Azul de bolsillo es un laboratorio editorial dedicado a explorar, en el papel, todas las posibilidades de la edición, y las dos personas que lo conducen, Ingrid Vanessa Canizales y Martín Alejandro Pauker, no se ciñen a la tradición, pues su filosofía está basada en la libertad de elegir cómo publicar un tema, encerrando dentro de ese “cómo”, formatos y técnicas de impresión, pues buscan que sus productos, más allá de ser una fuente de información, sean un vínculo.
Ellos, Vanessa y Martín, son una artista visual y un físico matemático de la Universidad del Valle que desde que se encontraron por azar en el 2010 no han parado de crear en compañía: “El colectivo nació a partir de un proyecto desarrollado por ambos: una animación en stop motion sobre la violencia contra la mujer. Los personajes los hicimos con esqueletos de partes pequeñas electrónicas, micro tornillos y tuercas, y ahí apareció la analogía de la unión de dos elementos diferentes que se juntan para sostener un algo”, cuenta Vanessa mientras se acomoda en un bus que la lleva de Honda a Cali.
Se refiere a El Tornillo y la Tuerca, el nombre del colectivo con el que firmaron los murales de gran formato que fueron dejando en el camino cuando decidieron irse a recorrer el mundo hace varios años. Luego, en medio de todas esas aventuras y de ese proyecto se dieron cuenta de que estaban aprendiendo muchas cosas, y de que querían compartirlas, entonces crearon Azul de bolsillo como un medio para contar las experiencias prácticas que iban recogiendo en sus viajes, experiencias enfocadas regularmente en la búsqueda primaria de la botánica.
Es decir, la botánica es el punto de partida, pero de ella reverberan muchos otros temas: la agricultura sostenible, el autoconocimiento, las crónicas del viaje y, sobre todo, la exploración artística, todos, partiendo de la idea de que “cada persona tiene el poder de conocer el mundo que habita, de transformarlo, de encontrar un equilibrio consigo mismo y con el otro”, explica Vanessa. Además, desde el inicio, a esa esencia naturalista ha estado amarrada la ilustración como un apoyo para investigar y conectarse con los territorios por los que caminan.
Dentro del laboratorio editorial siempre se están gestando libros. En la actualidad trabajan en tres, aunque a un ritmo lento que les permite estar atentos a todos los detalles que los componen. Uno de esos proyectos viene de un viaje que hicieron por el río Amazonas, desde Ecuador hasta Brasil, y en los que comprendieron la importancia de estos cuerpos de agua dentro de los ecosistemas, y las formas en las que transforman a la sociedad. Y también se gestan talleres bajo la etiqueta “Pedagogía nómada” en los cuales trabajan ilustración botánica, investigación a través del arte, producción editorial, escritura creativa y demás temas relacionados con el proyecto.
Según comenta Vanessa “esos talleres no está delimitado a un lugar específico, sino que nos movemos siempre y surgen, en muchas oportunidades, de manera espontánea. La pedagogía es la manera más poderosa de darle herramientas a las demás personas para que puedan comenzar a realizar sus propias publicaciones y compartan su perspectiva del mundo”.
Las publicaciones de Azul de bolsillo se consiguen en las librerías independientes y en los espacios dedicados a la gráfica en el país.