La única certeza que todos tenemos en la vida es el fin de esta: es decir, que nos vamos a morir de algo y sin importar la edad o el estrato socioeconómico. Violenta (suicidio, homicidio o accidente) o no violenta (natural), pero nos llegará.
Con todo y que es inevitable, las causas de este último tipo de muerte es materia de estudio y de revisión por las autoridades de salud, de economía y de estadística, pues de allí nacen o se planean las políticas de salud pública, dependiendo de cuál sea el origen de los fallecimientos.
En el primer trimestre de 2023 (enero, febrero y marzo), en Colombia fallecieron 56.992 hombres y mujeres por diez causas principales. De acuerdo con las Estadísticas Vitales del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), en ese lapso de tiempo las enfermedades isquémicas del corazón fueron la causa primordial de las defunciones.
En el caso de las mujeres, esta enfermedad mató a 5.080, número que refleja el 18,2% del total de las muertes y una merma respecto al primer trimestre de 2022, cuando hubo 6.443 muertes por esta razón (18,9% del total). Entre tanto, 5.964 hombres murieron por esta enfermedad, que refleja el 20,6% del total de las muertes y una disminución respecto al 2022, cuando hubo 7.483 muertes por esta razón (20,1% del total).
Le siguen las enfermedades cerebrovasculares, que le quitaron la vida a 2.273 mujeres (el 8,1% del total), cifra que también se registró en el mismo periodo de 2022, pero en ese entonces representaron el 6,7% de todas las muertes. Mientras que en hombres, el número de muertes llegó a 1.926 (el 6,6% del total), cifra inferior a la que se presentó el año pasado, cuando hubo 2.071 muertes por esa enfermedad (5,6%).
Más abajo en la lista están las enfermedades crónicas de las vías respiratorias inferiores tales como el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva y el síndrome de apnea del sueño. Estas causaron la muerte de 1.741 mujeres (6,2%), menos que las 1.829 que causó en el primer trimestre de 2022, que representaron el 5,4% de todos los decesos en ese entonces. Estas enfermedades afectaron a 1.841 hombres (6,3%), 142 menos que el año anterior, cuando hubo 1.983 muertes por dichas causas, lo que representó el 5,3 por ciento del total de muertes.
Para el experto e investigador en salud de la Universidad de Harvard, Johnattan García, estas cifras son “naturales para un país de ingreso medio-alto como Colombia, en donde los últimos 30 o 40 años hemos tenido una transición de enfermedades transmisibles y de las relacionadas con la desnutrición”.
“Esas causas de muertes no son recientes, pues en los últimos 15 años han sido de las causas más comunes en el país”, agregó.
No obstante, el médico y profesor de la Universidad Javeriana, Camilo Prieto Valderrama, resaltó que ve en estos datos que “muchas de esas enfermedades son prevenibles y se asocian al estilo de vida, a la nutrición y a la actividad física”, por lo cual agrega que se debería “hacer énfasis en promoción (control de determinantes de la salud y los sociales) y prevención (control de los factores y población de riesgo) de este tipo de enfermedades”.
Así mismo, Prieto explicó que estas enfermedades están relacionadas, en su criterio, “con el deterioro de la calidad del aire”, aunque recordó que “en Colombia no tenemos certeza de cuántas muertes pueden tener relación con este deterioro”, pues el estándar de la calidad del aire “es más del doble del lapso de la Organización Mundial de la Salud”.
Insumos para el sistema
Todos los sistemas de salud del mundo se enfrentan al reto de si los recursos que tienen son suficientes para cubrir la demanda de servicios que le llegan. El colombiano, por supuesto, no es la excepción y, con mecanismos como la Unidad de Pago por Capitación (UPC), las aseguradoras deciden qué servicios cubren con el dinero de la salud y qué servicios limitan para garantizar que no se dispare el gasto de una manera descontrolada.
Es así como estos datos del Dane sobre las causas de muerte en el país cobran relevancia para un sistema de salud que enfrenta una posible desfinanciación, como lo ha denunciado la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral.
“El reto es cómo el sistema se acopla a esos datos y avanzamos al respecto. Si sabemos que las enfermedades cardíacas están causando muertes, el país debería avanzar en la prevención de estas enfermedades con planes clínicos y determinantes sociales”, señaló frente a esto Johnattan García.
En ese sentido, Camilo Prieto añadió que también “ayuda a orientar la priorización de gastos y la inversión”, para lo cual es clave la “promoción, la prevención y la inversión en investigación”, dado que “entre más datos, mejores decisiones de política pública se pueden tomar para prevenirlas”.
Lo concreto es que la importancia de estas estadísticas radican en cómo el Gobierno y el Ministerio de Salud las acogen para atender a la población que más en riesgo está ante esas enfermedades.
