Frailejón —en sus libros encuadernados a mano, de papel finísimo y telas de otra época en las portadas— tiene entre su catálogo a poetas portentosos vivos como Horacio Benavides, Nelson Romero y Piedad Bonnett, además de ediciones de Cesare Pavese, César Vallejo y Blanca Varela.
¿Cómo es llevar una editorial de poesía? ¿Es una quijotada?
“Sí, nosotros lo vimos o lo pensamos así cuando comenzamos. Con el paso del tiempo nos hemos dado cuenta de que hay lectores de poesía, y no son muy pocos. Es decir, tal vez, para una editorial grande sea poco, pero para una editorial como la nuestra hay público: hacemos libros y vendemos libros de poesía. Al principio pensamos que era imposible. En realidad, la mayor cantidad de lectores de poesía son gente joven. Y, finalmente, con el paso del tiempo nos hemos dado cuenta de que se puede casi que sobrevivir, cosa que para nosotros era realmente un reto muy grande. La editorial se afianza, conseguimos nuevos autores, hacemos nuevos títulos”.
Ya hay un catálogo sólido...
“Hoy tenemos unos 60 o 65 libros de poesía, en su mayoría de literatura colombiana. Una buena parte de los que no son literatura colombiana, son literatura escrita en lengua española, sobre todo hispanoamericana. Y tenemos alguna traducción. Entre otras cosas, hay un autor portugués, Nuno Judice, quien como Piedad Bonnett también ganó el premio Reina Sofía, el libro que le publicamos es Breve tratado de pintura; además tenemos una traducción del quechua de José María Arguedas. Voy a decir algo que puede sonar pretencioso: a medida que el fondo va creciendo, nos resulta más fácil conseguir los autores, pues quieren publicar porque se sienten en buena compañía”.
Le recomendamos leer: ¿Por qué se hundió la Ley de Música?
¿Cuál poeta ha venido gracias a ese prestigio?
“Hace poco hicimos Canto villano, de Blanca Varela, la gran escritora peruana. Sabíamos que no iba a ser fácil conseguir los derechos, que están en manos de sus herederos, pero les mostramos nuestro catálogo y sintieron confianza. Realmente a los poetas les gusta que sus ediciones sean bonitas, y Frailejón de alguna manera cumple con esas expectativas de los autores. Hoy el abanico es amplio, nos hace falta tiempo para publicar todo lo que queremos, porque nuestra meta es que la editorial sea muy importante en Latinoamérica”.
¿Entonces el proyecto sobrevive, se mantiene económicamente?
“Nosotros de alguna manera sí vivimos del aire, es decir, yo soy jubilado de la universidad pública, mi esposa es jubilada del Departamento, eso nos permite no obtener réditos de la editorial y eso es lo que ha hecho que el negocio pueda sobrevivir. Nosotros hemos hecho la editorial sin plata y seguimos sin plata, pero la editorial ha crecido muchísimo, tenemos en este momento aproximadamente 130 títulos, ya está consolidada. Ahora tengo un socio, que es sobrino, el periodista Juan Miguel Hernández...”.
De la plantilla que El País de España tiene en Colombia...
“Sí... Juan Miguel me ayuda en muchos aspectos de la editorial, va a las presentaciones, mueve los libros, consigue alianzas, es un apoyo logístico muy importante. De otro lado, esto es un negocio familiar, mis hijos me ayudan con la parte administrativa y de finanzas. Es decir, tenemos un negocio estrictamente familiar y queremos que siga siendo estrictamente familiar; las razones son sencillas: si traemos socios nos toca ceder en algunas cosas que a la editorial no le interesa”.
Le puede gustar: Ya está abierta la convocatoria para el Cuentódromo de la Fiesta del libro
Frailejón, como una verdadera editorial independiente, es el reflejo de su editor y dueño...
“Sí, exactamente, ese editor soy yo y de algún modo yo quiero hacer una editorial importante desde el punto de vista literario y cultural; puede resultar pretencioso decir que no publicamos ningún libro teniendo en cuenta el criterio comercial. Primero pensamos en que el libro nos interese por su calidad literatura, sea poesía, sea narrativa, sea ensayo o crónica, después nos preocupamos de ver cómo hacemos para llegarle al público. Esto sucede porque no nos preocupamos tanto por el dinero, queremos que el proyecto crezca, que se pague y deje algo para el mismo proyecto”.
El proyecto crece y es importante, testimonio de eso es que publican a Piedad Bonnett, hoy por hoy la poeta viva más importante del país...
“Premios como el que recibió Piedad hace que nos vean, que se vendan más libros. Justo de Piedad tenemos tres libros, el último es Los habitados; también publicamos El hilo de los días, que estaba publicado en España y aquí no había tenido reediciones y lo hicimos, un poemario muy importante que fue Premio Nacional de Poesía; también tenemos Poemas de amor, que fue una selección que ella hizo de lo que considera mejor de su poesía romántica o amorosa...”.
Que, por lo general, cuando no se es gran poeta, esa poesía amorosa envejece mal...
“Vos tenés razón, por eso nos da tranquilidad, porque ella hizo la selección, y eso nos cierta tranquilidad; ella es una gran poeta y a la gente le gusta mucho ese libro”.
Lea también: Murió en Argentina Sara Facio, la fotógrafa que retrató a las grandes figuras de la literatura Latinoamericana
¿Cómo conoció a Piedad Bonnett? ¿Cómo logró publicarla?
“Desde hace muchos años Piedad es autora de mucho reconocimiento y, por supuesto, me interesaba. La conocí cuando fui editor de Cara y Cruz; en realidad no hice con ella ningún libro, porque aún ella no había escrito novelas y la colección de poesía de Norma no la dirigí yo, es decir, la colección tuvo como 20 títulos y creo que ocurrió lo que comentaba, que para los grandes sellos la poesía no es un mercado importante. Hicimos una buena amistad. En una oportunidad la llamé para publicar El hilo de los días. El caso es que cuando yo estaba en Norma me conecté con muchos escritores, artistas e intelectuales de Bogotá, muchos amigos de Piedad. Luego ella se sentó y trabajó bastante tiempo en la selección de los poemas de amor y, finalmente, me dio los derechos sobre este último libro, Los Habitados. Yo sentí, y fue muy evidente para mí, el nivel de la poesía de Piedad, lo vi en ferias internacionales, la vi como una autora muy apetecida”.
¿Da muchos dolores de cabeza una editorial?
“Me parece rico tener una editorial en esta edad de la jubilación. En Frailejón tenemos 120 títulos y publicamos 12 o 13 títulos anuales, es una producción alta, yo trabajo mucho, pero yo tengo mucho interés en hacer una muy buena editorial”.
¿Cómo ha sido esa labor de encontrar poetas?
“A mí me gusta leer poesía; he sido más o menos un buen lector de poesía, pero la verdad es que los mismos poetas me han ido guiando, me recomiendan lecturas y personas. Se ha ido conformando un grupo de personas alrededor de la editorial a quienes les interesa que le vaya bien.
Nosotros tenemos una característica, y es que por lo general tratamos de publicar más de un libro de un autor, nos parece que cuando el autor es nuevo o no muy conocido, hacer un segundo libro es importante para consolidar su trabajo. Hemos encontrado gente como Nelson Romero, cuyo padre es un hombre dedicado a la pesca, y él es un tipo de un conocimiento y una cultura salvaje, tiene libros muy bellos sobre Goya, sobre Edvard Munch, sobre Van Gogh”.
¿Cuántas ediciones publican ustedes de un autor?
“Depende del mercado; nosotros hacemos al principio 100 ejemplares y a medida que los libros comienzan a escasear, hacemos otra tanda. El catálogo de Frailejón sigue vivo todo, todos los libros los tenemos. Nosotros no funcionamos con novedades, creemos en nuestro catálogo, porque las novedades pasan y el libro lo archivan y finalmente lo pican, nosotros no hacemos eso, consideramos que todos los libros son importantes, si los publicamos es porque creemos que se deben leer”.