Publicado en 1971, Mediterráneo es el octavo disco de estudio de Joan Manuel Serrat. No son pocos los que lo consideran el mejor de la carrera del cantautor español y uno de los más importantes de la música en español del siglo XX. Compuesto por diez canciones, el álbum tiene algunos de los himnos del cancionero serratiano. No hay duda que canciones de la dimensión de Lucía, Pueblo Blanco, Aquellas pequeñas cosas, Mediterráneo y Vagabundear tienen un puesto especial en el sentimiento de al menos tres generaciones de hispanoparlantes.
Cada una de estas canciones destila el lirismo de Serrat, uno que se alimentó de los poemas de la Generación del 27, la derrotada en la Guerra Civil española, y de algunas de las voces de las letras latinoamericanas.
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Tanto para los amantes de vieja data de la música de Serrat como para aquellos que hasta ahora están llegando a su música, las canciones de Mediterráneo recuerdan la vigencia de un poeta que tomó la guitarra y de un músico que no se intimidó ante el verso libre.
1). Lucía, una carta a ninguna parte
Mucho se ha especulado sobre la identidad de la destinataria de esta canción. Se ha dicho que se trata de una azafata de la que el joven Serrat se enamoró y con la que no pudo construir una familia. El mismo Serrat ha alimentado la leyenda al negarse a aclarar si Lucía es un personaje del mundo real o del de su imaginación. Especulaciones aparte, lo cierto es que esta canción tiene algunos de los versos amorosos más bellos de la música española.
Si alguna vez fui un ave de paso/ Lo olvidé pa’ anidar en tus brazos/ Si alguna vez fui bello y fui bueno/ Fue enredado en tu cuello y tus senos/ Si alguna vez fui sabio en amores/ Lo aprendí de tus labios cantores/ Si alguna vez amé, si algún día después de amar amé,/ fue por tu amor, Lucía, Lucía.
De esta canción se han hecho numerosas versiones. Aquí compartimos una grabada por Joan Manuel y por Silvio Rodríguez.