Más de 2.500 campesinos han tenido que salir a la fuerza de sus casas debido a los intensos enfrentamientos entre grupos armados ilegales que se estarían disputando el territorio. Los municipios de Leiva y Magüí Payán son los más afectados y ya lanzaron una alerta por crisis humanitaria ante el desplazamiento y el confinamiento de sus habitantes.
Según las autoridades, los enfrentamientos en esas zonas se han prolongado. En Leiva, municipio de Nariño, han sido desplazadas 150 familias de la zona rural, específicamente de veredas como El Porvenir.
El alcalde del municipio, Ernesto Zúñiga, informó que se ha preparado todo para atender la crisis. Así mismo, reconoce que han activado todas las rutas para garantizar la vida de los habitantes, incluyendo líneas de contacto directo con autoridades departamentales y nacionales para intervenir de manera directa.
Por otro lado, en el municipio de Magüí Payán, cerca de 2.000 familias se han desplazado hasta el casco urbano huyendo de los enfrentamientos entre grupos como las disidencias de las Farc, el ELN y un grupo autodenominado Autodefensas Unidas de Nariño.
Desde ese municipio, el alcalde Diego Caicedo solicitó apoyo del Gobierno Nacional y organismos internacionales debido a la cantidad de familias confinadas y desplazadas. Además, Caicedo ha explicado que no tienen los recursos necesarios para atender la crisis y muchas de las veredas afectadas se han convertido en “pueblos fantasmas”.
Según la Gobernación de Nariño, el conflicto se ha expandido a otros municipios como El Charco, Olaya Herrera, Magüí Payán, Samaniego, La Llanada, Policarpa, Leiva, Cumbitara y El Rosario.
Adicional a los llamados a las organizaciones internacionales, mandatarios extendieron la voz para que los grupos armados se vinculen a los diálogos regionales de paz.
Precisamente, en Nariño tuvieron lugar los más recientes diálogos regionales que en parte no fueron bien recibidos por el jefe máximo del ELN, alias Antonio García, quien tildó la agenda de “show mediático” y una jugada del Gobierno para mostrar a una estructura dividida. Pues, los diálogos se estarían adelantando, por un lado, con una facción de esa guerrilla.
Por su parte, en un comunicado escueto y corto, la delegación de paz del Gobierno de Colombia le exigió a García respetar al presidente Gustavo Petro, al alto comisionado de Paz, Otty Patiño, y a la delegación completa que participa en los diálogos.
La realidad es que hay fricciones importantes en medio de la agenda de paz. Desde que el gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar, hizo público el inicio de los diálogos, el Eln anunció un congelamiento de la mesa de diálogos con el gobierno Petro por la participación de una estructura suya en las conversaciones.
Este nuevo rifirrafe entre el Eln y el gobierno nacional se suma a la accidentada negociación entre Petro y esta guerrilla que, aunque niegan que esté rota, cada vez parece estar más fragmentada.
Por ahora, mientras se instala una nueva pelea entre el Eln y el Gobierno, las comunidades en Nariño quedan en medio del fuego cruzado de las estructuras armadas.