Con un cartel que se movió entre la nostalgia y las nuevas tendencias, el Festival Estéreo Picnic, que se celebró entre el jueves 21 y el domingo 24 de marzo, dejó un buen balance para la economía de Bogotá.
Según las cifras presentadas por el Instituto Distrital de Turismo, durante los cuatro días, el festival logró atraer más de 159.000 asistentes de los cuales, aproximadamente 31.000 fueron turistas. Este flujo de asistentes y visitantes le dejó a la ciudad ingresos por $11 millones de dólares en servicios como hotelería y gastronomía, y generó más de 66 mil empleos.
“La ciudad mereces espacios culturales de talla mundial! Eventos como el Festival Estéreo Picnic dinamizan la economía, aportan a la cultura y promueven el empleo y el turismo. El éxito del #BogotáModoFestival es de todos”, escribió en su cuenta de X la Secretaría de Cultura de Bogotá.
Pero más allá de las cifras, el cartel del festival si que resultó un acierto. Fueron más de 100 artistas invitados y una oferta musical amplísima que le dio lugar a casi todos pues se extendió desde la nostalgia a las tendencias, pasando por lo popular, como es ya es tradición en el festival y dando espacio a artistas locales emergentes.
Justamente la diversidad del cartel había generado dudas, parecía que no iba a lograr satisfacer al público, pues el festival empezó siendo más alternativo, pero se ha ido acercando cada vez al mainstream, sobre todo el reguetón y esa sombrilla que cobija todo lo que se denomina urbano, pero es ahí donde parece estar el éxito, sobre todo en Colombia, donde esto géneros tienen tanto arraigo.
Este año, por ejemplo, el rap local tuvo gran presencia en el escenario con artistas como la legendaria banda bogotana La Etnnia, y otros más emergentes como El Kalvo, Penyair y Oblivion´s Mighty Trash, todos ellos con multitudinaria asistencia en sus actos.
La presentación de Feid, el reguetonero local más popular por estos días era una de las más esperadas y fue bastante aplaudadida, pues el montaje del show y los invitados, terminaron reivindicando este género, que en la edición pasada, cuando se presentó J Balvin, no cumplió con las expectativas de muchos asistentes.
Pero lo que se mantuvo más fuerte fue el rock y la nostalgia. Las presentaciones de bandas Limp Bizkit, Blink 182, Arcade Fire, Placebo, The Offspring, Thrity Seconds To Mars, contaron con públicos enormes y mayoritarios. Y los alternativos, quizás menos clásicos, pero sublimes, como Arca, M.I.A, The Blaze, Sza, James Blake y Sam Smith, fueron muy bien valorados por los asistentes.
Dónde nunca falla la puntería es en la música tropical, que ya es tradición y que este año presentó a Proyecto Uno y Fruko y sus Tesos. Esta propuesta celebra la música que hace parte de la banda sonora del país y sus festividades, y cada año tienen gran acogida entre el público.
Así, lo nuevo, lo viejo y lo tradicional lograron convivir durante los cuatro días, y de eso no sólo se trata el festival, sino el país, de congregar en la diferencia. Parece impensable para un festival del tal magnitud en Colombia, incluir solo música alternativa. Cada año se confirma que hay que para crecer hay que darle lugar a otros y respetar sus gustos.