Por Sergio Villamizar / Colprensa
Hace quince años Jacques Audiard estuvo cerca de obtener el anhelado Premio Óscar, cuando fue nominado a Mejor película de habla no inglesa por su cinta Un profeta, considerada una de sus obras maestras. Ahora sus opciones vuelven a ser visibles gracias a la cinta Emilia Pérez, una de las películas favoritas para competir por la famosa estatuilla dorada, no solo por las nominaciones que ha recibido en la temporada de premios sino por lo que ya ha ganado recientemente (como cuatro Globos de Oro).
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Esta película ha generado cientos de opiniones bastante polarizadas. Hay quienes la consideran un insulto a México y una completa banalidad. Ha sido objeto de fuertes críticas en dicho país porque allí transcurre la historia.
Este jueves 23 de enero se conocieron los nominados a la próxima edición de los Premios Óscar, el mismo día que se estrenará en las salas de cine de Colombia este thriller musical. Emilia Pérez arrasó con 13 nominaciones.
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Jacques Audiard, quien debutó hace 30 años con la aclamada Regarde les hommes tomber, tiene en su recorrido cinematográfico producciones como la mencionada Un profeta, ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes, premio Bafta a Mejor película extranjera y nominada al Óscar como Mejor película extranjera; De rouille et d’os (2012), nominada a dos Golden Globes; Dheepan, ganadora de la Palma de Oro en Cannes y The Sisters Brothers (2018), ganadora del León de Plata a Mejor Director, en el Festival de Cine de Venecia.
Su propuesta cinematográfica se concentra en la identidad, la redención, la violencia masculina, las minorías étnicas y la sororidad, con un enfoque visual y narrativo distintivo que lo ha consolidado como uno de los grandes cineastas contemporáneos.
La historia de Emilia Pérez
Un temido narcotraficante busca fingir su muerte y finalizar su cambio de sexo de hombre a mujer, para iniciar una nueva vida, lejos de su pasado lleno de violencia, pero también sin su esposa e hijos. El pasado, más temprano que tarde lo alcanzará.
Una historia que ha sido objeto de críticas en México, al considerar que tocan con ligereza el tema del narcotráfico, toda la violencia que este delito ha dejado en este país, junto a los miles de desaparecidos que ha generado.
¿Cómo abordar el tema tan difícil y vigente de la violencia en México y los desaparecidos?
“Es una película que, como otras que he realizado antes, hablan de una realidad que no es la mía, una realidad que sólo conocía porque me había interesado en ella y la había estudiado. Debía abordarla con mucha delicadeza, mucha empatía”.
¿Cómo nace la historia de Emilia Pérez?
“En mitad de la novela Écoute de Boris Razon, en la que está inspirada parte del guión de la película, hay un capítulo, hay un personaje que se llama ‘El Flaco’, pero en la película es ‘Don Manitas’, quien es el temido y oscuro jefe de un cartel de narcotráfico que quiere terminar de transicionar de hombre a mujer. Lo sorprendente en la novela es que no pasa nada después de ello, y fue el momento en que pensé que algo podía hacer con esa inquietud que me había dejado el autor, qué sucedía con ‘El Flaco’ una vez transicionara a mujer, y así empezó a gestarse la idea de la película. Toda la parte de Emilia no estaba en la novela, la inventé yo para abordar el tema de los desaparecidos”.
Ese es un tema doloroso y vigente...
“Es algo que siempre me ha conmovido. El 2014 conocí la historia sobre un autobús lleno de estudiantes mexicanos, secuestrados y que fueron asesinados todos. Es un hecho de horror que en México lo recuerdan y siguen luchando por la justicia, pero en países como Francia se le hizo seguimiento con tres o cuatro artículos y al día siguiente todo es olvidado, pero a mí no se me ha olvidado y los tuve muy presentes en todo el desarrollo de Emilia Pérez”
Una historia infortunadamente bastante común no sólo en México...
“Yo ubiqué esta historia en México porque la novela estaba ubicada en México, pero es una historia que bien podría desarrollarse en Colombia donde conozco que viven realidades tristemente similares. Pero también podría estar en Italia, y sin pretender decir que es una historia universal, sí es una historia con una dimensión bastante amplia.
Pero además, debo confesar que me gusta mucho México, por lo que era otro gran motivo de ubicarla allí”.
Una película casi en actos como en el teatro o la ópera, de la oscuridad de Don Manitas al intento de ver la luz de Emilia Pérez...
“Sin hacer spoilers, es el caso de ‘Don Manitas’, cuando empieza la película, ya lleva dos o tres años realizando su transición a mujer. Ese tiempo, que no lo vemos en la película, es un tiempo muy interesante, porque entendemos que está dejando de ser ‘Don Manitas’, para convertirse en Emilia Pérez, pero está obligado a seguir siendo el capo, sigue haciendo el mal de manera despiadada. La película plantea una pregunta muy sencilla: ¿el círculo de la violencia acaso tiene que ver exclusivamente con los hombres, con el sexo masculino, por el patriarcado? ¿Existirá alguna manera de romper con ese círculo? y Emilia Pérez piensa que sí, aunque ese impulso proviene de todo el romanticismo que habita en ella”.
¿Qué tan difícil fue dirigir una película en español sin saber el idioma?
“Por supuesto me hice muchas preguntas antes de arrancar este proyecto y decidir hacerlo en español. A lo largo de mi carrera, he hecho al menos tres películas en idiomas que no hablo. En Dheepan, la película se centra en una familia tamil y yo no hablo tamil, pero lo que me conmueve de estos idiomas que no entiendo es su musicalidad, y en el caso de Emilia Pérez fue aún más especial porque la musicalidad ya estaba desde mucho antes, porque el guión lo escribí como una ópera.
Con Emilia Pérez escribí la ópera que como espectador quisiera ver. Siento que mi