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¿Es viable la polémica idea de Uribe de intervenir a Venezuela?

Expertos advierten que la propuesta del expresidente es inviable por el antecedente de Afganistán, por el rechazo de China y Rusia, y el costo económico y humanitario. ¿Una salida preelectoral?

  • Los especialistas abogan por soluciones diplomáticas y estrategias regionales para abordar la crisis política venezolana. FOTO getty
    Los especialistas abogan por soluciones diplomáticas y estrategias regionales para abordar la crisis política venezolana. FOTO getty
14 de enero de 2025
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En política internacional y diplomacia hay una lección aprendida que sigue vigente: las guerras son fáciles de comenzar, pero difíciles de terminar. De allí la polvareda que persiste tras la controvertida propuesta que lanzó el expresidente Álvaro Uribe Vélez, quien –en medio del crispado ambiente político en Venezuela y la región tras la cuestionada posesión de Nicolás Maduro como presidente hasta 2031–, sorprendió al proponer una intervención militar internacional “que desaloje a la dictadura”.

Recién este lunes, a través de su cuenta en la red social X, Uribe arreció en la idea que ventiló días atrás desde Cúcuta, en la frontera con Venezuela. Al citar artículos de la Constitución Política del vecino país, el jefe máximo del Centro Democrático sostuvo que la ciudadanía venezolana puede entrar en desobediencia civil en la medida en que “cualquier régimen, legislación o autoridad contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos”.

Incluso, al compartir apartes de su discurso en la capital de Norte de Santander, Uribe insistió en advertir los efectos del éxodo de venezolanos por cuenta de la crisis política y social desatada bajo el Gobierno Maduro, al tiempo que compartió artículos de Naciones Unidas en los que se detalla el principio de “la responsabilidad de proteger”.

Según detalló el exmandatario, se trataría de una intervención de las Naciones Unidas de forma multilateral y sin participación de Colombia. La operación se asemejaría a lo ocurrido entre 2001 y 2021 en Afganistán –donde Estados Unidos encabezó una intervención para desmantelar a Al Qaeda y capturar a Osama bin Laden–, o lo vivido en Libia a partir de 2011, cuando se lanzó una operación para hacer frente al régimen de Muamar el Gadafi.

En Afganistán el balance no deja de ser crudo: solo entre 2010 y 2019, el número de víctimas mortales civiles ascendió a 100.000. “Lejos de la transición fluida de poder que los talibanes afirman que tuvo lugar, la población ha pagado una vez más con su vida”, concluyó en 2021 un informe de Amnistía Internacional (AI). Por su parte, tras la caída de Gadafi, Libia sigue “sumida en el desgobierno y la impunidad por crímenes de guerra cometidos por milicias y grupos armados rivales”, según otro documento de AI.

Semejantes ejemplos, según expertos consultados por EL COLOMBIANO, son suficientes para desvirtuar la propuesta lanzada por el exmandatario. “No tiene asidero, no es viable”. Una amenaza de fuerza para generar algún espacio de negociación lo único que hace es darle munición al régimen para llenar narrativas. Parece que los liderazgos nacionales no están a la altura de lo que demanda la crisis venezolana, tanto por parte del expresidente Uribe como del Gobierno de Gustavo Petro, explica el investigador Ronal Rodríguez, vocero del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.

De hecho, en línea con lo dicho por Petro –quien se opuso “a que pasen los ejércitos a llevar la muerte a los seres humanos”–, el canciller Luis Gilberto Murillo expresó su rechazo a una intervención con el visto bueno de Naciones Unidas, abogando por el diálogo y la salida negociada.

Lo cierto es que, más allá de las opiniones divididas, no habría ambiente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para darle vía libre a una intervención de ese calibre en Venezuela. De acuerdo con el profesor Manuel Rayran Cortés, de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado, la propuesta no tardaría en ser vetada por aliados de Venezuela como China o Rusia. A ello se suma que, en medio de los conflictos en Medio Oriente y entre Rusia y Ucrania, otra guerra internacional sería lo último que le convendría al organismo.

“Ya hay otros conflictos abiertos y Naciones Unidas no entraría en ese juego de hacer una intervención para que se abra otro conflicto. Es una propuesta inviable en la medida en que no es el objetivo del Consejo de Seguridad y hay miembros que también rechazarían esa propuesta”, señala.

Según Rayran, el antecedente más inmediato es lo ocurrido en Libia cuando se aplicó la “doctrina de responsabilidad de proteger” o R2P, en la que la comunidad internacional decide intervenir para “proteger a la población puesto que su mandatario los está asesinando”.

De hecho, Ivan Šimonović, asesor de Naciones Unidas sobre la Responsabilidad de Proteger, ha defendido la intervención, pero solo en casos de “genocidio, crímenes de guerra, depuración étnica y crímenes de lesa humanidad”.

Para el profesor Rayran, la “doctrina de la responsabilidad de proteger” se intentó promover una vez más en 2015 en Siria; no obstante, “en esa oportunidad China y Rusia lo vetaron dado que el caso de Libia había resultado un desastre. No lo van a permitir ahora bajo el entendido de que estas potencias no desconocen que hay expectativas geopolíticas en Venezuela por el gas y el petróleo”.

Por si fuera poco, en la ecuación hay que tener en cuenta los costos financieros y militares de enrutarse en un nuevo conflicto, situación que no deja de ser confusa y difícil en el actual escenario geopolítico.

En este contexto, otra opción sería solicitar el traslado de los denominados Cascos Azules, tropas militares desplegadas por Naciones Unidas para mantener la paz, pero académicos insisten en que tampoco sería viable dado que en Venezuela aún no hay una guerra civil en sentido estricto.

El profesor Christian Chacón, del programa de Relaciones Internacionales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, asegura que, más allá del acompañamiento y la vigilancia, Naciones Unidas no podría intervenir de manera directa “en lo que tiene que ver con las decisiones de la soberanía y en el mantenimiento de las instituciones en Venezuela”.

Tal vez el expresidente Uribe sabe bien que su propuesta no es viable. Por ello, no son pocos los que piensan que su aparición en la zona de frontera, con varios precandidatos de su partido a la Presidencia, puede tener también una intención preelectoral. La intención sería ir ocupando el discurso del antimadurismo.

Los expertos consultados por este diario coinciden en que, más allá de abrir otro frente de conflicto lo que urge es formular estrategias que permitan abordar la crisis política en Venezuela. “Cuando los líderes políticos divagan terminan haciendo que la nación colombiana también divague y le meten un ruido innecesario a una situación muy compleja”, concluye el investigador Rodríguez.

Machado pidió no bajar la guardia

María Corina Machado, líder opositora al régimen Maduro, reapareció en redes para animar a la ciudadanía a oponerse al Gobierno. “Ellos saben que son pocos y que están aislados. Saben que sus días en el poder están contados. Están paranoicos y no duermen: pasan las noches en vela, escuchando el tictac del reloj. Saben que se acerca su final”. Pidió a simpatizantes que vienen nuevas acciones y que la movilización debe alistarse para el “round ganador”.

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