En la madrugada de este lunes, 21 de octubre, se confirmó la muerte de la leyenda del acordeón, Egidio Rafael Cuadrado Hinojosa, tras estar internado en una unidad de cuidados intensivos en la Clínica Colombiana en Bogotá. El artista fue Rey Vallenato en 1985.
Su trayectoria lo llevó a posicionarse como una leyenda del acordeón y a tocar en la compañía de grandes exponentes como Carlos Vives en el grupo La Provincia.
Nacido en Villanueva, La Guajira, en 1953, este acordeonero ha marcado una era dentro del vallenato, llevando su música a lo más alto, tanto en Colombia como en el escenario internacional.
Aunque su nombre ya era sonado en el ámbito musical del Caribe, fue con un álbum junto a Carlos Vives que Egidio Cuadrado alcanzó el reconocimiento masivo.
Esa dupla transformó el vallenato tradicional en un fenómeno global, la mezcla de los sonidos tradicionales con los arreglos modernos que proponía Vives, han sido parte del sonido icónico de “La Gota Fría”, “La Tierra del Olvido”, y muchos más. Pero Egidio no fue solo el acordeonero de Carlos Vives, fue una figura que lleva el sentimiento y la cultura de La Guajira en sus melodías.
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Cuadrado aprendió a tocar el acordeón de manera autodidacta, desde muy joven, influenciado por leyendas del vallenato como Luis Enrique Martínez y Alfredo Gutiérrez. El hombre, que se crió en una familia campesina, donde el vallenato era la banda sonora de su día a día, mantuvo su gusto por la música hasta llevarlo a grandes escenarios.
Su camino en la música comenzó en festivales y concursos vallenatos en los que, poco a poco, fue ganándose un lugar por su talento innato y su capacidad para sentir la música más allá de las notas.
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En 1985, cuando conoció a Carlos Vives, lo que comenzó con un “experimento” musical, en el que se mezclaban guitarras eléctricas y bajos con el acordeón vallenato, se convirtió en el fenómeno que fue el álbum Clásicos de la Provincia.
Este disco rompió llegó mucho más lejos de lo esperado, catapultando no solo a Carlos Vives, sino también a Cuadrado, cuyo acordeón pasó de sonar en las parrandas guajiras a retumbar en escenarios de Europa, Estados Unidos y América Latina.