Aturdir es una obra sobre el peso de la vida: una mujer se despierta temprano, va al trabajo, va al mercado, va al gimnasio, regresa a casa. El día siguiente es una copia de este, con leves modificaciones. Y así hasta el cansancio, hasta el agotamiento. Esa misma mujer lleva en sí las heridas de la infancia, de la domesticación que la hizo una persona. Una máscara. Aturdir cierra con una frase que le dice a los asistentes que el verdadero combate está afuera del teatro, en eso que llamamos vida cotidiana.
Por esta obra Felipe Caicedo recibió el Premio Platea a Dirección. Además, la obra recibió el Platea a Obra del año. Estos dos reconocimientos hicieron de Caicedo uno de los referentes de las nuevas dramaturgias paisas y un artista con proyección en la región y en el país. EL COLOMBIANO conversó con él de las reflexiones que sostienen a Aturdir y de las vías que abre el teatro postdramático a los creadores locales.
Aturdir recibió cuatro Premios Platea...
“Sí, estos premios son también una celebración del primer año de Aturdir, que fue una beca de creación teatral del Ministerio de Cultura de 2022. Entonces, cerramos este primer ciclo de Aturdir con estos reconocimientos que hizo el sector teatral de la ciudad. También con la obra estuvimos en el Festival Internacional de la Máscara, en el Festival Mujeres en Escena por la Paz y en la Fiesta de las Artes Escénicas. Esta obra es una hija que nos ha dado muchas alegrías a tan solo un año de su estreno”.
La obra habla de lo difícil que es ser una persona. Hablemos del origen de la obra...
“Aturdir nace por una frase de Clarice Lispector, la escritora brasilera. Ell dice “La literatura me libera de la difícil carga de ser una persona”. Amnésico Colectivo Teatral la parafraseamos para decir: “El teatro nos libera de la díficil carga de ser una persona.
A partir de eso comienza una pregunta en todo el elenco que trata sobre la persona que cargamos. ¿Cuál es esa coraza que cargamos en la vida cotidiana y que de alguna forma se va volviendo también un peso ante la existencia? En ese punto tomamos el símbolo de la langosta, que es un animal que cada tanto muda su piel porque su caparazón se va volviendo tan rígido que la aprisiona.
El personaje de la obra es una mujer langosta que está buscando salir de ese caparazón. La obra narra la lucha para liberarse de ese caparazón, que son las creencias que definen nuestra vida y las demás cosas que debemos cargar”.
La obra transcurre en un cuadrilátero de boxeo...
“Sí, esa idea surge de una anécdota muy linda. Un día, mientras visitaba a mis papás, me encontré con una vecina y le pregunté por su vida. Ella me dijo: “En la lucha, vecino, en la lucha”. Y ahí fue que apareció el símbolo del boxeador, del que lucha. De hecho, la obra está dividida en 12 asaltos escénicos de tres minutos cada uno. En cada uno esa mujer combate consigo misma. Nos valimos de todo ese discurso del boxeo, que es casi que una filosofía de la vida. Hicimos ese cruce de lo deportivo con lo dramático”.
Hagamos un paréntesis, Felipe. ¿Cómo fue su descubrimiento del teatro?
“El teatro llegó a mí a los nueve años. Hay dos historias ahí muy paralelas, porque a mí me llegó de manera muy intuitiva.
Siempre cuento la anécdota de que yo iba con mi tío por la Casa de la Cultura de Envigado y yo le dije a él: “yo quiero entrar ahí a estudiar teatro”. Y me metieron a los cursos de la Casa de la Cultura y desde ese momento no he parado. Yo no tenía un referente ni siquiera de dónde me había venido la idea deL teatro ni por qué. Pasado el tiempo Miguel Cañas me habló de que en Envigado hubo un sainete. Le conté eso a mi abuela y ella me dijo que mi bisabuelo había sido el director del sainete de Envigado. Es decir, mi bisabuelo resultó ser un teatrero, pero yo me enteré quince años después de haber empezado a hacer teatro”.
Y su formación académica fue por el camino de la Universidad de Antioquia...
“Sí. Yo empecé en la Casa de la Cultura de Envigado, estuve en todos los grupos. Luego pasé a la escuela de arte dramático de la Universidad de Antioquia”.
Ahora usted mencionaba el término teatro posdramático...
“Lo posdramático es un concepto que es más sencillo de entender de lo que parece. Lo postdramático intenta volver al real origen del teatro. Lo posdramático va mucho más allá del drama. Es decir, va más allá de conceptos como situación, historia, personaje, principio, nudo y fin. Lo dramático viene de Aristóteles y ha sido el formato en occidente para contar las historias. Sin embargo, esa estructura se quiebra con las dos guerras mundiales. Ahí aparecen otras nociones. Entonces, por ejemplo, ya no hablamos de personajes sino de presencias escénicas. Ya no hablamos de situación dramática sino de acontecimiento. Casi que el drama es una cuadricula mientras el postdrama nos invita a salirnos de esa cuadricula. El postdrama está muy cercano a los documental, a lo experiencial, casi que a las noticias”.
Volvamos a Aturdir. ¿Cuáles han sido las reacciones del público luego de ver la obra?
“En la obra decimos que el teatro es la vida vista por la vida. Consideramos que el teatro es ese lugar en donde no solo vamos a mirar. Por eso a los asistentes a nuestras obras no los llamamos espectadores sino los ilustres desconocidos. Finalmente, se trata de seres humanos que hacen parte de un acontecimiento. Aturdir particularmente ha generado unas sacudidas muy fuertes. De hecho, uno de los textos es la obra es: “sacude la memoria, sacude la memoria, sacude la memoria”.
Sabíamos que esta era una obra que iba a levantar unos caparazones y unas costras en las memorias de mucha gente. Y lo hace porque trata de cosas muy elementales: la relación con la familia, la relación con las heridas de la infancia, la relación con la madre y con el padre. También trata del agite del mundo moderno. Y creo que ninguno es ajeno a esas cosas”.
No sé, Felipe, si usted tenga la superstición de todo artista de no hablar de los proyectos que está gestando...
“Ahora estamos con dos proyectos. Uno es Niño Azul, una propuesta basada en el mito griego de Ícaro y de Dédalo, su padre. En Anamnésico siempre hemos tenido una cosa muy fuerte con las madres, pero también tenemos una fuerte relación con los padres. Soñamos que esa obra sea infantil. Niño Azul será el proyecto en el que trabajemos el año entrante. Además, al final de Aturdir la mujer se va para Júpiter. Ahora nos preguntamos ¿cuál es nuestro Júpiter? Es decir, ¿cuál es el lugar que queremos ocupar? Ya comenzamos con las lecturas y con las preguntas para esa obra”.