El expresidente arreció en sus reparos y críticas al gobierno del primer presidente de izquierda y, abanderando la seguridad, no se guardó nada a la hora de criticar a Petro.
Dejando de lado una oposición pasiva, sin protagonismo y ciertamente apacible, esta semana el país volvió a ver la faceta más crítica y confrontacional del expresidente Álvaro Uribe Vélez. En medio del juicio que lo tiene contra las cuerdas, el mandamás del Centro Democrático hizo sentir su voz y le subió los decibeles a los reclamos y reparos contra el gobierno de Gustavo Petro.
Abanderando una vez más la consigna de la seguridad, esta semana el exmandatario sorprendió al recordarles a las Fuerzas Armadas que la protección de los colombianos “tiene que darse ante la violencia por parte de las instituciones, quiera o no el presidente de la República”. Semejante mensaje le dio gasolina a Petro y no tardó en ser interpretado como una intentona por derrocar el Gobierno.
Si bien desde el inicio del primer gobierno de izquierda, Uribe se plantó en la orilla de la oposición sin entrar en mayores confrontaciones, dejó a un lado la condescendencia para resurgir como líder de la oposición apalancado en un discurso en el que es experto: la seguridad.
Justamente, los hostigamientos de grupos armados ilegales contra la Fuerza Pública y la sociedad civil que se recrudecieron la última semana son ahora el argumento de Uribe para reagrupar la oposición y sentar una posición organizada en contra del Gobierno que, según analistas, ‘está dando papaya’ con el descontrolado orden público que vive hoy el país.
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No es casualidad que el giro de su posición frente al Gobierno suceda justo cuando se defiende en juicio por los delitos de soborno, fraude procesal y soborno a testigos. Justamente, se trataría de una estrategia política para imprimir aliento a su caída popularidad y retomar el protagonismo como líder de su partido, mientras cae la imagen de Petro.
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“El elemento determinante de ese cambio de posición ha sido fundamentalmente el inicio del juicio y seguramente convencido que eso ayude a su protagonismo frente a un Gobierno como el de Petro que también pierde opinión. Eso le va a dar un reconocimiento y también podría darle un efecto positivo en términos de su propio proceso ante la justicia”, opinó el experto en paz, analista y profesor, Alejo Vargas.
En ello coincide Eugine Richard, docente-investigadora de la Universidad Externado, quien explica que Uribe –acostumbrado a imponer agenda mediática–, busca poner de presente una vez más el tema de seguridad y que los reflectores no estén puestos en sus líos con la justicia.
“Uribe quiere tener relevancia en la cobertura mediática más allá de su juicio. Él ha dominado durante mucho tiempo la cobertura mediática y está acostumbrado también a influenciar la cobertura de los medios, imponer temas y dinámicas. Hablar de seguridad mientras está enfrentando un juicio puede ser una estrategia para ocupar la agenda de los medios por otros temas que no sean sus líos jurídicos”, manifestó Richard.
De hecho, en la noche del miércoles Uribe fue más allá y desató controversia al hacer mención de cómo se gestaron las autodefensas y cómo el ambiente de seguridad en ese entonces –años 90– era similar al que se vive en la actualidad. “Antes del paramilitarismo terrorista y narcotraficante hubo autodefensas y eso se creó en muchas partes por el estado de necesidad de la ciudadanía desprotegida. ¿a dónde nos puede llevar esto?”, cuestionó.
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Incluso, el exmandatario respondió a Petro, que compartió una imagen en la que se citan dos artículos del Código Penal en los que recordó que es delito incitar derrocar al Gobierno y alzarse en armas contra el orden constitucional. Al referirse a su proceso judicial, Uribe dijo que con comentarios de ese calibre desde Casa de Nariño pretenden judicializar a la oposición.
“Nos amenazan con cárcel como hoy amenazó. Ninguna amenaza nos puede callar. En el caso mío, ¿cuánto me han amenazado con cárcel? Y ya lo lograron y lo hicieron por diferentes medios, pero nosotros no podemos renunciar al deber de buscar, de acuerdo con la Constitución, un país seguro”.
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Por todo ello, sostuvo que bajo la batuta de Petro el país transita a un modelo castrochavista: “¡Cómo les daba de urticaria y de piquiñita cuando los criticábamos por castrochavistas, y ahora se van pareciendo con esas amenazas de llevar a la cárcel a la oposición, como lo ha hecho (Hugo) Chávez y (Daniel) Ortega!”.
Para el profesor Juan Pablo Milanese, de la facultad de Ciencia Política de la Universidad Icesi, la suma de estos factores hacen que Uribe esté apostando también por sacar réditos del mal momento del Gobierno.
“Todo Gobierno pasa en su relación con el Congreso por tres estadios. Un primer estadio de docilidad de los legisladores. Luego, uno de negociaciones y, finalmente, uno en el que al Congreso ya no le interesa mucho hablar con el Gobierno. Claramente, el Parlamento colombiano está entrando en una etapa intensamente transaccional, lo que produce un debilitamiento del Gobierno. En ese escenario, actores de la oposición buscan fortalecerse como referentes”, manifestó.
Además, Uribe reclamó por la ola de extorsión, la supuesta inacción del Ejército y hasta la poca capacidad técnica e instrumental que tendrían las Fuerzas Armadas para defender a la población. Incluso, tuvo tiempo para hablar de las “reformas dañinas” del Gobierno y advirtió que Petro busca no solo gestar una constituyente, sino más estallidos sociales.
“El presidente ya ha amenazado con volver los estallidos sociales del 19 y del 21. Entonces quieren forzar unas reformas dañinas para el país con congresistas sobornados y al mismo tiempo amenazar al país que si no se aprueban vienen los estallidos sociales, proponiéndolo ya no desde la oposición, sino desde el Gobierno. Eso puede coincidir en el tiempo con el movimiento de masas que quieren hacer con el ELN en su proceso de paz”, precisó.
A su turno, el presidente Gustavo Petro manifestó que Uribe “debería aprender a hablar de paz”, al tiempo que criticó que “hacer trizas la paz, una y otra vez” llevaría a Colombia “al abismo”.
