Una publicación del 4 de noviembre en la página web de la Presidencia, que pasó desapercibida en la opinión pública, dejó con los crespos de punta a más de uno en el Pacto Histórico. Incluso, fue motivo de reclamos privados al presidente Gustavo Petro por los antecedentes y procedencia del protagonista del mensaje oficial.
Aquel viernes, a las 2:46 p.m., se confirmó que el político nortesantandereano de origen conservador, Juan Manuel Corzo, se mantendría entre la nómina del Ministerio de Relaciones Exteriores.
La razón es que, pese a las duras críticas que le han hecho los alfiles más fieles de Petro –lo consideran un burócrata más que solo favorece los intereses del Partido Conservador (con origen en la derecha y ahora de la coalición de un mandatario de izquierda)–, Corzo será el delegado diplomático del Gobierno “del cambio” en Paraguay.
En efecto, con esa publicación en la Presidencia se notificó que ya se había pedido la aceptación de credenciales por parte del Gobierno de Mario Abdo Benítez, para que Corzo sea el embajador de Colombia ante ese país.
Este político tradicional, de esos mismos que el Pacto Histórico dijo en campaña que no iba a admitir en la ejecución de sus políticas públicas, viene de ser el embajador de Colombia en Cuba durante la administración de Iván Duque, y es recordado porque, en su paso por la Presidencia del Senado (2011-2012) aseguró que su salario de congresistas no le alcanzaba para pagar la gasolina de los carros blindados en los que se movilizaba.
Luego, tras dirigir al conservatismo desde su jefatura única, terminó ‘quemado’ en las elecciones de 2018 cuando, paradójicamente, fue un duro crítico del entonces candidato Petro. Y ahora será su embajador (ver Radiografía).
Este político azul también tuvo hace poco que dar explicaciones luego de que ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) se rindiera un testimonio que lo relacionaba con supuestos vínculos con paramilitares entre 2002 y 2007. La declaración la dio un coterráneo suyo, el condenado exalcalde Ramiro Suárez Corzo.
Lo que dijo en su momento, que fue refutado por el ahora converso embajador petrista, es que habría presionado a líderes locales de Cúcuta para impulsar un candidato con alianzas turbias.
Y ahora, con la designación como embajador con el beneplácito de Petro, al Pacto Histórico le tocó tragarse otro sapo para que el Partido Conservador se mantenga en el redil de la coalición oficial.