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La increíble historia del barrio Moravia se revive en una exposición fotográfica

Los días bonitos de la basura, es una exposición fotográfica que reúne 20 fotos de Édgar Jiménez sobre la vida en el barrio Moravia, cuando era un basurero. Estará abierta hasta finales de abril en el Centro de Desarrollo Cultural de Moravia.

  • La exposición Los días bonitos de la basura, estará abierta hasta finales de abril en el Centro de Desarrollo Cultural de Moravia. Fotos Julio César Herrera.
    La exposición Los días bonitos de la basura, estará abierta hasta finales de abril en el Centro de Desarrollo Cultural de Moravia. Fotos Julio César Herrera.
  • La exposición reúne 20 fotos, casi todas inéditas, que Édgar Jiménez hizo sobre la vida en el barrio Moravia, cuando era un basurero. Foto Cortesía Édgar Jiménez, “el Chino”.
    La exposición reúne 20 fotos, casi todas inéditas, que Édgar Jiménez hizo sobre la vida en el barrio Moravia, cuando era un basurero. Foto Cortesía Édgar Jiménez, “el Chino”.
  • La exposición reúne 20 fotos, casi todas inéditas, que Édgar Jiménez hizo sobre la vida en el barrio Moravia, cuando era un basurero. Foto Cortesía Édgar Jiménez, “el Chino”.
    La exposición reúne 20 fotos, casi todas inéditas, que Édgar Jiménez hizo sobre la vida en el barrio Moravia, cuando era un basurero. Foto Cortesía Édgar Jiménez, “el Chino”.
  • La exposición reúne 20 fotos, casi todas inéditas, que Édgar Jiménez hizo sobre la vida en el barrio Moravia, cuando era un basurero. Foto Cortesía Édgar Jiménez, “el Chino”.
    La exposición reúne 20 fotos, casi todas inéditas, que Édgar Jiménez hizo sobre la vida en el barrio Moravia, cuando era un basurero. Foto Cortesía Édgar Jiménez, “el Chino”.
26 de marzo de 2024
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En 1982 un incendio consumió cerca de medio centenar de ranchos en el asentamiento El Morro, en Moravia, y hasta allá llegó Pablo Escobar, que en ese entonces estaba en plena campaña política, y se comprometió, primero a ayudar con materiales para que la gente pudiera reconstruir los ranchos, que era lo más urgente, y segundo a reubicar a largo plazo a las familias porque estaban viviendo en el basurero municipal.

Por eso fue que Édgar Jiménez Mendoza, ‘El Chino’, terminó fotografiando el barrio y su gente, porque Escobar, para reubicar a la gente que vivía en el basurero ideó el programa ‘Medellín sin tugurios’, entonces le encargó al Chino, que trabajaba para él como fotógrafo, que retratara el barrio, cómo era y cómo vivía la gente en medio de basura. Escobar quería poner las fotos en su periódico, Medellín Cívico.

— A mi me pidieron que hiciera un reportaje gráfico sobre el basurero de Moravia, porque como Pablo estaba construyendo el barrio Medellín Sin Tugurios, quería hacer un paralelo en el periódico que tenía. En la primera página salió una foto del basurero que decía ‘Aquí viven’ y en la última página, otra foto del barrio en construcción que decía ‘Aquí vivirán’, recuerda el Chino.

La exposición reúne 20 fotos, casi todas inéditas, que Édgar Jiménez hizo sobre la vida en el barrio Moravia, cuando era un basurero. Foto Cortesía Édgar Jiménez, “el Chino”.
La exposición reúne 20 fotos, casi todas inéditas, que Édgar Jiménez hizo sobre la vida en el barrio Moravia, cuando era un basurero. Foto Cortesía Édgar Jiménez, “el Chino”.

Esas fotos que hace más de 40 años encargó Escobar, son las mismas que conforman la exposición Los días bonitos de la basura, en el Centro de Desarrollo Cultural de Moravia. Son en total 20 fotos de las 76 que le quedaron al Chino, de los seis rollos que tomó entre el 3 y 4 de agosto de 1983, unos meses antes de que clausuraran el basurero.

Pero más allá de Pablo Escobar y sus intereses políticos, lo que el Chino retrató es el espíritu del barrio, la ilusión de la gente, por eso la exposición lleva ese nombre: Los días bonitos de la basura, porque aunque la gente desde afuera no lo vea así, aquellos días, para quienes vivían en el basurero, fueron bonitos. Así los describió Francisco, el Choco, habitante de El Morro.

Toda la vida de Francisco ha estado ligada a ese lugar. Allí ha vivido, allá se hizo reciclador, y luego, cuando el morro de basura se convirtió en jardín, gracias al proyecto Moravia Florece, trabajó en la siembra. Hoy es jardinero y todavía habitante de Moravia.

En una entrevista para un proyecto del Centro de Memoria Barrial, Francisco dijo: “Les voy a contar de los días bonitos que vivimos en la basura”, y esa frase se convirtió no sólo en el nombre de la exposición, sino también en el marco conceptual para abordar esas imágenes y esa historia.

—¿Antes de hacer las fotos ya había subido al Morro?

—No, nunca. Pero si pasaba seguido de camino a la casa y veía cómo era esto.

—¿Cuál fue su impresión al llegar?

—Me impresionó mucho ver que pese a tantas dificultades la gente no tenía una actitud hostil. Eran formales y yo conversaba con cualquiera y veía que trabajaban con entusiasmo porque lo que para nosotros era basura para ellos era mercancía, por eso se dicen los días felices de la basura.

—¿Cómo entiende usted esa idea de la felicidad, de lo bonito?

—Era gente que venía desplazada, que se quedaban sin nada y llegaban y se encontraban no solamente un sitio donde vivir en un ranchito sino que también tenían su trabajo ahí mismo como recicladores. Para ellos las basuras eran una bendición porque de eso vivían, dice el Chino.

La historia de Moravia empieza en la década del 60, cuando empezaron a llegar a Medellín nuevos pobladores de distintas partes del departamento y del país, unos huyendo de la violencia, desplazados, otros buscando nuevas y mejores oportunidades, todos ilusionados. Entonces, Moravia era terreno casi vacío, con apenas unas casas, unas lagunas, mucha basura que iban tirando allí de forma indiscriminada y huecos que iban quedando por la extracción de material que servía para construcción.

Por eso en 1976 las autoridades municipales declararon el lugar como basurero oficial de la ciudad, pero la basura fue tanta que el terreno no dio abasto. Se llenaron los huecos y terminó siendo una montaña de basura que en 1984 cubría una base de 10 hectáreas y más de 30 metros de altura con 1.5 millones de toneladas de residuos, que además, estaba habitada por casi 15.000 personas que vivían en más de 3.000 viviendas, de las cuales poco más de la mitad eran tugurios.

La exposición reúne 20 fotos, casi todas inéditas, que Édgar Jiménez hizo sobre la vida en el barrio Moravia, cuando era un basurero. Foto Cortesía Édgar Jiménez, “el Chino”.
La exposición reúne 20 fotos, casi todas inéditas, que Édgar Jiménez hizo sobre la vida en el barrio Moravia, cuando era un basurero. Foto Cortesía Édgar Jiménez, “el Chino”.

“Vale destacar el significado del depósito de basuras desde el momento en que sus pobladores comenzaron a llegar, pues estos vertederos permitieron la extracción de materiales —cartón, lata, madera, plástico entre otros— para construir sus ranchos y acceder a alimentos y elementos para el sustento económico. Ante el desinterés de las autoridades municipales para dar soluciones a los problemas que aquejaban a esta población, los residuos proporcionaron medios necesarios para la supervivencia”, escribió el historiador Gustavo Andrés Álzate Quintero en el texto Intervención urbana en el antiguo basurero Municipal de Medellín.

Pero la basura, por supuesto, era también un problema. El asentamiento presentaba inconvenientes de soporte de suelos, mala calidad ambiental por la evacuación de gases y líquidos, además de plagas. Aunque los problemas del barrio no eran solo por la basura, sino por la ubicación, Moravia está en una zona de interés para la ciudad –está rodeado por el Parque Norte, el Jardín Botánico, la Universidad de Antioquia, el Planetario y la Terminal de Transportes del Norte–. Entre tantos problemas la historia de Moravia y sus habitantes ha sido una historia de lucha y resistencia. No ha sido fácil, pero allí se han mantenido.

En 1984, unos meses después de que el Chino hiciera las fotos, se clausuró el basurero. Según datos recopilados por el Bureau Medellín, en 1990 el barrio fue declarado área de intervención especial y 15 años después, en zona de calamidad pública por la inestabilidad del suelo y la continua emanación de gases tóxicos y lixiviados. En 2004 se concibió un plan parcial de mejoramiento integral bajo el cual se reubicaron 800 familias, y se sembró el jardín más grande de la ciudad con 50.000 plantas de 46 especies. En 2008 se inauguró el Centro de Desarrollo Cultural.

Hoy, 40 años después de clausurado el basurero municipal resulta difícil imaginarse que ese barrio se construyó en una montaña de basura. El Chino lo sabe, por eso quería exponer esas fotos, hasta ahora inéditas casi todas. En 2015 intentó comunicarse con la alcaldía municipal a través de diferentes secretarías, pero la propuesta de la exposición no se concretó sino hasta este año, a través del Centro Cultural (la exposición estará abierta hasta finales de abril).

Moravia es un barrio singular. Además de las problemáticas que fueron comunes en todos los barrios populares de Medellín —violencia, pobreza, marginalidad, informalidad, crecimiento acelerado y desinterés estatal—, tiene esa particularidad de haber sido construido sobre un basurero, y eso, que para muchos puede significar una desgracia, para los habitantes del sector no lo fue tanto. El Chino, en sus fotos, pudo retratar eso, la singularidad de sus habitantes, de su historia, su entusiasmo y su ilusión a pesar de todo.

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