La carrera periodística de María Elvira Arango incluye trabajos en medios noticiosos de televisión, radio, prensa y electrónicos. Tras fundar las revistas Don Juan y Bocas –de la Casa editorial El Tiempo– pasó a dirigir Los Informantes, un programa de entrevistas transmitido en el horario estelar de los domingos. En la Feria del Libro de Bogotá, Arango presenta 1000 preguntas, una antología de sus diálogos con personajes que de alguna manera han impactado la opinión pública colombiana. EL COLOMBIANO conversó con ella sobre las exigencias del género de la entrevista y la forma de conocer a los personajes.
¿Cómo escogió las historias que conforman 1000 Preguntas?, ¿por qué estos personajes y no otros?
“Creo que ese fue el trabajo más difícil, una decisión que tomamos con los editores en Planeta. De tantas entrevistas quisimos publicar unas en donde hubo conexión con los personajes... entrevistas donde esas personas pudieron desnudar su alma, que eso es difícil lograrlo en una entrevista. La entrevista es un género complicado y al tiempo muy subestimado.
Es como una foto, uno toma una foto de un momento y estos personajes hablan de un asunto en particular. El libro es una suerte de archivo de un momento, sirve para consultar qué estaba pasando en Colombia en esta época que nos tocó vivir.
En el libro hay cultura, hay actualidad, hay violencia, hay buenos, hay malos, hay historias de de superación, hay historias que inspiran, otras que nos hacen llorar. Entonces como que tenía una buena mezcla y, además, espero que sea el primero de varios libros”.
¿Cómo prepara cada entrevista?, ¿ya tiene, digamos, un protocolo, un método?
“Lo primero es hacer reportería. Hacer reportería significa consultar fuentes, los amigos, los enemigos y la gente con la que trabajó, familiares, conocidos, gente con la que en algún momento se cruzaron por sus vidas. Todo eso antes de ir a hacer la entrevista, hacer la investigación del tema que vamos a tratar. Es que todo requiere investigación.
Cuando uno ya tiene lista la entrevista debe escuchar la grabación, hacer el trabajo de desgrabar, que requiere tanta carpintería para luego darle el tono que uno necesita, ya sea para prensa o para televisión”.