El 4 de diciembre se ha tornado con el tiempo en una fecha nefasta. En Bogotá la marcó por primera vez el episodio escabroso de la masacre de Pozzetto, de la cual fue responsable el exsoldado Campo Elías Delgado en 1986. El mismo 4 de diciembre, justo 30 años después, en 2016, volvió a estremecer al país, cuando la víctima fue una pequeña de siete años, violada y asesinada. Su nombre era Yuliana Samboní.
Justo cuando se cumplía ese fatídico aniversario, Mario Mendoza, el escritor que plasmó en Satanás lo que sucedió esa noche de 1986, se dio cuenta de que otro crimen desalmado se había desarrollado en esa infortunada fecha.
“Lo que voy sintiendo, lamentablemente, es que a medida que pasa el tiempo la novela se vuelve cada vez más actual, porque en el año 86 mi gran dificultad fue entender ese tipo de asesino. Nosotros no teníamos una tradición de serial killers (asesinos seriales)”, afirma Mendoza.
Pero aclara que Campo Elías no fue un asesino serial propiamente dicho, porque no tenía un patrón estético entre víctima y víctima. “Se trataba de un estallido, de una serie de muertes cometidas como en una explosión, en una especie de gran catástrofe que duró realmente un día”, dice el escritor bogotano, quien viendo el dolor que llegó a la ciudad, otra vez en una fecha como esa, sintió que la época lo regresaba a esa novela.
Por eso decidió volver a contar esta historia pero en otro lenguaje.
Llevar la novela a lo gráfico
La idea resultó clara: crear una novela gráfica. Empezó a buscar ilustradores y se encontró con El taxista llama dos veces (2017). Se sorprendió con las ilustraciones, especialmente al ver plasmada a Bogotá con un aire gótico. El responsable de esas imágenes era el caleño Keco Olano, quien recibió la propuesta.
“Yo veía la obra de una manera monumental”, confiesa Olano sobre la novela de Mendoza. El artista, quien además de ilustrador es arquitecto, lo veía como un proyecto inalcanzable, “pero cuando leí el guion (escrito por Mendoza) se hizo viable”.
Su reto, además, consistía en lograr una propuesta visual que se diferenciara tanto del libro como de la película de Andi Baiz (2007). Lo que lograron juntos, ilustrador y escritor, fue una novela gráfica con mucho detalle y una estructura similar a la que Mendoza había planteado en su novela originalmente.
En la mente criminal
Volver a retratar a Campo Elías Delgado suponía también otro desafío, porque lo querían presentar de manera distinta a la cinta y al ser humano. “Lo que se consiguió fue una especie de entidad macabra que tuviera más relación con el mundo de los cómics”, relata Olano.
Para el ilustrador fue particularmente importante recrear el universo del asesino usando el blanco y negro porque “un personaje como él no ve matices, solo extremos”, cuenta el ilustrador.
“Esa es la visión subjetiva, estamos dentro del tipo”, añadió Mendoza. “Él mira todo de una manera que es angustiante y en la que pone todo en blanco y negro, sí o no, de una manera muy radical”.
Para referirse al mundo de los otros tres personajes protagónicos (María, Andrés y Ernesto), Olano y su equipo usaron el color y técnicas digitales en las que realizaban levantamientos en 3D para recrear algunas de las locaciones reales.
Olano y Mendoza seguirán trabajando juntos y están planeando una trilogía original de novelas gráficas que se titulará El fin de los tiempos.
