Cada vez falta menos para que el excomandante paramilitar, Salvatore Mancuso, quede en libertad. La tramitología que lo mantiene preso es menor, a su favor tiene el fallo del magistrado del Tribunal de Justicia y Paz que le revocó 57 medidas de aseguramiento y la boleta de salida lista en poder del Inpec. Lo demás es “carpintería”.
Confiado en su excarcelación, Mancuso y su equipo de defensa planean las actividades priorizadas una vez esté por fuera de La Picota, entre esas, la búsqueda de fosas comunes en la frontera con Venezuela y Córdoba.
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La tarea no es sencilla, para ello, Mancuso está dispuesto a reunirse con exparamilitares presos en las cárceles del país, para que de manera coordinada recuerden puntos exactos o al menos cercanos donde pudieran estar los restos y así, trazar la ruta que los llevaría a encontrar de 200 a 400 fosas.
Dice el abogado del exparamilitar que “se están tratando de ubicar en la zona de frontera con el vecino país de Venezuela, en regiones donde los paramilitares arrojaban los cuerpos o los enterraban en fosas comunes”, relató el defensor a Rcn Radio.
El delito de desaparición forzada sigue siendo uno de los más cometidos en el marco del conflicto armado. Hasta diciembre de 2022, había registro de 26.691 víctimas de desaparición forzada a manos de paramilitares.
Los familiares de las víctimas lo catalogan como una pena en la que no hay consuelo, tan eterna como torturadora. El sufrimiento cesa cuando de su desaparecido hayan al menos sus restos. “Al menos ya sabemos que está muerto y podemos llorarlo, cuando no sabemos nada, en el fondo aunque pasen los años, la esperanza de que esté por ahí no deja de torturar”, dice Teresita Gaviria, cuyo hijo fue desaparecido hace 25 años por los paramilitares, cuando él tenía apenas 15 años de edad.
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Con la llegada de Mancuso a Colombia, la búsqueda de restos mortales de víctimas de las Autodefensas Unidad de Colombia (AUC), tiene un nuevo capítulo, dice su defensa. La información que aportará en las diligencias será determinante para avanzar en los procesos judiciales. De ahí también que confían en la buena memoria de su cliente toda vez que hace más de 20 años que se desmovilizó.
Mancuso no saldrá únicamente buscar fosas comunes, está atento a los requerimientos del Gobierno Nacional para cumplir las labores asignadas como gestor de paz. De él, se espera que apoye al desarme de los grupos que heredaron las lógicas del crimen de los paramilitares.
En todo caso, aunque sea beneficiado con la libertad, Salvatore Mancuso deberá seguir presentándose ante las autoridades. De hecho, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), lo convocará en los próximos días para que rinda testimonio en el macrocaso 8 que investiga y juzga los crímenes cometidos por los paramilitares en asociación con las Fuerzas Armadas.
Actualmente, el excomandante criminal responde de manera paralela a la JEP y a los tribunales de Justicia y Paz. Justamente, la Corte Constitucional deberá destrabar el asunto de competencias entre ambas jurisdicciones con el fin de que solo una quede a cargo de los asuntos jurídicos del exparamilitar.