Arrancó un nuevo capítulo para la Orquesta Filarmónica de Medellín. A partir de este lunes 24 de mayo, María Catalina Prieto se desempeñará como la nueva directora ejecutiva de la corporación. Fue designada por el Consejo Directivo de Filarmed, para dar continuidad a un trabajo que viene desarrollando al interior de la orquesta desde septiembre de 2017. Hasta la semana pasada fue subdirectora de programación artística y trabajó de la mano de Ana Cristina Abad, quien en febrero se retiró de la dirección ejecutiva para asumir otros retos profesionales.
“Este ha sido el sueño de mi vida, me he formado y me he preparado para esto”, contó la nueva directora en conversación con EL COLOMBIANO. Ella agradece que cada persona que ha estado en su camino haya aportado para que esto se dé. “Cuando uno llega a conseguir el sueño, en el camino se ha logrado beneficiar a tanta gente, en gran medida gracias a los músicos. Ellos son el recurso más importante que he tenido en mi vida. Mi carrera no la habría podido lograr sin encontrarme con grandiosos músicos que se han prestado para todas las locuras que nos hemos inventado en estos 15 años”.
Prieto también es música de la Universidad de Los Andes, aunque habiendo egresado del programa se percató de que quizás en su carrera no tenía que estar atada a presentarse sobre un escenario. Supo que podía contribuir a las instituciones culturales a través de la gestión y la administración, fusionadas con la sensibilidad de un artista. Se especializó en Políticas Culturales en la Universitat de Barcelona en 2007 y posteriormente cursó el Máster en Gestión de Empresas e Instituciones Culturales de la misma institución.
Entra al cargo con otra victoria más, fue escogida como una de las cinco fellows (académicas) de DeVos Institute of Arts Management en Estados Unidos, un programa que se enfoca en acompañar y guiar ejecutivos y directivos de entidades culturales en los procesos que adelantan con las organizaciones que representan. Prieto fue escogida entre 300 postulantes de todo el mundo.
Un cúmulo de experiencias
El recorrido profesional ha sido largo, le ha tomado más de 15 años llegar al puesto que hoy asume y la música ha sido la que la ha movido varias veces de lugar.
Creciendo en Bogotá, como María Catalina es la menor entre tres hermanos –mucho mayores que ella– era normal que a ella la metieran en cuanto curso estuviera abierto durante las vacaciones. Pasó por los deportes, la programación y a pesar de que nadie en su familia era músico, esa fue la actividad que se terminó quedando con ella por un tiempo indefinido. “Descubrí en la música una manera de relacionarme con la gente”, dijo. El instrumento que empezó a estudiar cuando niña fue la flauta traversa, que la siguió acompañando cuando se formó como profesional.
Cuando se dio cuenta de que la suya no era una vida que quisiera girar en torno a “los ejercicios de nota larga”, hizo parte de varias agrupaciones corales como el Coro Juvenil Andino o el Coro Mundial de Jóvenes de la Unesco, donde se le abriría el mundo y recibiría las primeras nociones de lo que era la gestión cultural.
Su vida laboral arrancó oficialmente en Bélgica donde hizo su pasantía como parte del equipo del Centre International pour la Musique Chorale. Siguió conectada al ámbito de los coros en la OpusChoral en Francia y posteriormente, de regreso en Colombia, hizo parte de la coordinación del Plan Nacional de Coros en convenio con el Ministerio de Cultura.
Se desempeñó como Especialista en Asuntos Culturales de la Embajada de Estados Unidos en Colombia y posteriormente entró de lleno en el mundo de las orquestas. Se vinculó con la Filarmónica de Bogotá donde pasó casi cuatro años. Allí empezó como directora de Música Académica, y escaló hasta tomar las riendas de la subdirección sinfónica.