Aunque hace ocho años los directivos de la Corporación Común y Corriente abrieron las puertas de La Pascasia con la idea de que fuera la sede de su trabajo cultural, muy pronto el sitio se convirtió en uno de los lugares emblemáticos del centro de Medellín. Durante años su primera sede —entre Maturín y Bomboná— fue el epicentro de la onda tropical y caribe del Distrito san Ignacio, ese trozo de la ciudad en el que hay una amplia oferta de teatros, sitios patrimoniales y de baile. Esto fue tan así que para muchos medellinenses los visitantes que no visitaran la Pascasia no habían pasado en realidad por el centro de la ciudad.
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La nueva sede está en la calle 47 #43 88, casi enfrente del Teatro Matacandelas. El sitio es sustancialmente más grande que el anterior. En ese lugar funcionó hasta antes de la pandemia un punto de ligue homosexual, conocido con el peculiar nombre del Club de Tobey, en un guiño a la serie de dibujos animados La pequeña Lulú.
Según Juan Camilo Osorio, todavía hay gente que, al ver las obras de remodelación, pregunta si reabrió el club. En el patio del primer piso —donde antes había una piscina— los visitantes de la Pascasia encontrarán un amplio auditorio en el que se celebrarán conciertos, entre ellos el recital El mambo es legal, de La orquesta La Pascasia, que será el primero en llevarse a cabo en el edificio de cuatro pisos. El evento de apertura será el 17 de febrero a las nueve de la noche.
¿Qué hay de nuevo en esta sede?
En el último piso del edificio, que de momento no estará abierto al público, Juan Camilo habla de las diferencias entre esta sede y la anterior. Dice que en esta sede la librería será propia de La Pascasia y no se tratará de franquicia de otra librería.
Además, algunos cuartos del edificio serán los espacios creativos de diferentes artistas y colectivos culturales de Medellín. De alguna forma, este nuevo espacio será un ecosistema cultural en el que tienen cabida los medios independientes, los grabadores, la venta de discos, los interesados en la realización de podcast y de contenidos audiovisuales. “Queremos que la gente reconozca a la Pascasia como un centro de la cultura y de la música y no como un lugar de rumba. Nosotros acá no tenemos una discoteca”, dice Juan Camilo mientras a su alrededor los obreros ajustan los detalles para la apertura. En este evento esperan la asistencia de quinientas personas.
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El tiempo de atención al público en la nueva sede también será más amplio. La Pascasia recibirá gente de lunes a sábado, con horarios que comienzan en la mañana y culminan en la noche. El cierre está condicionado por los eventos que se realicen. Otro hecho en el que Juan Camilo hace énfasis es que la amplitud de la nueva sede les permitirá a las directivas de Común y corriente programar conciertos y eventos que por su dimensión no se podían hacer en el anterior sitio. “Nuestra agenda de eventos está llena hasta abril. La gente la puede consultar en nuestras redes sociales”, dice. Es decir, la reapertura no consistirá en un solo acto. Habrá una temporada, que incluye El mambo es legal y Vallenato narrado, eventos que tienen un público ya consolidado.
“Nosotros por ejemplo no nos especializamos en ningún género musical. En la Pascasia un día puede haber rock, al otro rap, la otra semana salsa y jazz. Gracias a eso hemos cultivado un público muy diverso. Claro, se trata de gente a la que le gustan los eventos culturales, que disfruta ir a conciertos. Es un público al que le gusta el centro”, dice Juan Camilo al preguntársele por el público que asiste a los eventos de La Pascasia.
Aunque no hay boletas disponibles para el primer concierto de la temporada de apertura, Juan Camilo dice que este año La Pascasia le traerá una interesante agenda cultural a la ciudad.
