Accidentes de tránsito, laborales o domésticos, agresiones, atropellos y hasta prácticas deportivas de riesgo están en la lista de causa de traumatismo craneoencefálico, TCE.
Señala la Organización Mundial de la Salud, OMS, que en el TCE hay un cambio repentino del estado de conciencia de gravedad y duración variables: desde confusión mínima hasta un estado de coma profundo o coma vegetativo persistente, en los casos más graves.
Incluso, puede haber alteración de las funciones cerebrales y, en algunos casos, consecuencias psiconeurológicas. Sin embargo, cada situación debe manejarse de manera particular.
El neurólogo Luis Alfredo Villa indica que los primeros efectos del trauma están relacionados con el desplazamiento de la masa encefálica dentro del cráneo, lo que implica el mayor riesgo, “para eso el trauma debe ser severo y extenso. Cuando hay desplazamiento de tejido encefálico se pueden dar hemorragias alrededor del cerebro, pero el otro problema es cuando ya hay trauma directo en el tejido cerebral y se da una hemorragia severa dentro del tejido cerebral. Al haber desplazamiento de masa encefálica se puede generar un fenómeno de rotación del encéfalo, lo que puede ocasionar ruptura en las conexiones cerebrales”.
¿Dormir o no?
Después de un trauma de este tipo, esa es la eterna pregunta. La OMS aconseja verificar cada dos horas durante las 24 horas siguientes, incluidas las horas de sueño, que el paciente está orientado y mueve las cuatro extremidades y habla.
Pero eso de no dejar dormir al paciente no es cierto, agrega Villa: “Lo que hay que hacer es vigilar y observar si se está haciendo alternación entre estar dormido y despierto o si se quedó muy dormido después de un trauma. Hay que vigilar si el paciente está somnoliento, y si cada vez se va durmiendo más ese es indicio de daño en el tejido cerebral. Todas estas recomendaciones orientan al médico en el diagnóstico”.
Hay que tener claro, para poder comunicárselo al especialista, el tipo de traumatismo, los acontecimientos desde el momento del trauma hasta la llegada a la evaluación médica.
Sucesos como pérdida de conciencia, convulsiones, confusión, síntomas como vómitos, dolor de cabeza, visión doble, debilidad en miembros, alteración de la marcha, entre otras, deben ser tenidas en cuenta.
Los primeros auxilios
Una vez hay traumatismo, se aconseja que los acompañantes o quienes asistan al paciente verifiquen que el cráneo no tenga hundimientos ni signos evidentes de fractura, cambios en el nivel de alerta, asegurarse de que no haya una pupila dilatada, que no haya pérdida de la memoria, de funciones intelectuales o fuerza de un lado del cuerpo.
“Todas estas señales pueden ser indicio de un hematoma dentro del cerebro, lo que implica que hay que llevar al paciente a evolución por urgencias. Los traumas son más severos en las personas más jóvenes dado que el cerebro con los años va perdiendo volumen y a medida que se va atrofiando puede no manifestar claramente el daño”, explica el neurólogo.
Finalmente, los traumas mínimos pueden dejar sangrados pequeños en el cerebro que pueden dar pie a compromiso a mediano o largo plazo, entre ellos, daño neuronal.
Por su parte, en el trauma repetitivo, como ocurre por ejemplo, en los boxeadores, se pueden generar daños difusos, sobre todo, en las áreas de coordinación del movimiento, lo que puede terminar en enfermedad de Parkinson y demencia.