Ahora resulta que Cristo nació tres años antes de Cristo y, por eso, no murió en el 33, sino en el 30, a la edad de 33 años como siempre nos habían contado.
Este dato lo entrega el historiador Germán Suárez Escudero, integrante de la Academia Antioqueña de Historia, quien, desde hace unos cinco años viene estudiando ese lío temporal. Ya editó el libro Año 30 de C Almanaque ideal de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, que puede resultar útil para estudiosos de temas de Cristo o de historia de Occidente.
En ese lío, como él reconoce, es fácil caer, porque ha habido cambios de calendario, es decir, de particiones del tiempo. La mayoría de las personas es consciente de que el que nos rige en la actualidad es el calendario gregoriano, llamado así por su promotor, el papa Gregorio XIII, en el siglo XVI. Este calendario remplazó, en 1582, el juliano, instaurado por el emperador Julio César, más de 40 años antes de nuestra era, el cual, a su vez, remplazó el de Rómulo y Remo que funcionó desde la fundación de Roma, más de 700 años antes de nuestra era.
La confusión de esos tres años de diferencia se debe, explica el historiador, a que Dionisio El Exiguo, del siglo sexto, determinó el nacimiento de Jesucristo el 25 de diciembre de 753 después de la fundación de Roma y se equivocó en varios años. De haber sido como dijo El Exiguo, comenta Suárez Escudero, el rey Herodes hubiera muerto años antes del nacimiento de Jesucristo y, según la Biblia, este gobernante ordenó la persecución y muerte de los niños menores de dos años, con la intensión de matar a quien se convertiría en personaje central del cristianismo.