Imagínese que usted sale a trabajar, a hacer diligencias o a estudiar cualquier día de la semana, de Aranjuez, Belén o El Poblado; toma el metro y se encuentra en un vagón un pequeño grupo filarmónico tocando en vivo; si se dirige al Centro se topa con una presentación de danza, de baile urbano o de teatro musical en la Estación San Antonio, en La Alpujarra, en el Parque de las Luces o en el Parque de los Pies Descalzos, todos sucediendo uno tras otro; si viene del Norte se tropieza con alguna manifestación artística en el espacio público desde la Estación Acevedo hasta la Terminal del Norte; en el Sur, lo sorprenden en la Estación Poblado, en el edificio One Plaza y en el Centro Comercial Oviedo; quizás pensará que se celebra un día especial o que a la ciudad le dio por irse de fiesta y regalarse a sí misma una suerte de carnaval espontáneo.
Le puede interesar: El trono de Óscar Muñoz se exhibe en el MOMA de Nueva York
Y por extraño que parezca, así sucederá este viernes 26 de abril, en estaciones del metro, parques, plazuelas, colegios, universidades, museos, centros comerciales y en más de 40 lugares distribuidos en 12 sectores a lo largo y ancho de Medellín, durante 12 horas continuas, en una extraordinaria conjugación de más de 360 artistas, pertenecientes a 17 organizaciones culturales con destacados procesos de transformación social en diferentes comunas; un ambicioso espectáculo que ha sido bautizado como “Conjugarte. El parche de todos”.
Isabel Mejía, politóloga y columnista del diario El Tiempo, y una de las impulsoras de esta iniciativa ciudadana, dice que “Conjugarte es la unión de seres humanos en favor de un propósito común más grande que la suma de sus partes, que busca enamorar a Medellín de sus procesos de transformación social y cultural”.
En el relato de ciudad más reciente que nos contamos –y nos gusta repetir hacia afuera, solemos mencionar a esos colectivos y organizaciones sociales que resistieron y en muchos casos se enfrentaron cuerpo a cuerpo con largos períodos oscuros y violentos, y que hoy acumulan décadas asentadas en territorios muchas veces marginados, ofreciendo una posibilidad de soñar con un futuro diferente a sus habitantes, brindándoles “entornos seguros para desafiar la desesperanza”, como dice Isabel Mejía.
Sin embargo, en la mayoría de los casos estos grupos artísticos, con recursos muy limitados, actúan de forma aislada, constreñidos en sus sectores de origen, sin articulaciones ni apoyos para trascender las fronteras de sus barrios, desconocidos para el resto de una ciudad que ignora de dónde brota el fértil talento que ha convertido a Medellín en un distrito creativo.
En sus recorridos por los barrios de Medellín, y también por haber hecho parte del jurado de los Premios Fénix, creados por un grupo de artistas y empresarios vinculados con la cultura para festejar a los líderes que han dado vida a potentes procesos culturales y sociales que han resignificado la historia de Medellín, Isabel Mejía fue convocando liderazgos de diferentes comunas, con la idea de que podían soñar con algo grande.
“Si individualmente son tan poderosos y han conseguido transformar sus territorios, ¿se imaginan lo que pueden hacer juntos?”, les decía Isabel.
Así fue como a nombres ya muy reconocidos como El Capi, de Son Batá; el Niche, de Ak47; el Jeke, de Crew Peligrosos, que han demostrado que las fronteras invisibles de los barrios –las que matan y las imaginarias– se pueden derribar, se fueron sumando colectivos artísticos y culturales de diferentes comunas y trayectorias, como El Balcón de los Artistas, Elements danza, Pasión y Corazón con su Filarmónica Metropolitana, La Toma - Fundación más gente como tú, Neverland, Oasis Urbano, Ratón de Biblioteca, Sueño Latino,Talento de Barrio, Talenttus, The Power of Life y Unión Latina hasta sumar 17 organizaciones de base que llevan meses trabajando, con el apoyo de artistas y empresarios del sector de las industrias culturales, para armar este gran “parche de todos”, cuyo lanzamiento este viernes 26 de abril será el detonante de un movimiento capaz de llevar la cultura a la calle y usar el arte como pegamento para acercarnos a una causa común.
Un puente para asomarse a otra historia
Yoiner Machado tiene 39 años y es el fundador y director artístico de Unión Latina, una academia de baile de Manrique Oriental por la que han pasado 15.000 estudiantes en los últimos 18 años. Empezó a bailar desde los 7 años, en los inicios de lo que luego sería la corporación Balcón de los Artistas, donde emergió como una figura de proyección internacional hasta que el conflicto entre bandas de su barrio lo convirtió en víctima y le truncó por siempre el sueño de ser bailarín profesional. Además, su compañera de baile de la adolescencia fue asesinada por cruzar una frontera invisible para ir a bailar.
Se prometió entonces que se dedicaría a romper esas barricadas de violencia en honor a su compañera asesinada, y fundó su propia escuela de baile tropical y de salón, que hoy tiene alumnos que han sido campeones del mundo de su disciplina.
“Es muy importante dejar el mensaje de que queremos romper barreras invisibles, por eso el lanzamiento de Conjugarte lo pensamos en el puente de La Asomadera, que es el límite entre El Poblado, que se dice rico, y Loreto, donde se dice empiezan los pobres”. Un puente imaginario, levantado por el arte, que ayude a crear un espíritu común.
Ese día del lanzamiento, a las 7:30 de la mañana, un grupo de 40 músicos sinfónicos, que hacen parte de la Filarmónica Metropolitana de la corporación Pasión y Corazón, liderada por Alejandro Vásquez Mejía, harán sonar sus instrumentos de viento a la manera de una diana para hacer un llamado a despertarse y anunciar que a partir de ese momento se da inicio a una jornada que promete conjugar toda la creatividad de la ciudad.
Alejandro Vásquez tiene 37 años y es hijo de la Red de Escuelas de Música de Medellín, donde aprendió a tocar violín y fue profesor durante 11 años, y luego se formó como director de orquesta y gestor cultural.
Su obsesión ha sido “democratizar el mundo sinfónico”, lo que lo llevó a trabajar en El Santuario para crear la primera orquesta sinfónica de Antioquia por fuera del Valle de Aburrá y más tarde embarcarse en el proyecto de crear “filarmónicas pluriétnicas”, como la primera filarmónica indígena en Valparaíso, la primera filamónica afro, en San Juan de Urabá, y está en camino la primera filarmónica wayú en La Guajira.
En 2018 se dio cuenta de que la Red de Escuelas de Música estaba dejando un vacío en la ciudad: miles de músicos, muchos de ellos estudiantes y egresados de programas de música, y otros tantos amateur, no tenían dónde ni con quién tocar sus instrumentos.
Entonces se le ocurrió crear una orquesta filarmónica en Aranjuez, su barrio, y consiguió como primera sede el Museo Pedro Nel Gómez. En seis años más de 300 jóvenes “de Barbosa hasta Caldas”, dice Alejandro con énfasis, han pasado por la orquesta y hoy cuenta con 80 músicos inscritos.
“Somos una orquesta metropolitana, por eso nos conocen como La Metro, y queremos ser innovadores y llevar la música sinfónica a todos los públicos y a cualquier espacio; por eso nos hemos juntado con Son Batá para tocar en las terrazas de la Comuna 13 y con Ak47 para hacer rap sinfónico”.
Del calibre de Yoiner Machado, de Unión Latina, y de Alejandro Vásquez, de Pasión y Corazón, son los liderazgos y los procesos sociales y culturales que han conseguido enfrentarse a contextos violentos y precarios para darle a Medellín palabras con las que conjugar una historia diferentes, y así contar un presente que habla por sí mismo de una cultura que se sostiene en el tiempo y cada día se afianza más en sus raíces.
Conjugarte en acción
Esta gran toma cultural callejera contará con presentaciones cortas tipo “cápsulas” de al rededor de 15 minutos principalmente en espacios públicos y dos presentaciones tipo “satélite”, de mayor envergadura, con tarima en los bajos del metro en la estación San Antonio y en el pasaje Junín. Así mismo, contará con un evento de apertura y cierre en el centro comercial San Diego. En total serán más de un centenar de presentaciones para parchar entre todos.
