La primera referencia que tenía la actriz y activista mexicana Yalitza Aparicio sobre Medellín era la música y todos los grandes nombres que han puesto a la ciudad en el mapa gracias a sus canciones. De ahí que llegar a la ciudad la llenaba de entusiasmo y más aún para el evento al que fue invitada: She Is Global Forum 2024, el 8 y 9 de agosto en el Gran Salón de Plaza Mayor, un evento de impacto mundial dedicado a promover la equidad de género y el liderazgo femenino.
“Este movimiento de dos días se convertirá en el epicentro donde mentes visionarias, líderes, lideresas, soñadoras y soñadores de todo el mundo, convergen para impulsar el intercambio de conocimientos y la transformación hacia la equidad de género y el desarrollo sostenible a través del coraje como sello único del evento”, cuentan desde la organización.
Yalitza se ha convertido en una vocera para esas causas sociales y culturales y por eso participó en el panel Voces Indígenas: Empoderamiento y Diversidad, contando todo lo que cambió su vida luego de protagonizar Roma, la película ganadora del Óscar a Mejor película extranjera en 2019 y por la que ella estuvo nominada a Mejor actriz.
De eso y más conversó Yalitza Aparicio con EL COLOMBIANO.
Roma le cambió la vida en un 100%...
“Sí, totalmente, fue un cambio de darme cuenta del poder que tiene la voz de cada uno de nosotros. Siempre era el sueño el de terminar una profesión, poder ejercerla y seguir creciendo en ese ámbito, pero con respecto a todo lo que era el activismo y el cine ni siquiera sé si en algún momento lo soñé”.
Y además de actuar se le ha visto muy activa en eventos como este y en pro de causas sociales y culturales, ¿cuál ha sido el objetivo que se trazó desde el principio cuando se dio cuenta que tenía esta plataforma?
“Fui descubriendo las cosas con el tiempo, pero lo que sí tuve en claro fue el hecho de que quería que más personas siguieran luchando por lo que deseaban y en cuestión de cine ver a las niñas soñar con poder estar en las producciones, en cualquier ámbito, y sin poner en tela de juicio su aspecto físico, su origen o las creencias, ese fue uno de los principales objetivos, cuando descubrí la importancia que tiene el cine en nuestra sociedad. Yo siempre crecí con esta idea de que mi perfil no daba para televisión, que yo jamás estaría en algo así, pero todo esto se debió justo a que cuando yo crecí no hubo alguien o un referente que me dijera sí, si es posible”.
¿Y cómo luchar contra ese encasillamiento que existe en una industria como la cinematográfica?
“He tenido una lucha muy fuerte conmigo misma porque hay también la presión de la sociedad sobre cuál será el siguiente proyecto. Están acostumbrados siempre a ver a un actor en uno, tras otro, tras otro, pero la cuestión ha sido también la elección de los proyectos, cuando llegan siempre es como ver a la persona con la descripción exactamente en los mismos personajes, con la misma secuencia en la historia. Eso ha sido algo complicado para mí el buscar justo algo con lo que yo le aporte a los niños, a la gente que vea determinada producción y que al mismo tiempo me haga sentir bien”.
Y por eso ha sido selectiva...
“Sí he tratado de ser selectiva”.
¿Nos faltan muchas historias por contar en nuestro continente?
“Yo siento que nos faltan demasiadas cosas por contar, que nos falta ponerle empeño a todo lo que es mostrar la diversidad que tenemos y la riqueza cultural. Siempre queremos copiar algo porque vemos que eso sí es vendible, pero no nos atrevemos a experimentar con lo que tenemos a nuestro alrededor y ver si realmente es vendible, que tiene mucho que ver en cuestiones de cine con el público. Me ha pasado con proyectos mexicanos maravillosos que voy al cine y está prácticamente vacío, pero a un costado está una producción extranjera que tuvo publicidad inmensa y está lleno, pero porque nunca le dieron la oportunidad al otro, entonces también tiene mucho que ver el público en la confianza y la apertura que tiene para recibir este tipo de proyectos en lo que respecta al cine”.
Educación de públicos lo llamamos...
“Hay que educar públicos también, creo que nos falta mucho en cuestión de educación y en la confianza, hasta en el consumo de productos vemos más lo de afuera y no lo local, tenemos un mal criterio de lo que nos rodea”.
¿Y cómo le ha ido como productora, qué retos se ha encontrado en esa faceta?
“Estoy aprendiendo, de producción descubres más el detrás del proceso y la elección hasta de cómo lo vas a distribuir. Hay proyectos que son fáciles de digerir para el público, pero hay otros como en el que estoy ahora, que por la temática que se toca el público no es muy accesible. Habla de la trata de niños y la explotación laboral, ha estado cambiando de nombre y ahí entra el hecho de escoger hasta un título que le llame la atención al público”.