El ensayista, poeta, escritor y periodista Eduardo Escobar, quien estaba luchando contra el cáncer de pulmón y cuya familia confirmó su fallecimiento este martes en la mañana, deja un amplio legado de textos en los que refleja su vida cotidiana, sus ideas políticas y filosóficas.
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Como periodista fue director de La viga en el ojo, la primera publicación nadaísta ilustrada por Álvaro Barrios y Pedro Alcántara Herrán.
En su oficio como columnista escribió para los diarios EL COLOMBIANO, El Tiempo, Universo Centro y El País. También fue colaborador en Soho, Credencial, Cromos, Universidad de Antioquia y Aleph. Estudió una temporada en el Seminario de Misiones de Yarumal, en Norte de Antioquia
En la página web de la Corporación Otraparte hay publicado un poema, en el que él mismo Escobar se describía:
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No sólo de poesía vive el hombre y menos en Colombia traficando con libros
narcóticos. Para sacudir la inopia, como tantos otros antiguos y modernos
poetas o simples mortales, recurrí a mil oficios ramplones y actividades prosaicas:
fui auxiliar de contabilidad en una pesadilla, patinador de banco
todo un junio, mensajero sin bicicleta en una oficina de bienes raíces
mientras leí «Teoría del desarraigo», fabriqué bolsas de polietileno, joyeros
de cartón y terciopelo, fui almacenista, leí a Joyce en una bodega, me desempeñé
también como anticuario ambulante, como vendedor de muñecas de Navidad
fuera de temporada, de diarios y semanarios y mensuarios a la entrada de una clínica de lujo.
Artesano de baratijas de cobre. Armador de faroles para barco.
Promotor de rifas clandestinas sin premio, por el apremio.
Ayudante de cocina por el arroz con chipichipi. Pastor de aves de corral.
Maestro sablista del sutil abordaje. Cantinero.
Escritor de nimiedades para revistas intrascendentes.
Crítico de arte mercenario. Hasta campanero fui de una pandilla de marihuanos.
Así aprendí a odiar el trabajo sudando petróleo.
De sus libros resaltan título como Invención de la uva (1966), Del embrión a la embriaguez (1969), Cuac (1970), Confesión mínima (1975), Correspondencia violada (1980), Nadaísmo crónico y demás epidemias (1991)y Ensayos e intentos (2001), Fuga canónica (2002), Prosa incompleta (2003) y Poemas ilustrados (2007).