“Entrampamiento” es el título de un informe de la Comisión de la Verdad que revela que el desaparecido líder disidente de las Farc, alias Jesús Santrich, habría sido inducido a cometer delitos que lo llevaron a desertar definitivamente del Acuerdo de Paz que había firmado con el Estado colombiano. En la operación de “inducción” habría participado la DEA y la Fiscalía, dirigida entonces por Néstor Humberto Martínez.
“El caso de la operación del exnegociador de las FARC-EP ‘Jesús Santrich’, que llevó a su captura por estar supuestamente involucrado en un acuerdo para exportar diez toneladas de cocaína hacia Estados Unidos, tuvo muchos coletazos lejos del búnker de la Fiscalía: golpeó a la facción más crítica de las FARC-EP con el Acuerdo de Paz de 2016”, relata la Comisión de la Verdad en un documento que anticipó la revista Cambio.
La información recopilada por la Comisión revela que Marlon Marín, sobrino de alias Iván Márquez, jugó un papel protagónico en los hechos que desencadenaron en la conformación de la disidencia conocida como “La Segunda Marquetalia”. El hombre tenía la función de inducir a “Santirch” al delito.
Una vez se conformó el partido Farc, ahora Comunes, se hizo pública la división irreconciliable entre dos alas ideológicas: la de Rodrigo Londoño, conocido como“Timochenco, e “Iván Márquez”. De esta puja se habrían aprovechado la DEA y escogieron a Marlon Marín como el peón de esta partida que, según el relato la Comisión, pudo poner en jaque el Acuerdo de Paz.
El sobrino de Iván Márquez empezó a ser rastreado por la justicia en 2016. Para entonces se conoció que Marín intentaba incidir en contratos de la paz enfocados en los proyectos que se llevarían a las entonces zonas veredales que agruparon a los guerrilleros en proceso de reincorporación.
En este punto se conoció que el exfiscal Néstor Humberto Martínez le comentó al entonces presidente Santos que Marlon Marín estaba siendo investigado por estos hechos que “involucraban recursos de la Comunidad Internacional que apoyó el proceso”.
A la par, Marín ya habría iniciado sus colaboraciones con la DEA, lo hizo desde 2015, y valiéndose de su vínculo familiar con Márquez, cuando adquirió la visa americana.
Un video que habría sido grabado a las 10:00 de la mañana del 1 de noviembre del 2017 en un hotel en Bogotá fue la prueba reina que desencadenó en la captura de Jesús Santrich. En él, el exguerrillero aparece entregando a unos supuestos socios una carga de cinco kilos de cocaína como parte de un acuerdo inicial para exportar más narcóticos a Estados Unidos.
El video desencadenó en una acusación formal del Gran Jurado de la Corte Federal del Distrito Sur de Nueva York en el que los señalados como responsables del delito de conspiración para exportar cocaína fueron Jesús Santrich, Armando Gómez, alias el Doctor, y Fabio Simón Younes Arboleda y Marlon Marín.
Una investigación de El Espectador reveló que al parecer los “socios” que aparecieron en el video eran agentes de la DEA y que los cinco kilos de cocaína habrían sido comprados por 22,5 millones de pesos por la fiscal 14 especializada Bertha Neira como parte del plan.
En Abril de 2018 la justicia a ordenó las capturas de Jesús Santrich y de Marlon Marín.
“De acuerdo con información oficial de Migración Colombia Marlon Marín salió del país el 16 de abril de 2018, siete días después de su captura, con destino a Montreal en Canadá y ese mismo día aterrizó en Nassau, la capital de Bahamas. Marín viajó a Estados Unidos con hombres de una agencia federal de ese país para colaborar con la justicia. El gobierno gringo desistió de una petición de extradición en su contra y eso llevó a que se presentara voluntariamente ante los agentes de ese país. Marín terminó ofreciendo colaboración en el proceso contra Santrich a cambio de beneficios judiciales”, puntualiza el informe de la Comisión.
Según la Comisión, los hechos que terminaron con la captura y posterior reincidencia de Jesús Santrich en las armas todavía no están claros. Añadieron que la Segunda Marquetalia es solo una de las 20 disidencias que se han conformado.
“Golpeó a la facción más crítica de las FARC-EP con el Acuerdo de Paz de 2016 y la terminó de convencer de volver a las armas; golpeó a muchos mandos medios, convencidos de que los siguientes serían ellos; golpeó a los exguerrilleros de base, que desde entonces leen con más fuerza muchas decisiones del Estado como parte de una conspiración”, concluye la Comisión.
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