En el invierno de 1965, el periodista Gay Talese viajó a Los Ángeles a entrevistar a Frank Sinatra. En ese momento, el cantante estaba en medio de una investigación por sus nexos con la mafia italiana, y cuando el periodista llegó a entrevistarlo, su mánager se disculpó y le dijo que Sinatra no podía atenderlo porque estaba resfriado. Esa fue la respuesta por dos o tres días más, hasta que Talese tomó una decisión: escribir la historia sin hablar con Sinatra y entrevistar a todas las personas posibles alrededor de él.
Talese, considerado uno de los padres del periodismo literario, encontró, por ejemplo, que Sinatra tenía un doble suyo que le servía sólo para que graduaran las luces de los escenarios con él, y una viejita que tenía a su cargo custodiar y transportar sesenta pelucas negras que usaba.
La cantidad de datos insólitos e íntimos en este perfil, tejidos de una manera magistral, han hecho que este trabajo sea considerado quizá la mejor pieza periodística de la historia.
Talese se tardó dos meses en la investigación y uno en la escritura. El proceso de corrección, además, tuvo una particularidad excéntrica: pegó las páginas en una pared de su apartamento en Manhattan, se fue al otro extremo, se subió a una silla y leyó el texto a través de unos binóculos, para sentir lejanía de una historia que lo obsesionó y en la que se sentía muy involucrado.
La historia se tituló Frank Sinatra está resfriado y en abril de 2016 cumple cincuenta años de su publicación en la revista Esquire. Por eso, la editorial Taschen acaba de publicar cinco mil ejemplares numerados, en una edición de lujo, de 200 dólares, en inglés, con fotografías de Phil Stern, el único fotógrafo que tuvo acceso a Sinatra por cerca de cuarenta años .