivo de ese año decidió no actualizar ArchiDoc sino montar otra plataforma, esta vez llamada Archivo Digital Nacional (Adn). Y justo ahí las cosas comenzaron a fallar en una entidad modelo.
Uno de los problemas más críticos que señalan los investigadores es el colapso de la plataforma digital ArchiDoc, un sistema de repositorios que, tras varios fallos intermitentes desde 2021, colapsó en 2023. Adn, que se presentó como la solución, no sustituyó adecuadamente las funciones de la primera.
La molestia por el cambio de plataforma ha sido tal que los profesores María José Montoya, Daniel Gutiérrez, James Torres y Carlos Díaz no dudaron en llamar en una carta pública a Adn “un típico elefante blanco en el que se han dilapidado cientos de millones de pesos sin obtener ningún resultado, según los hallazgos de la Contraloría General de la Nación. Llevamos más de 500 días sin una plataforma documental y no ha pasado nada, absolutamente nada”.
Estos elementos –las restricciones a los documentos y el aparente fracaso en las plataformas de consulta remotan– crearon una tormenta que ha puesto al Archivo General en la mitad del escenario de la discusión pública. Para muchos de los consultados, este es otro ejemplo de la acción de la burocracia, que cambia algo que funciona –ArchiDoc– por algo que resulta siendo un tiro al aire –Adn–.
El profesor Daniel Gutiérrez, autor de estudios sobre el siglo XIX, sintetiza el asunto: “El archivo tenía una cosa que funcionaba muy bien y que atendía mucha gente, era una herramienta democrática tremenda y una herramienta de trabajo muy importante para todos, para estudiantes que están en el exterior, para estudiantes que no vienen en Bogotá. Esa herramienta ya no existe”.
La respuesta institucional
EL COLOMBIANO conversó telefónicamente con Francisco Javier Florez, director del Archivo General de la Nación.
¿Qué ocurrió con ArchiDoc y Archivo Digital Nacional?
“Archidoc dejó de actualizarse en 2016 y, como sabrán, las tecnologías tienden a volverse obsoletas. Aunque ArchiDoc funcionaba, lo hacía con múltiples fallas. En mayo de 2023, colapsó por completo, y a su vez, Archivo Digital Nacional no estaba preparado para asumir la carga, ya que no tenía la capacidad proyectada. En diciembre de 2023, Archivo Digital Nacional también sufrió fallos significativos, particularmente en la subida de información”.
¿Qué encontró usted al llegar al Archivo General de la Nación?
“Al llegar, encontramos que varios de los sistemas de información estaban desactualizados, algunos incluso obsoletos. Parte de lo que se había trabajado se estaba haciendo de manera manual, como la radicación de requerimientos ciudadanos. Hemos iniciado un plan de mejoramiento, el cual incluye la implementación de Archinova, un nuevo sistema de gestión de documentos electrónicos que lanzamos en diciembre de 2024”.
Finalmente, ¿qué se puede decir sobre las decisiones tomadas por los anteriores directores?
“Lo que puedo decir es que, a partir de 2017, se tomó la decisión de avanzar hacia Archivo Digital Nacional. Sin embargo, no hubo una gestión del cambio adecuada para socializar este sistema y garantizar su uso por parte de los investigadores. Esto dejó una brecha de conocimiento que estamos tratando de cerrar ahora”.
