A las 8:00 de la noche se acabó el tiempo de espera para alrededor de 8.000 personas que pertenecen a La Tribu de Camilo en Medellín, luego de que el cantante saliera al escenario acompañado de tambores y un olor similar al de palo santo en el ambiente. La primera canción que interpretó fue “KESI”, de las más de 15 que coreó con sus fanáticos durante toda la noche.
Dentro del recinto de La Macarena estaban miles de seguidores emocionadas que lucían balacas con el nombre de “Camilo” y el símbolo de La Tribu. A pesar de su corta edad, eran sus más grandes fanáticas y corearon con él canciones que no podían faltar como “Ropa cara” “Favorito”, “Millones”, “Vida de rico”, “BEBÉ”, “El mismo aire”, “Desconocidos”, “NASA” y otras más. Sin embargo, no eran las únicas asistentes. También había parejas enamoradas y amigos que acompañaron a Camilo en una noche llena de emociones donde el lema siempre fue “El amor es la más grande de las revoluciones”.
El artista lució un traje completamente blanco que combinaba con las diferentes luces del escenario, estaba descalzo y transmitía una energía imparable que le entregó al público esa noche. Durante su concierto, Camilo recorrió y bailó casi todo el tiempo, menos en un momento en el que, junto a su tribu y los músicos que lo acompañaban, se sentó en el suelo de la tarima a conversar con ellos mientras les daba un mensaje de fortaleza a pesar de los momentos difíciles que podían estar viviendo.
Pidió que las personas que se sentían con el corazón roto encendieran las linternas de sus celulares. La Macarena se iluminó. “Cada vez que se sientan solos guarden estas lucecitas en la memoria y recuerden que no están solos. Todo es temporal y lo que sienten está en control de Dios”, decía Camilo mientras lo acompañaba La Tribu con gritos de emoción.
Después de su intervención en la que entabló una conversación con el público cantó “Manos de Tijera” con poca iluminación en el escenario y las luces de los teléfonos encendidas.
Esta canción de despecho pronto pasó, y le dejó mucho que recordar a los despechados y amantes de la canción. Pero rápido dio otro mensaje que terminaría con una gran sorpresa para todos los asistentes: “Uno siempre encuentra a su amor verdadero” y tras la afirmación, el escenario oscuro y azul pasó a tonalidades rojas llamativas para recibir la visita de Evaluna Montaner, su esposa. Lucía un traje negro que contrastaba con el blanco de él y juntos cantaron “Por primera vez” y “Machu Picchu” entre besos y abrazos.
La cercanía de Camilo con La Tribu de Medellín se notó. A veces parecía más una conversación entre amigos, con confesiones y consejos que el artista le entregaba a su público. Además, expresó que realmente él había venido a verlos a ellos (sus fanáticos) y no al revés como creían.
Esto lo demostró luego de proyectar en la pantalla varias fotografías de integrantes de La Tribu de Medellín (principalmente niños) mientras les recordaba a cada uno de ellos que eran una persona única y debían amarse tal y como eran.
El cariño por sus fanáticos se evidenció y también por la región de Antioquia, luego de agradecerle a sus papás (que lo acompañaron también esa noche) por haberle dado el privilegio de nacer en Medellín.
Teñido de los colores de la bandera de México cantó “Pesadilla” y “Alaska”, esta última la canta con el Grupo Firme, una banda proveniente de México.
De ese momento de música de banda mexicana llegó la invitación a bailar bachata con su canción “BEBÉ”. Dijo que le gustaría que “estuvieran pegaditos” y si no conocían a la persona de al lado, igual la abrazaran y bailaran juntos. De esa manera, La Macarena se convirtió en una pista de baile.
El artista cerró su presentación con “Pegao”, “Índigo” (con la que volvió Evaluna Montaner al escenario) y “Aeropuerto”, una de sus más recientes canciones. Agradeció a la gente de Medellín por su entrega esa noche y terminó con un “Gracias” gigante en la pantalla.
Eran las 9:40 de la noche y las personas coreaban “Camilo, Camilo” y pedían más canciones, mientras él desaparecía del escenario y caía papel picado plateado en La Macarena.