Víctor Hugo Jiménez Durango nació en Moravia pero no se acordaba. Su familia se mudó de ahí cuando él tenía dos o tres años, así que no tenía recuerdos ni de esos años ni de ese barrio, o eso creía. Hasta que un día leyó en el periódico una nota sobre el barrio y la reubicación de algunos habitantes que le llamó especialmente la atención y le contó a su mamá, a lo que ella respondió:
—¿Se acuerda que usted nació en Moravia?
—Ay, si, dijo él. Con ese recuerdo empezó el primer proyecto de Víctor en el barrio.
“Así fue mi primera ida al barrio. Ese diciembre de 2006 mi mamá me dijo, venga vamos, yo lo llevo dónde nosotros vivíamos, buscamos a ver si están las amigas y aprovecho de una vez para saludarlas”, recuerda Víctor.
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Ese primer proyecto, llamado Memoria Moravia, es un trabajo de acompañamiento a la comunidad del sector del Morro, que ese año fue declarado como sitio de calamidad pública por dos factores de riesgo: el deslizamiento de tierra por la debilitación del suelo y la emisión de gases tóxicos derivados de esas basuras. Esto obligó al traslado y reubicación de las familias que vivían en esa zona. “Aunque yo no nací en el Morro, me impactó mucho ese proceso de reubicación”, dice Víctor.
De ese primer trabajo de acompañamiento, que ya lleva 16 años, han resultado, por ejemplo, un álbum colectivo de fotografías, el documental Mi Morro Mi Moravia. Dignidades del suburbio; exposiciones, laboratorios creativos y de archivo y varias cosas más. Entre esas, el proyecto de grado de la maestría en Ciencias de la Información con énfasis en memoria, que Víctor describe como un trabajo que “trata de entretejer y conectar lo artesanal con lo tecnológico, lo analógico con lo digital”, pero que sobre todo busca hacer memoria y reflexionar sobre el uso que hacemos del material audiovisual y la información que producimos.
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Y de ese proyecto de grado es que se desprende la exposición Bordando Artefactos, tejiendo recuerdos. Moravia imaginada. Audiovisuales y memorias. Allí se presentan “las creaciones textiles, artefactos y archivos documentales que recogen las narrativas sobre la organización social, las prácticas y memorias que se desprenden de algunas experiencias de transformación social y resistencias en el sector de El Morro del barrio Moravia”, como dice la presentación.
Bordando artefactos
En la exposición se pueden ver, entre otras cosas, un televisor donde se proyectar una reinterpretación bordada de la película Misa colombiana (1977) y la colcha de retazos que es también pantalla y mochila y que guarda el archivo documental que construyó Víctor sobre el barrio con las 42 películas que seleccionó entre todo el material documental que encontró de Moravia en internet, y con el que invita a hacer memoria.
“Cuando uno trabaja con la memoria no investiga solo el pasado, uno investiga el presente, resuelve preguntas que hay ahora, pero especialmente usa la imaginación. Hacer memoria es ponerse creativo para poder conectar tanto el presente con el pasado y empezar a diseñar el futuro” dice Víctor.
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Así, la exposición y todo el trabajo que ha hecho Víctor en Moravia, de la mano del Costurero de Moravia y del colectivo Rememora, en el que lo acompañan Isabel Cristina González Arango, Alexis Quintero Bolívar, Gloria Durando (su mamá), es una invitación a mirar como nos miran, para reflexionar sobre la producción en vídeo, que está ahora al alcance de todos y a crear recuerdos nuevos a partir de archivos viejos. Es también una invitación a quienes no son de Moravia a conocer el barrio, sus habitantes y su historia.
“Yo siento que la fuerza de la gente de Moravia tiene que ver con las ganas de salir adelante. La mayoría de la gente llega con unas situaciones de mucha precariedad, entonces todos entienden eso porque en algún momento ellos también lo vivieron. Este es un barrio donde hay un montón de gente que te quiere ayudar, que te explica dónde están las cosas, que generan muchas dinámicas muy especiales para salir adelante. Es una comunidad muy excepcional”, dice Víctor.
La exposición estará abierta del 17 de agosto al 07 de septiembre. Se puede visitar de forma presencial en el Parque Biblioteca Fernando Botero, en San Cristóbal o de forma virtual, entrando aquí.