En un evento celebrado en Nuquí, Chocó, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, posesionó a traves de un mensaje virtual, a Iris Marín como la nueva Defensora del Pueblo. Durante el acto, Petro ofreció un extenso discurso y aprovechó la ocasión para hacer una confesión personal en relación a su inasistencia al evento.
Petro habló sobre la partida de su hija menor, Antonella, quien decidió dejar el país para evitar el acoso que ha vivido en Colombia y para “perseguir sus ideas”. El mandatario expresó su tristeza y desolación ante esta decisión, revelando que este fue el motivo por el que no pudo asistir al encuentro de justicia ordinaria en Chocó el día anterior.
“Mi hija decidió irse y es la última que tenía, estoy triste, vacío, desolado”, compartió el presidente, visiblemente afectado. “Me toca vivir estos dos días en medio de mi luto porque mi última hija se va, incumplí actos públicos, pero no tenía la fuerza para pararme ante un auditorio y hablar cuando mi corazón estaba llorando. Mi hija ha sufrido persecución psicológica”, añadió.
Petro también mencionó que tenía preparado un discurso para presentar ante la Corte Suprema de Justicia, pero que su estado emocional no le permitió cumplir con ese compromiso. Esta ausencia fue cuestionada por los magistrados, quienes esperaban contar con la presencia del presidente en el evento. Gerson Chaverra Castro, presidente de la Corte, indicó que la participación de Petro había sido confirmada previamente, por lo que su inasistencia fue una sorpresa para todos los presentes.
En su discurso, Petro destacó el desafío constante que representa ser un pensador rebelde en Colombia, haciendo referencia a la persecución que han sufrido él y su familia. “Que el pensar rebelde era perseguido por donde fuera para que al parecer no pudiera juntarse con la voz del oprimido y volverse fuerza y revolución. Como esa vez también Colombia lo ha vivido por mucho más tiempo, por generaciones enteras, 75 años que estamos en una guerra violenta y sin ser ella culpable”, reflexionó.
El presidente también se refirió a las dificultades que ha enfrentado Antonella debido al ambiente hostil hacia las ideas progresistas en ciertos sectores de la sociedad colombiana.
“Antonella fue sufriendo más o menos las consecuencias de ese fascismo creciente en la sociedad colombiana, en sus clases pudientes, en sus clases medias altas, que no pueden entender por qué la prioridad de un Estado tiene que ser la de acercarse y abrazar al pobre, a la humilde, al negro, a la indígena, al campesino, al joven del barrio popular, a la mujer en general”, y agregó que, “teniendo apenas 11, 12 y 13 años, iba sintiendo la persecución permanente, diaria”.