Si Carlos Pizarro estuviera vivo, seguramente seguiría siendo el hombre que una vez empeñada su palabra, la hacía cumplir. Seguiría siendo el padre amoroso, comprensivo, de escasos minutos con la gente, pero con toda la atención dispuesta para cuando se le acercaban a hablarle.
Hoy, a 25 años de su asesinato, con la impunidad viva y la pistola utilizada en su asesinato fundida, los seguidores mantienen la fe ardiente en los ideales del “comandante papito”, como le decían a Pizarro, el hombre que según su hija María José Pizarro, enamoraba no solo por su físico, sino por su forma de pensar, de atender a las personas.
“Hay gente que lo enamora a uno. Hombres y mujeres, no solo por el tema de atraer físicamente, sino por otras situaciones, y mi padre despertaba en la gente sensaciones muy especiales. Interiormente sí cautivaba a las personas de una manera muy especial”, recuerda la hija de Pizarro.
Pero desde la fría Bogotá, y a unas pocas horas de la inhumación de su padre, María José señala que si Pizarro estuviera vivo, el país no habría tenido que recorrer tantos años de guerra, y de una guerra que se ha degradado tanto.
“Él tenía el compromiso firme de aportar en la construcción de la paz en Colombia, no solamente con el M19, sino con otros grupo insurgentes, habiéndose dado un buen desenlace en esos procesos. Si él hubiese podido continuar vivo, habría podido incidir positivamente para que los acuerdos se hubiesen podido concretar mucho antes”.
Si Carlos Pizarro estuviera vivo, dice su hija, seguramente sus ideas, y sus valores como la palabra empeñada, el honor y el respeto, y la aceptación de la diferencia, serían hoy insumos para el proceso de paz con las Farc. “Imagínate lo que habría podido hacer si le hubiesen dado la oportunidad de estar vivo, habría podido aportar mucho a la paz”.
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Dice Augusto Osorno, uno de los militantes del M19 que compartió con Carlos Pizarro los días de guerra, que el exjefe de esa guerrilla y del partido nacido después de la desmovilización, Alianza Democrática M19, era un hombre muy humano. “Hacía coincidir la palabra con los hechos y era un comandante que no solo dirigía. Era muy generoso y le cabía el país en la cabeza”. Por eso para Osorno, Si Pizarro estuviera vivo, “seguiría persistiendo en el diálogo, y en la conquista de un acuerdo que beneficie a la democracia”.
Dicen los que lo conocieron, que si Carlos Pizarro estuviera vivo seguiría regalando zapatos como lo hizo una vez a una mujer en Miranda, Cauca, a quien el marcó la vida por ese hecho, y sus ideas ayudarían a hacer un mejor país, pues lo conocía desde las orillas de la opulencia de la que descendía y la necesidad que conoció.
