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“La novela nace para poder contar la familia”: Sergio del Molino, premio Alfaguara 2024

Este narrador español ganó con su novela Los alemanes el premio Alfaguara, uno de los más visibles del mundo literario iberoamericano.

  • Sergio del Molino es el autor ganador del Alfaguara 2024 por su novela Los alemanes. Ha escrito libros de memorias, ensayos y biografías noveladas FOTO: Jaime Pérez
    Sergio del Molino es el autor ganador del Alfaguara 2024 por su novela Los alemanes. Ha escrito libros de memorias, ensayos y biografías noveladas FOTO: Jaime Pérez
03 de mayo de 2024

Cada año el premio Alfaguara de novela hace que los reflectores de los medios noticiosos y de los lectores se dirijan a una novela en particular. Durante unos cuantos meses ese libro y su autor se convierten en una referencia obligada en las agendas culturales y en las listas de los títulos más vendidos. Este año, un jurado compuesto por Sergio Ramírez, Juan José Millás, Laura Restrepo, Rosa Montero, Manuel Rivas y Pilar Reyes decidió que el turno de la exposición mediática le correspondía al novelista español Sergio del Molino, por su libro Los alemanes. “Una novela apasionante que pone a prueba la conciencia de los personajes y que sacude la del lector“, se lee en el fallo de ese certamen literario.

En su reciente visita a Medellín, Del Molino conversó con EL COLOMBIANO sobre las impresiones de su viaje por América Latina, los temas recurrentes en la literatura y el futuro de los nacionalismos y de otras ficciones.

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Debe ser muy intensa esta experiencia de estar de gira por Latinoamérica promocionando un libro...

“Es tan intensa como no la había tenido. Sí, antes había viajado a estos países por algunos libros, pero esta ha sido una experiencia intensa. Ha sido viajar sin ver. Ha sido una experiencia de ver estos países desde los hoteles”.

¿Qué impresión se lleva de Latinoamérica?

“En un viaje así no te puedes llevar ninguna idea. O sea, eres un ave de paso. Sería soberbio y prejuicioso llevarte una impresión. Te llevas impresiones íntimas. Lo mejor son las conversaciones que tienes con los escritores y con la gente de la cultura con la que cenas y con la que tienes encuentros. Esas charlas sí que te dan ideas, pero es algo superficial”.

Su novela explora el tema de la identidad y de la migración...

“Esos han sido unos de los grandes temas de la literatura. Las corrientes migratorias han definido en el siglo XIX, XX y XXI la experiencia de la vida de la humanidad y cómo se conforman las naciones. Existió —y existe— una tensión entre las comunidades que sienten sus patrias amenazadas y la gente que busca una patria nueva. Esa tensión está por todas partes. En la novela Los alemanes está expresada de una forma muy literaria esa tensión. Y es así porque los alemanes del libro en realidad no son alemanes, son españoles de origen alemán. El bisabuelo de los personajes fue alemán y ellos conservan el apellido.

Sin embargo, no encajan en ninguna de las categorías de migración. No son migrados ni exiliados ni refugiados. Y sin embargo son todas esas cosas, pero no encajan en ninguna de ellas”.

Usted descubrió esta historia en unos folletos nazis que circularon en su ciudad...

“En las librerías de viejo hay mucho material antiguo. Estos eran unos folletos de propaganda, de propaganda nazi, editados en mi ciudad, en Zaragoza. Estaban en español y tenían el sello del partido nazi. A partir de ahí descubrí la historia de los alemanes que venían del Camerún, los alemanes que en España en 1916 eran muy conocidos porque se llamaban los alemanes del Camerún y había un montón de referencias a ellos, un montón de zarzuelas, un montón de referencias populares.

Era una historia completamente olvidada que rescaté y es la base histórica de la novela. La novela no va de eso, no va de la peripecia de esos alemanes, sino la historia de una familia alemana en el siglo XXI, que se ve en la obligación de enfrentar su herencia, su mal”.

La literatura siempre vuelve al tema de la familia...

“Ese es uno de los temas fundamentales de la literatura. La novela nace fundamentalmente para poder contar la familia. La novela ha alcanzado su perfección hablando de la familia. La familia es un microcosmos que nos permite hablar de todo, que nos permite explicar el mundo, nos permite explicarnos todas las cosas que somos. Este tema siempre va a ser muy rico, siempre vamos a volver a él. Yo creo que es inagotable. La familia como tema literario, como asunto para armar novelas, es inevitable”.

¿Cuál fue la diferencia de la escritura de este trabajo en concreto con el resto de sus novelas y libros?

“Fue una escritura más gozosa, más centrada en los personajes. Pero realmente no noto una diferencia de actitud grande. Sé que se percibirá que el libro es un poco distinto a lo que vengo haciendo, pero creo que la voz que está por detrás y las obsesiones son las mismas”.

¿La nación también es una ficción?

“Sí, la nación es una ficción, claro. Es un cuento que nos contamos entre todos, que se cuentan los nacionales y que todo el mundo decide creerse. En el momento en el que hay una parte importante de esa población que decide no creérselo, pues la nación se va al garete.

Es un relato que dura un tiempo, dura unos siglos, puede durar muchos, pero no hay nación eterna. Todas las naciones tienen un nacimiento y todas las naciones acaban muriendo en algún momento. Y eso es porque, como todas las historias, tienen un periodo de credibilidad, un tiempo en el que son útiles.

Pero, cuando dejan de ser útiles para la comunidad que las forman, las naciones desaparecen. Y eso coincide con el hecho de que la gente deja de creerse los cuentos que conforman”.

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¿Y esa ficción no resulta anacrónica en los tiempos de la globalización y la tecnología?

“Al revés. Creo que vivimos un momento de enaltecimiento de la nación, del discurso nacional. Creo que surgen nuevas naciones, surgen nuevos nacionalismos y creo que vivimos un tiempo de exaltación de lo nacional por reacción precisamente a los tiempos de la globalización.

Creo que ha habido una reacción muy fuerte contra la pulsión individualista y globalista, que ha dejado a mucha gente huérfana de referencia. Y esta gente se ha replegado en la nación de la misma forma que se está replegando en formas religiosas. Creo que estamos viviendo tiempos donde lo religioso y lo nacional están volviendo a cobrar un protagonismo importante”.

¿Eso explica los movimientos separatistas, por ejemplo el catalán?

“Sin duda. El nacionalismo ofrece un consuelo rápido. Ofrece una utopía de futuro. Ofrece una visión del paraíso. Un horizonte donde se supone que todos los problemas sociales estarán solucionados. Y es un consuelo y una causa por la que luchar que mucha gente necesita”.

Hablemos de otra ficción: la de la escritura literaria. Ahora la gente consume otro tipo de ficciones. Las series, por ejemplo, tienen mayor audiencia que los libros...

“Creo que la literatura la dan por muerta muchas veces y todavía sigue muy viva. Lo que sucede es que la novela tal y como la entendemos se contamina de otros géneros y otras aproximaciones a la literatura. La literatura que va perviviendo es aquella que se puede disfrutar textualmente. Además, el lector encuentra en el texto cosas que la pantalla no le da. El mercado del libro sigue creciendo.

Estamos dando por muerta la literatura constantemente. Y de momento lo que ha demostrado es que sabe convivir muy bien con muchas cosas. La televisión va a cumplir un siglo. Ha tenido un siglo para derribar a la literatura y no lo ha conseguido. Y el cine tampoco lo ha conseguido. Ni el cine ni la televisión son más poderosos de lo que eran hace 50 años”.

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Desde lejos, pareciera que el PSOE está perdiendo mucho prestigio...

“Hay una tendencia global a la que el PSOE no escapa. Esa tendencia son la desaparición y decadencia de los partidos socialdemócratas en Europa. El Partido Socialista Francés ha desaparecido, el italiano también, igual el griego. El único que tiene un poco de fortaleza es el Laborista, que parece que va a ganar las elecciones. El Partido Socialdemócrata alemán gobierna, pero en las encuestas de las próximas elecciones lo dan como cuarta fuerza. O sea, hay un derrumbe enorme de la socialdemocracia en Europa y el PSOE no es ajeno a ello.

El PSOE ha sufrido un desgaste enorme y probablemente si no estuviera en el gobierno el desgaste sería mucho mayor. Es decir, el desgaste no se lo da el gobierno. El gobierno le da un respiro. El estar en el gobierno le permite mantener todavía, unas cotas de popularidad, que si estuviera en la oposición probablemente estaríamos hablando de un escenario ya casi de extinción.

Este premio Alfaguara vuelve rockstar a cualquiera...

“Sí, pero mucho más cutre que un rockstar”.

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