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Descubren nuevo síndrome genético en familia antioqueña

Tras 14 años de investigación, el Grupo de Neurociencias de Antioquia de la UdeA descubrió un nuevo síndrome genético, causado por una mutación en el gen SPAG9 que combina problemas de neurodesarrollo con neurodegeneración progresiva, convirtiéndose en un hallazgo inédito que podría revolucionar el estudio de trastornos cerebrales.

  • Resonancias magnéticas de los cerebros de los pacientes estudiados. FOTO cortesía Natalia Acosta Baena
    Resonancias magnéticas de los cerebros de los pacientes estudiados. FOTO cortesía Natalia Acosta Baena
  • Natalia Acosta Baena, investigadora del GNA y del Genmol. FOTO cortesía Natalia Acosta Baena
    Natalia Acosta Baena, investigadora del GNA y del Genmol. FOTO cortesía Natalia Acosta Baena
28 de noviembre de 2024
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En una vereda del norte de Antioquia, una familia vivía desde hace años una situación inexplicable, pues tres de sus hijos habían crecido con signos de discapacidad intelectual, acompañados de un progresivo deterioro cognitivo que desafiaba cualquier diagnóstico conocido, hasta que en 2010, el médico Andrés Villegas Lanau, coordinador del Banco de Cerebros del Grupo de Neurociencias de Antioquia (GNA) y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, visitó el lugar y conoció este caso, y así, lo que comenzó como una simple observación médica, se transformó, tras catorce años de ardua investigación, en el descubrimiento de una nueva patología genética: el síndrome del desarrollo cerebral y neurodegenerativo.

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Este síndrome, que no había sido descrito previamente por la ciencia médica, está vinculado a una mutación en el gen SPAG9, una alteración genética afecta una proteína esencial para el transporte celular, provocando una combinación poco común de problemas de neurodesarrollo y neurodegeneración. Los hallazgos liderados por Natalia Acosta Baena, investigadora del GNA y del Grupo de Genética Molecular (Genmol), forman parte de su doctorado en Ciencias Básicas Biomédicas con énfasis en Genética en la UdeA.

Sabíamos desde hace años que se trataba de un síndrome nuevo, pero recientemente completamos la caracterización genética del grupo familiar afectado”, explica Andrés, mientras Natalia, quien estudió esta familia desde el 2019, recuerda que la travesía científica para llegar a esta conclusión no estuvo exenta de obstáculos: “En Colombia, la secuenciación genética apenas empezaba a desarrollarse, así que tuvimos que enviar las muestras a Corea para su análisis. Los datos crudos fueron procesados posteriormente con herramientas bioinformáticas avanzadas, lo que requirió tiempo, entrenamiento especializado y recursos”. Este proceso implicó la filtración de variantes genéticas raras y el análisis de exomas —partes de los genes que producen proteínas— en los 17 familiares estudiados, incluyendo los tres casos principales.

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Los resultados revelaron un fenotipo neurológico complejo. Los tres hermanos presentaban discapacidad intelectual, retraso en el habla y atrofia cerebral progresiva, evidenciada en resonancias magnéticas. Las imágenes también mostraron malformaciones en el hipocampo, adelgazamiento del cuerpo calloso y afectaciones en el cerebelo, órganos esenciales para la memoria, la coordinación motora y la conexión entre los hemisferios cerebrales. “Lo que llama la atención es que este síndrome combina elementos del neurodesarrollo, como malformaciones cerebrales, con características neurodegenerativas progresivas, lo cual es poco frecuente”, advierte Natalia.

Natalia Acosta Baena, investigadora del GNA y del Genmol. FOTO cortesía Natalia Acosta Baena
Natalia Acosta Baena, investigadora del GNA y del Genmol. FOTO cortesía Natalia Acosta Baena

El gen SPAG9, asociado previamente con funciones reproductivas, nunca había sido vinculado a trastornos cerebrales. Su mutación interfiere en el transporte celular esencial para la salud neuronal. En etapas tempranas, afecta el desarrollo correcto de la corteza cerebral, mientras que en la adultez impide la limpieza interna de las neuronas, provocando la acumulación de toxinas y, eventualmente, la muerte celular. “Este gen actúa como un motor para el transporte de vesículas y lisosomas en las neuronas. Si falla, los procesos necesarios para el desarrollo y mantenimiento del cerebro se ven comprometidos”, comenta la investigadora.

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El descubrimiento también abre la puerta a futuros estudios y posibles terapias. “Este síndrome proporciona un modelo único para estudiar cómo las alteraciones en el transporte celular pueden llevar a enfermedades cerebrales. Podría ayudarnos a entender otros trastornos neurológicos complejos, como el Alzheimer”, apunta Andrés, mientras Natalia expone que el hallazgo es solo el comienzo: “Faltan estudios funcionales para replicar esta mutación en modelos animales y entender su impacto a nivel celular. Esto podría llevar a terapias génicas o tratamientos que prevengan las consecuencias de esta alteración”.

La investigación fue publicada en la revista Genomic Psychiatry bajo el título A novel neurodevelopmental-neurodegenerative syndrome that cosegregates with a homozygous SPAG9/JIP4 stop-codon deletion. En ella participaron, además de Natalia y Andrés, otros diez científicos del GNA y Genmol, incluyendo a Johanna Tejada Moreno, Alejandro Soto Ospina, Alejandro Mejía García, Mauricio Preciado, Jessica Nanclares Torres, María Antonieta Caro, Winston Rojas, Gloria Cardona Gómez, Lucía Madrigal y Mauricio Arcos Burgos.

El caso de esta familia antioqueña ilustra cómo las investigaciones locales pueden contribuir a la ciencia global. En palabras de la autora principal del estudio: “Esto nos ayuda a entender una proteína clave para la salud cerebral y nos ofrece pistas para descifrar otras enfermedades neurodegenerativas. Puede que esta familia sea la primera en el mundo diagnosticada con este síndrome, pero es probable que haya muchos más casos por descubrir”.

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