Con una camiseta tipo polo de color morado, que tiene líneas horizontales azules y grises, quedó registrado en los archivos fotográficos de la Interpol un sacerdote antioqueño sobre el que desde hace al menos dos semanas pesa una orden de captura internacional por un caso de posible abuso sexual de una menor de edad.
Se trata de Guillermo León Pulgarín Acevedo, un hombre nacido hace 50 años en San Vicente, Antioquia, quien además figura en el requerimiento judicial con calvicie, ojos de tonalidad café y un sobrepeso que hace ver su rostro con papada.
Todos estos datos específicos con su descripción son claves para la investigación que desde hace tres años tiene abierta una fiscal de Morón, una provincia adscrita a Buenos Aires, Argentina, donde el cura enfrenta un expediente penal por supuestamente acceder a una niña que en su momento tenía 4 años edad, cargos que él en todo momento ha rechazado ante ese ente investigador y a sus allegados.
EL COLOMBIANO estableció que la petición ante la Interpol provino de las autoridades judiciales de Argentina, por lo que ahora este antioqueño –vinculado a la congregación católica Religiosos Terciarios Capuchinos– es un objetivo a capturar de los 194 cuerpos de policía que conforman esta organización (ver facsímil).
Además, accedió a la ficha en la que constan los cargos que se le imputan: “Abuso sexual agravado por configurar un sometimiento sexual gravemente ultrajante para la víctima y por haber sido cometido por un ministro de un culto religioso, reiterado, en cuanto menos dos oportunidades, en concurso real entre sí, ambos en concurso ideal con corrupción de menores agravada por ser el autor encargado de la guarda de la víctima”.
Este diario investigó los antecedentes de este sacerdote antioqueño en Argentina y confirmó que la denuncia ante la Fiscalía N°4 de Morón por la que hoy pesa esta orden de captura internacional en su contra se remonta al 2018.
En ese entonces, los padres de la presunta víctima denunciaron lo que, según el expediente judicial, es un “aberrante” hecho.
Las declaraciones
En los testimonios recopilados y las pruebas practicadas hay evidencia que indica que Pulgarín Acevedo supuestamente le habría ofrecido a la niña dulces a cambio de que le permitiera tocarla en sus partes íntimas.
De hecho, pruebas testimoniales realizadas en ese momento dan cuenta de que, aparentemente, hubo otro menor de edad a quien supuestamente el cura antioqueño le habría hecho los mismos ofrecimientos. No obstante, los padres de la otra posible víctima –hasta la fecha– no han denunciado ese caso.
En registros de la prensa argentina de la época consta que esto se habría presentado en un colegio católico de Morón, a donde Pulgarín Acevedo llegó a ser parte del cuerpo pastoral tras un paso previo por Ecuador y librar un polémico episodio en Colombia.
EL COLOMBIANO estableció que el colegio se llama Monseñor Solari de Morón, Argentina, y es parte de las instituciones educativas que coordinan los Religiosos Terciarios Capuchinos, congregación que también tiene presencia en Medellín y otras ciudades colombianas.
Este diario dialogó con voceros autorizados de esa congregación católica, quienes aceptaron que la conversación periodística fuera grabada. Según su relato, el padre Pulgarín –a quien este diario buscó, pero hizo saber que no se pronuncia directamente sobre el proceso por estar en etapa de investigación– fue apartado de sus funciones pastorales tras conocerse la denuncia penal en Argentina y aislado en uno de los predios que tienen allá los Terciaros Capuchinos.
“El padre Guillermo sigue siendo parte de nuestra congregación, no se ha retirado (...). En este momento está en Argentina, respondiendo a la situación jurídica. No sé de dónde sale esta información de la Interpol, porque realmente ese dato no lo tenemos, pero esto está en manos de los abogados de Buenos Aires”, precisaron los voceros.
También advirtieron que “todo esto, al parecer, es una componenda que hicieron contra el padre y contra la misma congregación, pero no sabemos a cuento de qué; es algo que se está clarificando”. Además, que el padre antioqueño no ha pedido permiso para salir de Argentina y está haciendo uso de “la presunción de inocencia a la que todos tenemos derecho”.
Paso por Colombia
Los Terciaros Capuchinos explicaron que, incluso, Pulgarín Acevedo viajó a Colombia algunas veces, la última en 2019 –posterior a la denuncia del presunto abuso–, y que no está ejerciendo el sacerdocio ni tiene contacto con las posibles víctimas.
Sobre el episodio en el que Pulgarín se vio involucrado en 2013 cuando era director en Cali del Instituto de Menores Infractores Valle de Lili –regentado por su congregación–, se limitaron a indicar que no tienen “mayor información”. En ese momento, de acuerdo a datos recopilados por este diario, hubo un intento de fuga de 40 internos, que terminó costándoles la vida a dos. El sacerdote terminó ‘salpicado’ debido a que familiares de los detenidos lo señalaron de un supuesto mal manejo del motín, que habría derivado en las muertes.
En todo caso, según verificaciones hechas en bases de datos judiciales, el padre Pulgarín Acevedo no tiene antecedentes vigentes en Colombia. De hecho, su congregación fue explícita al reiterar que está dispuesto a aclarar los cargos en Argentina, los cuales insiste en negar ante la justicia de ese país y a sus superiores en la iglesia (ver: “No hay ninguna fuga ni el padre está huyendo”).
La última vez que se habló en la congregación entre los voceros de Buenos Aires y Bogotá acerca del tema fue el miércoles de esta semana, momento para en cual –según ellos– el cura antioqueño seguía aislado, pero debidamente ubicado.
En todo caso, mientras este proceso judicial avanza y se define si el sacerdote es culpable o no de las acusaciones (algo que aún no está determinado), la Interpol libró la orden de captura y, por disposiciones legales de alcance internacional, los cuerpos de policía adscritos a esta instancia deben cumplirla. Entre ellos están los de Argentina y Colombia
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años tenía la menor de edad en 2018, cuando se presentó la denuncia contra Pulgarín.