El presiente Gustavo Petro publicó la respuesta más dura desde la andanada de trinos que reveló su molestia con las protestas del domingo anterior en todo el país. No solo se refirió en esta oportunidad a las manifestaciones que fueron masivas -comparables con las movilizaciones contra las FARC de 2008- sino que también reaccionó al avance de las investigaciones por la presunta financiación irregular a su campaña. El mandatario se dirigió al escándalo de Daily Cop que ha venido revelando EL COLOMBIANO durante los últimos días y del que hay avances en el Consejo Nacional Electoral.
El tribunal llamó en las últimas horas a declarar a Omar Hernández, CEO de la compañía Spartan Hill, que está esperando un principio de oportunidad por parte de la Fiscalía para terminar de entregar la información que conoció en la campaña presidencial. Esa información tiene que ver con un hecho puntual y que, de confirmarse, sería sumamente grave: que la compañía de criptomoneda Daily Cop le entregó 3.000 millones de pesos a la Sociedad Aérea de Ibagué para comprar un avión que debía servir a los viajes del presidente Gustavo Petro. Esto producto de un acuerdo que, según el testigo, habría sucedido en un restaurante del centro de Bogotá entre Ricardo Roa, entonces gerente de la campaña, Sebastian Betancourt, dueño de la criptomoneda, y el propio Hernández, en febrero de 2022.
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El presidente dijo sobre ese hallazgo: “Buscan y buscan y no han encontrado un peso. Se han inventado testigos de criptomonedas en hechos hasta risibles como comprar una avioneta cuando no he comprado ni un carro, ni un metro cuadrado de tierra”.
Pero no solo respondió sobre la investigación. El mandatario también se refirió una vez más a las manifestaciones en el mensaje más vehemente hasta ahora y sin aparente ánimo de conciliar. “Una y otra vez se estrellan, pero su objetivo si es claro, buscan la excusa para tumbar al presidente de la república porque defiende a los trabajadores, a los campesinos, a la gente indígena, a las regiones excluidas y al barrio pobre. Estamos viviendo una era interesante, creyeron que el cambio era de mentiras”.
Luego, Petro insistió en una teoría que ha causado alertas por la gravedad de la afirmación: “Su respuesta no solo es romper de manera permanente el debate en el Congreso, sino llenar de odio a su gente con mentiras y “Fakes” y comenzar a construir el golpe (...) Han sido 13 los y las periodistas agredidos en las marchas del uribismo en todo el país. Ni hablar de los gritos de muerte y las agresiones a quienes consideran petristas”.
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El mensaje también habló contra la prensa y señaló indirectamente a los dueños de los medios de criminales. Pero, ¿qué pasa entonces con quienes en su Gobierno y fuera de él han pedido moderación al presidente?
Quien dio ese primer paso fue la jefe del Departamento Administrativo de Presidencia, Laura Sarabia. Dijo que el Gobierno debía tener una semana de autocrítica y respetar las manifestaciones. Eso mismo expresó el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco. Ante la ira del presidente, hasta algunos de los activistas del corazón del Gobierno le pidieron moderación, aunque defendiendo las posturas más duras de Petro.
“Este gobierno, como cualquier otro, debe ser autocrítico, pero es importante que se sepan las buenas noticias que también produce y que no le llegan a sectores que protestan por pura y dura desinformación”, dijo la actriz Margarita Rosa De Francisco.
Otro de los que cuestionó el mensaje de Petro fue Diógenes Orjuela con la enorme división en la Central General de Trabajadores. Incluso un sector de ese sindicato salió a protestar la tarde del domingo con las banderas expuestas entre los ciudadanos que decían “fuera Petro”.
“Que Gustavo Petro decida tomarse las marchas de los trabajadores el 1 de mayo no significa que los marchantes y toda la dirigencia sindical respalden a su gobierno y sus cuestionadas reformas. Lo hace apoyado por los sindicalistas del petrismo que violan la autonomía e independencia de los sindicatos”, expresó el jefe sindical.
En el análisis, parece que dentro y fuera del Gobierno hay dos enfoques sobre la respuesta, pero, aunque la división en torno a si debe haber una autocrítica o más contundencia que exacerbe los ánimos y deslegitime la expresión del domingo es una discusión en el gabinete y en las bases del petrismo, lo cierto es que nadie puede tomar el papel del presidente y ser su vocero. Petro ha sido claro en desconocer la manifestación, sindicar a quienes llenaron las calles de “añorar” las masacres de jóvenes y el narcotráfico, y al mismo tiempo llamó a sus bases especialmente entre los ciudadanos indígenas y campesinos a reaccionar con fuerza el próximo primero de mayo. La conclusión más importante de su mensaje, sin embargo, es que reiteró, para despejar dudas, que no pretende quedarse en el poder más allá de 2026. El fantasma de la constituyente sigue siendo un asunto con mucha falta de claridad.
