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¿Usted conoce todos los gentilicios en Antioquia? así se inventaron

  • ilustración Elena ospina
    ilustración Elena ospina
21 de febrero de 2020
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Los nacidos en Peque no son pequeños ni mucho menos pecadores, los de La Estrella no son estrellados y los de El Retiro, aunque parezca, no son retirados.

Sus gentilicios, palabra que proviene del latín gentilicium, que era el nombre del linaje al que pertenecía un varón en la antigua Roma, son pequenses, siderenses y guarceños. Nada fácil de adivinar.

Estos adjetivos o sustantivos definen la pertenencia de una persona a un lugar y se utiliza desde hace siglos, aunque en su origen tenía otro sentido: destacar la ascendencia de las familias.

Su conformación, casi siempre a partir de sufijos, no responde a ninguna norma gramatical tal y como lo aclara el periodista Juan David Villa, experto en temas de gramática y ortografía y quien escribe de este tema para este diario.

“Lo que hay es una lista de terminaciones y cada pueblo las elige, es un fenómeno básicamente cultural, tampoco hay un patrón o una tendencia para elegir ese sufijo ni la gramática de la RAE (Real Academia de la Lengua Española) lo menciona”, precisa el comunicador.

En ese concepto coincide Luz Stella Castañeda, académica de la Universidad de Antioquia. Ella señala que no hay normas ni reglas que regulen la conformación de los gentilicios. Los sufijos más comunes son eño (envigadeño), ense (caldense) o iano (segoviano).

La Fundeu (Fundación de la agencia Efe, asesorada por la RAE) explica que en sí no hay reglas fijas para estructurar los gentilicios, aunque recomienda la fórmula raíz o lexema más el sufijo o morfema. Por ejemplo, del nombre Quito (Ecuador), más los sufijos o terminaciones –eño– y –ense–, resultan quiteño y quitense. Las dos son correctas, ya depende del quién.

Lo demás son temas culturales de apropiación: por uso. “Cuando los moradores de un pueblo desean adoptar un solo gentilicio, les corresponde a sus autoridades decidir cuál es la denominación con la que más se identifican o sienten más cercana y que desean usar de manera oficial”, resalta la Fundeu.

Como de otro mundo

Curiosidades como las de Peque, La Estrella o El Retiro hay varias más en otros municipios de Antioquia. Por ejemplo, los de Yolombó, en el Noroeste, son yolombinos, mientras que los de San José de la Montaña, en el Norte, son josefinos. Los de Carolina del Príncipe son carolinitas; los de Andes son andinos, y los de Santo Domingo son dominicanos, al igual que los de la capital de República Dominicana, la isla del Caribe.

La regla que sí aplica, señala Juan David, es que los gentilicios se escriben en minúscula “porque no son nombres propios”.

Estos igual cambian de acuerdo con la región o el país. Por ejemplo, los de Santa Fe de Antioquia son santafereños, mientras que los de la provincia argentina son santafecinos. También sucede con los de Santander, en el Oriente colombiano, que son santandereanos, en cambio los de España son santanderinos o santanderenses.

Curiosidades

En el caso del gentilicio de El Retiro (guarceños), la explicación es que en esa zona del Oriente antioqueño explotaban las minas de cuarzo. En un artículo de La Prensa Oriente reseñan que una de las teorías del porqué de la pronunciación guarzo y no cuarzo es que el origen de esta segunda palabra procede del alemán quarz, en la que “la cu (q) tenía un sonido que para los españoles de la época sonaba parecido a una mezcla de la c y la g, por lo que en aquel periodo colonial se castellanizó como guarzo”.

Villa, por su parte, comenta que el gentilicio de La Estrella le parece muy “raro y bello”, porque lo normal es tomar la identificación del nombre del lugar, del topónimo, “pero en este caso no adoptaron el nombre, sino la etimología, algo que me parece muy bonito e inteligente”.

Según el punto en el mapa

Entre los 125 municipios que conforman el departamento de Antioquia, varios de ellos tienen dos y hasta tres formas de identificarse.

Son los casos de San Jerónimo, que son conocidos como jeronimita, san jeronimeño o san jeronimero. También aparece Heliconia, cuyos nativos son heliconenses, heliconianos o heliconitas. Puede elegir.

Mención aparte merece Arboletes, en Urabá, que tiene cuatro gentilicios: arboletense, arboletero, arboletino y arboletiño.

En Antioiquia son muy comunes los nombres compuestos: hay 11 san, tres santas y un santo, y la mayoría de ellos conservan el prefijo para la construcción del cómo llamarlos.

Ellos son sanjuanero, sanluisano, sampedrense, sampedreño, sanrafaelita, sanrocano, sanvicentino, santabarbareño, santafereño y santarrosano. Los únicos que se salen de la norma son los dominicanos (Santo Domingo) y los josefinos (Santa José de la Montaña). Llama la atención el caso de los San Pedro, de Los Milagros y de Urabá, porque mientras los primeros son sampedrenses, los segundos son sampedreños.

Hay otros municipios con nombres poco habituales como Abriaquí, Angelópolis, Caramanta, Cañasgordas, Sabaneta o Titiribí, que paradójicamente sus gentilicios son sencillos (Ver tabla). Nada del otro mundo para esos nombres tan raros.

Dilema internacional

A los nacidos en la capital mexicana, antes conocida como Distrito Federal (DF), se les conocía como mexiqueños, nombre que fue aceptado en el diccionario de la Lengua Española (DLE), pero a las personas nacidas allí no les gusta ese remoquete y poco lo usan.

La periodista Paulina Chavira, según reseña BBC News, ha consultado durante los últimos años a las autoridades académicas y de gobierno sobre este tema y señala que hace falta una convocatoria formal para encontrar un gentilicio. “El problema es que nadie del gobierno de Ciudad de México se ha pronunciado”.

De ahí que ellos prefieran decir, “soy del D.F.”.

También figuran gentilicios más coloquiales, que se han popularizado básicamente en las competencias deportivas. De esa manera los costarricenses son conocidos como ticos, los uruguayos como charrúas, los mexicanos como manitos y los estadounidenese como gringos, esta última más por temas políticos y geográficos.

Otros hacen referencia a su historia, a sus antecesores, especialmente indígenas: incas (Perú), aztecas (México) o mayas (Guatemala).

En Colombia, por ejemplo, a los de Tolima se les conoce como pijaos, a los del Quindío como cuyabros y a los de Cúcuta como motilones, en referencia a las comunidades indígenas que estuvieron asentadas en esos territorios.

El gentilicio, esa carta de presentación, no solo identifica el origen de una persona, su región, sino que remite a su cultura, a sus raíces, tradiciones y símbolos. A cómo ese lugar quiso llamarse y que lo llamaran así mismos. Por eso la próxima vez que vaya a La Estrella no se vuelva a sentir estrellado, porque realmente está en el espacio siderense.

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