Con apenas tres días de gobierno, es decir, el 10 de agosto del año pasado, el presidente Iván Duque Márquez anunció que se retiraría de Unasur, al considerar que se trataba de una entidad debilitada, que había sido complaciente con el régimen en Venezuela, tanto con Hugo Chávez, como con Nicolás Maduro, y que no defendía los derechos de los venezolanos.
Con esa decisión, el presidente cumplía con una de las promesas realizadas en campaña. Posteriormente, el 27 de agosto, el gobierno de Colombia presentó formalmente la solicitud para abandonar la organización multilateral.
“Unasur es una institución que fue creada para fracturar el sistema interamericano. Una institución que sirvió de comodín para los propósitos de una dictadura. Seguiremos trabajando en el marco del multilateralismo regional y lo haremos apoyando la Carta Democrática Interamericana suscrita por Colombia”, dijo en ese momento el ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Holmes Trujillo.
Ahora, tras cinco meses al mando del país, Duque anunció que, junto a Sebastián Piñera, presidente de Chile, y de otros mandatarios del continente, trabaja en la creación de otra organización multilateral con la que se busca hacerle contrapeso a Unasur, la cual funcionará bajo el nombre de Prosur.
Lo que llegaría
En declaraciones entregadas ayer a la emisora Oye Cali, de la capital del Valle, el presidente señaló que la organización tendrá como objetivo mejorar la cooperación entre naciones del sur de América y manifestó que también se encargará de buscar los mecanismos necesarios para recuperar la democracia en Venezuela y ponerle fin “a la dictadura”, que es uno de los temas en el que más ha concentrado su mandato.
El presidente agregó que este espacio no solo servirá para frenar la dictadura, sino que tendrá la misión de construir espacios que permitan “un mejor escenario de cooperación entre los países comprometidos con la defensa de la democracia en el hemisferio”.
¿Servirá?
Básicamente, los organismos multilaterales son entidades que se encargan de diseñar apuestas o políticas regionales, es decir, trabajan por un fin común.
Sin embargo, el abogado e internacionalista de la Universidad de Los Andes, Alfredo Rey, señala que estas organizaciones “poco o nada sirven”, y cuestiona que este, por ejemplo, se perfila simplemente como “un espacio para seguir haciéndole frente a lo que pasa en Venezuela”.
Para el internacionalista Rey, estoy organismos son “un fracaso” y cita lo que sucedió en 1962 con Cuba, cuando la Organización de Estados Americanos (OEA), a petición del entonces presidente de Colombia, Alberto Lleras Camargo, fue expulsada de la Organización.
“Mire qué le pasó a Cuba, pues nada, hace poco cumplieron 60 años de la revolución e incluso, cuando se restablecieron las relaciones con Estados Unidos, Cuba se negó a volver a la OEA, porque no le importaba estar o no en ella, su vida política siguió como si nada hubiera pasado”, señaló el analista, intentado dar un ejemplo de los pocos efectos que tienen las decisiones que se toman en este tipo de organizaciones.
No obstante, en la entrevista con el programa radial, el presidente Duque argumentó que esta nueva organización será “mucho más ágil, menos burocrática y más coordinadora de la cooperación”.
Un planteamiento similar al de Rey expone Fabio Sánchez, director de investigación de la Escuela de política y relaciones internacionales de la U. Sergio Arboleda, al destacar que, por lo visto, “se trataría de un espacio de concertación y diálogo político, tal como ha sido la tradición regional”, pero señala que no tendría la capacidad de sancionar en caso de que un actor sufriera un quiebre democrático, o afectara la seguridad de la zona. “Hemos visto la incapacidad de la CAN, la Unasur y la propia OEA ante la crisis de Venezuela”, agregó.
Un saludo a la bandera
El internacionalista Rey señaló que simplemente será una acción sin efecto alguno, como “ha sucedido con la OEA o cualquier organización de este continente”.
Además, explicó Rey, no hay ni cercanía con lo que sucede con la Unión Europea, donde sí hay procesos y políticas de gobierno regionales, y planteó lo que actualmente sucede con el Brexit, “con el que se registra una especie de desequilibrio en la región, por cuenta de la decisión que tomó el Reino Unido”.
Al preguntarle a Sánchez si este espacio servirá o no, destacó que ve complejo que una nueva organización como esta, en la que aún no hay ni siquiera una agenda definida –salvo Venezuela– pueda “solucionar el profundo problema” que hay en ese país.
Por otra parte, destacó el experto de la Universidad Sergio Arboleda que “ya hemos visto cómo en la región no existe una posición unánime frente a la situación del país vecino, y el foro interamericano (OEA) es reflejo de dichas posiciones divergentes, lo cual es propio de la política internacional, o recordemos cómo ha sido la posición de nuestros países frente a Cuba, las dictaduras de los 70, entre otras”.