Para la mayoría de familias víctimas de la matanza ocurrida en Bojayá, Chocó, el 2 de mayo de 2002, el tiempo, como normalmente ocurre, no ha sido un aliado para superar la tragedia. El principal inconveniente para esas personas estaba en no haber podido despedir, según sus costumbres, a sus seres queridos. Ellos fueron enterrados en una fosa común sin identificación alguna lugar de Vigía del Fuerte, Antioquia. En total fueron identificados 74 restos.
Hoy el trabajo de la Fiscalía y Medicina Legal, que se extendió por dos años y medio en exhumar e identificar los restos óseos de las víctimas, terminó y Bojayá podrá cerrar el duelo que inició hace 17 años y cinco meses con el estallido de una pipeta bomba lanzada por las Farc a la iglesia de esa población, en medio de combates con el Bloque Elmer Cárdenas de las Autodefensas Unidas de Colombia.
“Esta puede ser la acción más importante que se ha hecho para poder cerrar nuestro duelo. Hoy se hace oficial la entrega de nuestros familiares”, dijo José de la Cruz Valencia, quien perdió a por lo menos cuatro sobrinos en la masacre.
Aunque hoy se hace el anuncio, la entrega, velación e inhumación de la osamenta será el 17 de noviembre en el mausoleo construido para este propósito en Bojayá.
“Será una actividad colectiva según nuestras costumbres. Podremos despedir a nuestros muertos con cantos, rezos y a nuestros niños con chigualos y gualies (ritos de las comunidades negras en caso de muerte de menores), añadió José de la Cruz.
Trabajo de memoria
El Centro Nacional de Memoria Histórica ha sido una de las instituciones que ha realizado un acompañamiento constante a las víctimas de Bojayá y como parte del proceso de reparación simbólica trabaja en la entrega de álbumes con relatos sobre la vida de aquellos que ya no están.
Desde esa institución confirmaron a EL COLOMBIANO que las familias recibirán los álbumes con las memorias e historias de quienes murieron en la masacre.
Fueron 40 encuentros con familiares, se reconstruyeron las historias y se conoció más sobre la vida de ellos. “Esto quedará para las nuevas generaciones que reconozcan quienes perdieron la vida allí. Es una narración muy humana, algo más allá de la cuestión numérica”, explicaron desde el Centro de Memoria Histórica
No repetición
Desde el movimiento de víctimas de Bojayá se hará un especial pedido de no repetición a las autoridades, ya que actualmente en esa zona del país persisten confrontaciones armadas entre grupos ilegales (ver paréntesis).
“El pedido también se extiende a una estabilización económica de la zona, además de una solución con el fluido eléctrico del municipio”, afirmó una de las víctimas.