El Gobierno de Gustavo Petro tiene claro que con las cuentas actuales en el Congreso de la República no tiene cómo conseguir la aprobación de su paquete de reformas y por eso empezó a sentarse con los partidos para buscar un “acuerdo nacional”.
Petro no es el primer presidente que intenta conseguir un “acuerdo nacional” en medio de una crisis de gobernabilidad —el mismo exmandatario Iván Duque buscó uno en 2019— pero el del actual jefe de Estado es la base para que su reformatón pueda consolidarse en pleno año electoral y con tres años de mandato por ejecutar.
Para lograr ese pacto, el Ejecutivo comenzó a sentarse con las fuerzas políticas del Congreso y la primera llamada a la sala de reuniones de la Casa de Nariño fue el Partido de la U, cuyos voceros se citaron con el mandatario y dos de sus ministros en la tarde del martes.
Esa junta estaba en el calendario desde la semana anterior. En ella los congresistas de la colectividad de la candidata a la Gobernación del Valle, Dilian Francisca Toro, le manifestaron sus preocupaciones al presidente sobre la situación del orden público del país con la situación de los bloqueos de la Vía Panamericana que afecta la movilidad hacia el Cauca, la violencia en el Magdalena Medio y otros casos que se ha registrado en días recientes.
Junto a Petro estuvieron el ministro del Interior, el político de orígenes liberales Luis Fernando Velasco, y el ministro de las TIC, Mauricio Lizcano, quien es tan cercano a La U que fue congresista por esa colectividad.
El presidente les ha dicho a los partidos que un acuerdo nacional es “permitirnos una sociedad más justa y más productiva la cual puede ser posible entre las diferencias y las diversidades sociales, económicas y políticas”.
Ese fue el llamado que les hizo en la instalación de la segunda legislatura del Congreso y el que está replicando en sus citas con los legisladores, bajo la insistencia de que “una forma de avanzar en la consecución del acuerdo nacional es a través del trámite de las reformas de la salud, laboral y pensional en el legislativo”.
Más allá del discurso de un pacto que está abanderando Petro ante la perdida de su coalición en el Congreso, el mandatario necesita sumar votos para tramitar las reformas porque hasta ahora solo tiene asegurado el respaldo del Pacto Histórico, el Partido Comunes y, probablemente, el de la Alianza Verde.
En trámite están los proyectos de ley de las reformas a la salud y pensional, ambas pendientes de su segundo debate, el Ejecutivo volverá a insistir con los articulados de las reformas laboral y la política, y presentará por primera vez sus propuestas de reforma a a la educación y a la justicia. Seis documentos que necesitan apoyo político para hacerse realidad en medio de una agenda que ha estado frenada en el hemiciclo.
Los del Partido de la U ya están declarados en independencia al Gobierno, pero sus voceros legislativos han mantenido la puerta abierta a dialogar con el Gobierno si —y solo si— el presidente escucha sus reparos sobre las reformas y no los asume como simples “notarios” de sus articulados.
Ese punto de que el Congreso no es una notaría de los proyectos del presidente ha sido una queja que se repite también desde otras fuerzas políticas que el Gustavo Petro también tendrá que convocar para conseguir la aprobación de sus reformas.
