Un perro equilibrado parte de la base del bienestar animal y esta no tiene que ver sólo con la parte física, es decir, que la mascota tenga un peso ideal, pelo brillante, buena salud oral y que sea en definitiva un perro sano, “también es muy importante la salud mental, animales libres de estrés, de ansiedad y de miedo y la parte natural, que se le permita al perro ser perro”, asegura Carolina Alaguna, veterinaria y etóloga.
La doctora Alaguna, quien también es asesora científica del programa Pedigree Adóptame y Sebastián Kombariza, de la fundación razas únicas de Bogotá trabajan con los animales en los refugios para que encuentren el equilibrio y puedan ser dados en adopción. Ambos entregan algunas claves para que su perro sea una mascota equilibrada en todo sentido.
1. La alimentación y la actividad física
Estan relacionadas y son las primeras y más importante señales de estabilidad en un perro. Que la mascota esté en el peso ideal es la meta y ese peso ideal lo debe consultar con el médico veterinario ya que varía de acuerdo a la raza. Un perro con sobrepeso o demasiado delgado ya es un perro desequilibrado. La tenencia responsable de mascotas incluye darle los nutrientes que requieren en las raciones precisas, sea la dieta que elija es importante que tenga muy claro cuántos gramos de comida les da al día y dividido en cuántas porciones. Pero si su perro come y no hace ejercicio, no mantendrá el peso óptimo. Por eso que la mascota tenga una adecuada actividad física es una obligación para el dueño de la misma.
La idea es que salga a hacer ejercicio mínimo dos veces al día. Puede salir a caminar o correr, permitirles nadar, tener juegos con otros perros y la intensidad del mismo dependerá de la etapa de vida en la que se encuentre, además de la raza.
Tenga en cuenta además que con los años las mascotas cambian, son menos activas, más dormilonas y se debe verificar con más cuidado su alimentación. Consulte con su médico las variaciones que debe tener en cuenta a la hora de comer y ejercitarlos cuando lleguen a la etapa geriátrica. (Lea aquí: El cuidado de las mascotas viejas).
Lea aquí: Cómo cuidar a las mascotas viejas
2. Buen trato y educación
Un perro equilibrado obedece, no presenta signos de ansiedad, no tienen hiperapegos (persigue al dueño todo el día y no es capaz de estar solo), no es exagerada su sensación del miedo y tampoco tiene síntomas de agresividad.
Educar a un perro es básico en la tenencia responsable de mascotas. Es importante que los dueños tengan en cuenta que la mascota debe socializar con otros perros y también con personas diferentes a su núcleo familiar.
Si tiene un perro intenso la recomendación de la etóloga es que mientras esté intenso no le preste atención, como si fuera un niño, para que él entienda que tendrá el interés del dueño siempre y cuando esté calmado. “Ellos entienden que se relacionan a través de la tranquilidad y no a través de ese comportamiento ansioso”.
La idea es hacer ejercicios con ellos, entrenarlos en obediencia básica como sentarse, echarse
3. Permitírles ser perros
Un perro no es humano y eso pareciera que no lo han entendido muchos dueños. Ellos deben ejercer sus comportamientos de especie, tener actividades naturales de los animales como correr, socializar con otros perros, vivir en manada y tener un líder que lo guíe.
El hiperapego (apego excesivo) se da cuando la mascota depende tanto del amo que no es capaz de permanecer sin este. Esto no es un comportamiento adecuado y genera desequilibrio. Los dueños no deben sobreproteger tanto a las mascotas para que no se conviertan en inestables.
Tanto al salir de casa como al regresar, tenga una actitud tranquila. Es recomendable no despedirse ni llegar con alboroto para no desencadenar ansiedad. Los saludos deben ser cortos y en la salida hay que evitar preámbulos.
Vestirlos tampoco es algo recomendado. Los perros tienen la piel y el pelaje ideal para sobrellevar el frío, si es el caso, ellos mismos buscan calentarse con alguna cobija que haya en su cama. Ponerles ropa en un día soleado no es recomendable porque se genera un calor de más que puede ser perjudicial para su salud.