La tesis es una: ese tal desabastecimiento de medicamentos en el país no existe y que, en lugar de eso, se trata de una estrategia de negligencia malintencionada por parte de algunos gestores farmacéuticos. Con esta premisa, el superintendente de Salud, Luis Carlos Leal Angarita, ha protagonizado una estrategia mediática y de redes sociales en la que se le ve haciendo visitas sorpresas en algunas sedes de entrega de medicamentos. Empezó en Bucaramanga y luego siguió a la capital y otras ciudades.
La apuesta era una: inspeccionar en esas sedes qué estaba pasando con la no entrega de medicamentos a los pacientes, hablar con los usuarios que estuvieran esperando turno en esos sitios, increpar a las personas que estuvieran trabajando en esos momentos y, como colofón, lanzar la tesis anterior, como lo hizo Leal: “no es que haya desabastecimiento de algunos medicamentos e insumos, es que no se quieren entregar”.
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No obstante, y aún con la réplica amplia que ha hecho el presidente Gustavo Petro de esto, la parafernalia que ha sido transmitida en algunos noticieros y en las redes sociales del superintendente y de la entidad, no sería la salida más efectiva para este tema, que lleva sonando no meses, sino años en el país.
Para la muestra de esto, hay varios botones. Unos auspiciados y señalados por el investigador de sistema de salud de la Universidad Johns Hopkins, Andrés Vecino, y otros por reportes de entidades de salud del mismo Gobierno.
Empecemos por el segundo.
Lo manifestado por el superintendente Leal es contradictorio. Empezando porque hasta contradice la información oficial de entidades del mismo ramo, como el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) y del propio ministerio.
Mensualmente, el Invima publica un documento llamado “listado de abastecimiento y desabastecimiento”, en donde enumeran todos los medicamentos que están o han estado en circulación en el país, clasificados en seis categorías: sin desabastecimiento, en monitorización, en riesgo de desabastecimiento, desabastecido, temporalmente no comercializado y descontinuado.
La más reciente se publicó el 20 de agosto. En esta, once fármacos aparecen reseñados como desabastecidos, lo que quiere decir que está escaso.
Con esto, de entrada, queda en entredicho la tesis del superintendente Leal. Si no hay desabastecimiento, sino que los gestores farmacéuticos no están entregando los medicamentos, ¿entonces esta información del Invima es imprecisa?
De igual manera, en la página del Ministerio de Salud hay un aplicativo llamado “Reportes de incidencias en el abastecimiento”, en donde se puede buscar por nombre del medicamento (comercial o genérico). Por ejemplo, el Salbutamol 5 mg/mL Solución para nebulizar —reportado en la lista del Invima— sale reportado en esa página.
Así pues, ¿esta página del ministerio también tiene información inexacta?
Finalmente, el investigador Andrés Vecino, en diálogo con EL COLOMBIANO, anotó un detalle no menor. En el video que compartió Luis Carlos Leal en la sede de Audifarma en Bucaramanga (Santander), se le oye cuestionar con molestia la no entrega de pañales, que son artículos que en el sistema de salud colombiano no están dentro del plan de beneficios en salud (PBS), sino que son un servicio complementario.
Esa clase de servicios se pagan con los llamados presupuestos máximos en salud, que son ese rubro que el Ministerio de Hacienda le está adeudando de los años 2022 y los meses que quedan de 2024.
Lo que quiere decir que si hay escasez de pañales es por la insuficiencia de recursos que afecta al sistema. “Es una maniobra retórica, pero decir que desabastecimiento no hay, sino que se debe a negligencia no es la razón estructural de lo que realmente ocurre, que es un problema de suficiencia”, dijo Vecino.
“Lo que el superintendente de Salud está haciendo es un sofisma de distracción. Al hacer ese show no está facilitando o atendiendo el problema estructural del sistema. Para eso debe asegurarse de que el flujo de recursos esté garantizado y para eso, primero hay que actualizar la unidad de pago por capitación y pagar los presupuestos máximos. Mientras no hagan eso, vamos a seguir en el mismo problema”, acotó el investigador.
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