Hace un mes, el presidente Gustavo Petro se tardó más de 50 minutos explicando ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por qué el llamado frente nacional en el país, tras el Acuerdo de Benidorm en España, se consolidó como parte de un capítulo de la historia de la violencia en Colombia. La división del poder entre liberales y conservadores para menguar una guerra civil pero que hizo imposible el acceso al poder de otros sectores de la sociedad.
“El Frente Nacional fue un intento violento de acabar la diferencia gracias al Estado de Sitio. Nosotros acabamos con eso”, dijo Petro en un viejo trino de 2013. Sin embargo, contra el Petro de 2013 y el de Naciones Unidas hace solo un mes, el presidente propuso este jueves un pacto similar para que Venezuela pueda salir de la crisis, desatada tras las innumerables irregularidades de las elecciones que ganó Edmundo González según lo ha corroborado el Centro Carter, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, la firma Edison con las encuestas de boca de urna y la oposición al Gobierno vigente con la publicación de las actas de votación de todo el país que da una diferencia sobre 30 puntos en favor de González, ficha de María Corina Machado luego de que a esta la inhabilitara de participar directamente el Tribunal Supremo de Venezuela, cooptado por Maduro.
En la historia del país está el recuerdo del Frente Nacional que comenzó tras la firma del pacto político entre el liberal Alberto Lleras y el conservador Laureano Gómez. Hubo un tiempo de transición del poder para ambos partidos durante cuatro periodos de cuatro años que terminó en 1974 con el gobierno conservador de Misael Pastrana. El pacto de Benidorm fue el primer acuerdo que consolidó después en 1957 al pacto de Sitges en Barcelona, con el que oficialmente se dio paso a la renuncia al poder del general Gustavo Rojas Pinilla; un Gobierno de junta militar, y luego el tránsito de liberales a conservadores para terminar la violencia.
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Entre líneas, lo que propone Petro para Venezuela es un gobierno transitorio en el que el régimen y la oposición compartan el poder y se turnen. También habla de “cohabitar” lo que podría significar la división el poder de manera paralela. Pero eso, está claro tras la victoria evidente de González en las elecciones y la andanada de discursos de Maduro pidiendo la cárcel para su contendor y María Corina Machado, es inviable desde cualquier punto de vista.
El profesor experto en política y relaciones internacionales, César Niño, de la Universidad de La Salle dice que no es una propuesta novedosa pero en todo caso sí un reconocimiento tácito de la victoria de Nicolás Maduro al no poner sobre la mesa su derrota. “La propuesta del presidente no es nada novedosa. En su momento en Venezuela ocurrió en 1958 el pacto de Punto Fijo, algo similar a lo que se propone en el Frente Nacional. Los partidos COPEI, Alianza Democrática, etc, pactaron la estabilización del orden institucional y del Estado de Derecho en Venezuela. Lo que propone Petro no es nuevo pero sí es un reconocimiento a la victoria de Maduro porque significa que no hay derrota y que la oposición también tiene que ceder a que sean lo suficientemente aptos para que toleren al oficialismo. Es un muy mal mensaje democrático”, dijo.
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Al final, la propuesta de Petro, tal como lo ha hecho la posición de Brasil y México luego de las elecciones del domingo 28 de julio, ha oxigenado a la dictadura que hizo una transición de un Gobierno autoritario hacia un modelo dictatorial en el cual se elimine cualquier posibilidad de pluralidad política, incluso si eso significa renunciar a las elecciones o no reconocer los resultados legítimos. El profesor Adam Przeworski escribió que “la democracia es un sistema en el que los partidos pierden elecciones”. Por lo visto tras la jornada electoral, todo el régimen de Venezuela está decidido a renunciar a abandonar el poder a pesar de todas las alertas internacionales y las corroboraciones de terceros sobre su sistema de votación.
Además, los comentarios públicos de Maduro han sido reprochar a quienes han intentado un camino multilateral como la Organización de Estados Americanos. Un día después de que el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, Elvis Amoroso, (del régimen) proclamara a Maduro como ganador con un extraño 51 % de los votos en un número exacto, Maduro hizo un acto oficial de posesión, dio un discurso desde Miraflores y también fue al Tribunal Supremo para dar una apariencia de “confianza institucional”. Dio ruedas de prensa en las que dijo cosas incoherentes, visitó a unos comandos que atajaban una protesta, y luego empezó su discurso de bloquear las redes sociales contra Elon Musk y eliminando la aplicación de Whatsapp de su celular.
María Corina Machado respondió a esta última propuesta señalando que es una “falta de respeto”. Además, también es una contradicción de la misma trayectoria política del presidente, quien hizo parte de una guerrilla que se levantó en armas tras los señalamientos de fraude en las elecciones de 1970, las cuales terminó ganando Misael Pastrana contra Gustavo Rojas, justamente el último periodo del frente nacional.
¿Cuál es la estrategia de Petro?
El presidente comenzó siendo más crítico con Maduro y no reconociéndolo como hicieron países especialmente lejanos a occidente: Irán, Rusia, China y otros gobiernos autoritarios sin modelos de democracia. Luego, se dijo que estaban buscando un camino junto a Estados Unidos, Brasil y México para llegar a un acuerdo político. Y ahora la propuesta concreta de repetir las elecciones, rechazada tanto por el régimen como por Machado, significa poco porque en la práctica Maduro se quedará en el poder con el control de los militares y es poco probable que la oposición pueda hacer algo para removerlo con el nivel de consolidación de las instituciones chavistas tras 25 años en el poder.
Lo que existe hoy en Venezuela es una lucha de poderes entre las organizaciones civiles versus los militares, la Fiscalía, el poder ejecutivo, legislativo y judicial, lo que es claramente desequilibrado.
Con esto, Petro queda mal con Machado pero menos mal con Maduro. La propuesta vacía de repetir las elecciones, lo que no va a ocurrir y no sería además justo en las condiciones actuales con el CNE de Amoroso y sin veeduría internacional, podría considerarse como otro tanque de oxígeno que enfríe la situación hasta enero y todo quede en protestas pacíficas de la oposición que se tornen violentas por la frustración siendo reprimidas por las fuerzas del régimen. Esto redundará en más muertos, heridos, persecución y presos políticos y una situación general de deterioro de los Derechos Humanos para los opositores. Pero no es algo nuevo. Ha ocurrido con centenares de denuncias durante las últimas dos décadas en ese país.
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En conclusión, la gestión que hizo el presidente para destrabar la crisis y lograr un acuerdo con Maduro, a quien visitó en Caracas por lo menos en cinco oportunidades, terminaría en nada, salvo en la consolidación del poder de Maduro por lo menos hasta el 2030, a pesar de la falta de transparencia y explicaciones de las elecciones de julio. Machado convocó a una nueva propuesta el próximo sábado en Venezuela.
