Hace alrededor de cinco meses la primera dama no vive en la Casa de Nariño, como tampoco lo hace el presidente Gustavo Petro. Pero la pareja presidencial por ahora no comparte tampoco su lugar de residencia. Aunque esos datos hacen parte de la vida privada de ambos, desde lo público hay un interés en entender las funciones y los roles de la familia del presidente que gobierna al país, tal como ha sucedido con todos los mandatarios.
Es tradicional en Colombia que en el Gobierno las primeras damas, además de tener un rol de acompañamiento y en algunos casos de representación del Estado, se dediquen a labores que tienen que ver con la infancia y adolescencia (suele haber un grado de influencia en el Instituto de Bienestar Familiar) y también en el liderazgo de proyectos concretos o de políticas públicas para poblaciones vulnerables.
Sin embargo, el papel de la primera dama Verónica Alcocer no ha sido claro en el entorno del presidente Gustavo Petro desde que se conoció un video de este con una mujer agarrado de la mano por las calles del centro de Panamá en una visita oficial. En ese momento, el presidente no dio explicaciones pero sí rechazó los comentarios tránsfobos que se generaron en redes sociales por la especulación errada de las características de la mujer con la que Petro caminaba de la mano en una muestra evidente de distancia con Alcocer. Sin embargo, lo que sí cambió fue la presencia de la primera dama en el Gobierno que había sido mucho más visible, incluso llegando a ser la enviada de Colombia para el funeral de la Reina Isabel II cuando murió en Inglaterra en septiembre de 2022.
Desde el video, la primera dama empezó a aparecer mucho menos y fuentes bien enteradas de sus movimientos aseguran que hace cinco meses está viviendo en Italia. “Viene muy poco, es muy extraño verla aquí”, dijo una persona que la conoce a EL COLOMBIANO. Aunque la primera dama dejó de estar presente en el país y al mismo tiempo abandonó en los últimos meses las tareas de las que estuvo a cargo al inicio de la administración con mucha más relevancia, lo que sí es claro por sus publicaciones en redes es que ahora se dedica a viajar en representación del Gobierno por varios países del mundo.
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Alcocer estuvo en China en septiembre en un viaje por varias regiones del país asiático para fortalecer convenios educativos sin que se conozcan los resultados de esa gestión; en noviembre estuvo también en Egipto en varias reuniones y eventos alrededor de temas de mujeres y adultos mayores; y en julio asistió con el presidente a la inauguración de los Juegos Olímpicos en París. Luego, en noviembre y diciembre estuvo presente en Bogotá para firmar convenios y viajar a visitar a niños en algunas regiones por la navidad. Y, finalmente, este fin de semana se conocieron varias imágenes de Alcocer recorriendo las calles de Sincelejo, su tierra natal, para acompañar la apertura de las fiestas del 20 de enero que son un importante referente del departamento de Sucre.
Esta vez estuvo bailando por las calles de la ciudad con su hija, Sofía Petro, que acaba de empezar a trabajar en la Fundación Paz y Reconciliación, la corporación de Leon Valencia. La primera dama apareció vestida con trajes típicos como es costumbre bailando porro con un equipo de video que grabó su caminata mientras atendía a varios medios locales.
Al principio del Gobierno, Alcocer no tuvo solo influencia en las designaciones del ICBF, el Ministerio de Cultura, Procolombia y Artesanías de Colombia, sino también cercanía con las personas más poderosas que rodean al presidente. Su relación con la directora del DAPRE, Laura Sarabia, siempre ha sido buena y de confianza porque Sarabia también se ocupa de la logística de toda la familia del presidente, además la primera dama tuvo un rol relevante en el relacionamiento del mandatario con los catalanes Xavier Vendrell y Manuel Grau- que estuvieron en la campaña y de acuerdo con una investigación de La Silla Vacía participaron en contratos del distrito cuando Petro era alcalde de Bogotá- y una de sus mejores amigas, Carolina Plata, tenía un contrato de más de 20 millones de pesos al mes por desempeñar funciones de protocolo y organización para la Casa de Nariño.
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La primera dama es una amante de las festividades y las culturas de las regiones en Colombia y se ha dedicado a ser una exponente de esas tradiciones. Ha estado recorriendo las calles de Barranquilla durante el carnaval en años anteriores y esta vez inicia el 2025 haciendo lo propio para los festivales de Sucre. Pero lo que no es claro es el gasto exacto de su agenda internacional como representante del Gobierno colombiano, al mismo tiempo que ya no pasa la mayoría de su tiempo en la Casa de Nariño y no hay certeza de sus funciones frente a las políticas del Gobierno en temas que para ella han sido trascendentales como los crímenes contra los niños, la violencia a la mujer y las ayudas a los adultos mayores.
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