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Petro y AMLO: las diferencias de dos izquierdas con resultados distantes

¿Cómo se explica la arrolladora victoria reciente de Claudia Sheinbaum en México? ¿Podría suceder lo mismo en Colombia con Gustavo Petro y su candidato/a en las elecciones de 2026? Análisis.

  • Sheinbaum, de 61 años y ascendencia judía, se convirtió en la primera presidente mujer en ese país con una cifra arrolladora: 33.226.602 millones de votos. Foto: Presidencia.
    Sheinbaum, de 61 años y ascendencia judía, se convirtió en la primera presidente mujer en ese país con una cifra arrolladora: 33.226.602 millones de votos. Foto: Presidencia.
05 de junio de 2024
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Tras años de lucha contra la “oligarquía” y el establecimiento, con una alianza de la izquierda y el centro político y con aires populistas, Andrés Manuel López Obrador y Gustavo Petro llegaron a la presidencia de México y Colombia. Entre ambos mandatarios abundan similitudes y al mismo tiempo diferencias profundas.

¿Cómo se explica la victoria reciente de Claudia Sheinbaum en las elecciones presidenciales de México, quien representa el continuismo de López Obrador? ¿Podría suceder lo mismo en Colombia con Gustavo Petro y su candidato/a en las elecciones de 2026?

En contexto: Tras el triunfo de Claudia Sheinbaum en México, López Obrador anunció que se retirará de la política

Sheinbaum, de 61 años y ascendencia judía, se convirtió en la primera presidente mujer en ese país con una cifra arrolladora: 33.226.602 millones de votos, que representan cerca del 60% de las personas que asistieron a las urnas. Se trata de una científica, PhD. en ingeniería ambiental, cuyo cargo más reciente fue jefe de Gobierno de Ciudad de México. Ganó las elecciones liderando la ‘Coalición Sigamos Haciendo Historia’ de los partidos Morena, PT y Verde Ecologista.

Entre AMLO –como es conocido por sus iniciales– y Sheinbaum hay diferencias políticas, pero sin duda la gestión del presidente mexicano sirvió de terreno fértil para que el “progresismo” político continúe en el poder. ¿Qué claves arroja el contexto político mexicano para analizar lo que puede suceder en Colombia en las próximas elecciones presidenciales?

Para responder estas preguntas, EL COLOMBIANO consultó a varios analistas y comparó algunos indicadores socioeconómicos entre la gestión de los gobiernos AMLO y Petro, quienes, para empezar, se diferencian en la duración del periodo presidencial: México seis años y Colombia, cuatro. El mandatario colombiano, sin embargo, ha insistido desde hace varios meses en la idea de cambiar la Constitución a través de una asamblea nacional constituyente y ha descartado, con ambigüedad y confusión, abrir la puerta de la reelección presidencial.

Diferencias entre Petro y AMLO

Aunque sus ideales reivindican postulados de izquierda y ambos persistieron hasta su victoria electoral, entre los presidentes de México y Colombia, la principal diferencia radica en la posición que asumieron una vez llegaron al poder.

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Este diario conversó con Estefanía Ciro, PhD. en sociología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien explica tres grandes diferencias entre ambos mandatarios. En primer lugar, su origen político. AMLO desde el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que aglutina múltiples tendencias internas, “pero compone un poderoso conjunto de prácticas políticas que se cultivaron por los años 70 en el país. Su neoliberalización y guiños con la represión política desde los ochenta lo hicieron fracturarse y finalmente ser relevado por el partido conservador mexicano (PAN). AMLO se forma en ese partido y de esas fracturas. De una u otra forma logra darle un rumbo de nuevo progresista a un estamento que tuvo como origen y tradición la revolución mexicana. Por eso AMLO es ruptura, pero también continuidad”.

Por eso, señala la profesora Ciro, las bases partidistas de López –que también impulsaron a Sheinbaum– están mejor organizadas. En el caso de Gustavo Petro, quien hizo parte de la guerrilla del M-19 y luego aterrizó en el Polo Democrático Alternativo, el origen partidista es distinto, en la medida en que la Colombia Humana y el Pacto Histórico aún dependen de la fuerza de una sola figura y sus cuadros políticos están mucho menos organizados. “A pesar de que compartan discursos progresistas, la trayectoria partidista de Petro es muy diferente y, por el contrario, siempre renegó de la existencia del partido, en sus principios defendió más la idea del movimiento”, señala Ciro.

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En segundo lugar, el factor económico de ambas naciones. La relación de López con los sectores productivos se ha mantenido estable. “De hecho, los indicadores económicos en términos de ganancias a los grupos financieros y los grandes capitales se mantienen estables y creciendo”, dice la profesora Ciro. No es así en Colombia, la economía colombiana es históricamente más frágil y pequeña que la mexicana y “Gustavo Petro ha estrechado relaciones con ciertos sectores pero no con un sector representativo de las élites económicas”, agrega.

El tercer elemento tiene que ver con que AMLO no ha sido legislador, ha sido presidente electo de partidos políticos y de la capital de México. En cambio, la trayectoria de Gustavo Petro es más legislativa. Eso podría tener pros y contras. AMLO “tiene más cancha en el manejo político de un partido, de organización política y con amplio bagaje territorial, un país que es cuatro veces más grande que Colombia; Gustavo Petro se encerró más en su rol legislador en Bogotá, lo que le hizo perder hilos de conexión con las dinámicas territoriales que lo exponen al error y a la negociación política con múltiples actores debajo de él”, señala.

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Para Patricia Muñoz Yi, abogada, politóloga y profesora de la Universidad Javeriana, López Obrador nunca rompió del todo las relaciones con el empresariado y la clase política mexicana. Mientras que en menos de dos años, el presidente Petro se ha alejado cada vez más de los puentes con lo que él denomina la “oligarquía”, pero no necesariamente con la clase política tradicional en el Congreso. Además, “se diferencian en un mayor interés de Petro por incorporar al gobierno personas provenientes de sectores indígenas y afrocolombianos; Petro construyó su historia política desde el ejercicio de la oposición, AMLO tuvo mayor participación y cercanías con el poder tradicional en su camino a la Presidencia”, dice la profesora Muñoz.

Las similitudes, sin embargo, son varias. La investigadora Ciro destaca que “ambos conforman sus grupos políticos en dos sentidos: se rodean de una juventud que navega muy bien en el marketing político digital, pero que no tienen experiencia en movimiento social y de personas que hicieron parte de las luchas y movimientos sociales, pero que tienen más de 60 años”. Esta articulación entre juventud sin experiencia en calle y conocimientos de marketing, más adultos mayores con experiencia y sin poca manejo de prácticas políticas del debate digital puede llegar a impulsar causas políticamente correctas para audiencias que reclaman posiciones claras sobre, por ejemplo, la tauromaquia, la legalización de las drogas o el respeto a la comunidad LGTBIQ+.

Indicadores socioeconómicos

Además de las comparaciones políticas, los resultados del gobierno de López Obrador en el ocaso de su mandato superan a los del presidente Petro, quien lleva poco menos de dos años, en lo que corresponde a los indicadores socioeconómicos (ver infografía). Guardando las proporciones en población –127.5 millones en México y 51.85 millones en Colombia– el desempleo tiene una diferencia amplia: 2.5% en el primer trimestre de 2024 en el país centroamericano y en nuestro país se ubica en 10.6% en la cifra más reciente de abril. La inflación de ambos países, según datos del pasado mes de abril, es 4,65% en México y 7,16% en Colombia. En términos de pobreza, que es una de las banderas de ambos mandatarios, es importante aclarar que la medición del gobierno Petro en pobreza multidimensional llega al 12.1% en abril de este año y en México existen dos mediciones diferenciadas entre el ámbito urbano (6.9%) y ámbito rural (5.9%).

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Estos tres indicadores sugieren que, a pesar de las dificultades propias después de la pandemia del Covid, López Obrador ha podido entregar mejores indicadores que sirvieron como referencia para la llegada de Sheinbaum al poder sumada a la política social que el mandatario mexicano impulsa sin abandonar la dependencia del petróleo y la minería. AMLO ha dicho que hay que “racionalizar” los recursos naturales. Mientras tanto, el presidente Petro tiene una postura que se aleja del extractivismo e insiste en cada discurso internacional en reemplazar el petróleo por otros ingresos como el turismo, sin una hoja de ruta muy clara, según el consenso de expertos. Lo anterior con la salvedad de que México es la economía número 13 por volumen de PIB y Colombia ocupa el puesto 43.

Tipo de elecciones

Sin embargo, las características electorales en ambos países marcan una diferencia fundamental que jugó a favor de la izquierda mexicana y que no beneficiaría al petrismo en 2026. El politólogo y profesor de relaciones internacionales, Camilo González, lo explica de esta manera: “En México las elecciones fueron concurrentes, es decir todas los cargos se eligen en un solo día, lo cual favorece el ‘efecto arrastre’ de votar por una sola opción política para cada boleta electoral. Segundo, lo que da sentido a ese efecto, es la popularidad del presidente de turno. En ese sentido, si comparamos tenemos en México elecciones en simultáneo con un presidente popular pero en Colombia tuvimos un escenario contrario de un presidente con pérdida de popularidad y elecciones no simultáneas”.

Precisamente, en las últimas horas se conoció una encuesta del Opinómetro Datexco en la que la desaprobación del presidente Petro alcanza el 65%; apenas 29 % respalda su gestión. Por su parte, la #AMLOTrackingPoll, un ejercicio estadístico diario realizado por Consulta Mitofsky, arroja que López Obrador tiene el 44.4% de desaprobación.

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Además, el profesor González señala que la coalición partidaria de López Obrador “lleva 10 años compitiendo en todos los niveles de manera cohesionada, mientras que el Pacto Histórico o los partidos de izquierda cercanos a Petro fueron fragmentados en las elecciones regionales”.

Estas últimas se convirtieron en exámen contra el Gobierno. “Cuando tienes elecciones en varios niveles el mismo día es una oportunidad de lograr que los votantes arrastren su voto a nivel nacional sobre el nivel subnacional. Esto no es automático. Se necesita organización y popularidad que MORENA ha tenido con AMLO, quien se la endosó a Sheinbaum y que en el caso de Petro no tuvo para las elecciones de octubre del año pasado y mucho menos una popularidad alta después de romperse la coalición de gobierno”, agrega González.

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El factor Sheinbaum

En ese sentido, Claudia Sheinbaum llegó a la Presidencia de México con la promesa de continuar las políticas de su antecesor, pero desde hace varios años ha marcado sus diferencias. Por ejemplo, en el manejo de la pandemia, en el que se le critica a López Obrador no haber actuado con prontitud y negar la importancia del uso del tapabocas. Sheinbaum, como científica, expresó su desacuerdo en ese y otros muchos elementos del gobierno de AMLO, en que algunos analistas interpretaron un margen de independencia para una eventual victoria como la que se concretó el domingo pasado.

La investigadora de la UNAM, Estefanía Ciro, incluso señala que Sheinbaum es “la candidata más preparada que ha tenido México en su historia, porque ha sabido combinar su trayectoria académica con su trabajo en los movimientos sociales y la función pública como ningún otro candidato ni presidente (...) Es una mujer mesurada y analítica, no dada al espectáculo político, va a ser un segundo mandato de la izquierda en el poder en México muy interesante, urgente y necesario en estos tiempos globales y regionales convulsos”, asegura.

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Por el lado del petrismo no hay una carta política que tenga el mismo impacto y trayectoria, según los analistas consultados, aunque advierten que una alianza entre una figura cercana al presidente Petro, como Susana Muhamad, ministra de Ambiente y otra opción de la centroizquierda, podría llegar a competir en las elecciones para la segunda vuelta presidencial. Teniendo en cuenta que el aparato estatal estaría volcado a que el petrismo repita periodo, como el propio presidente ha dicho una y otra vez en sus discursos. Esto coincide con la llegada de figuras como Gustavo Bolívar en el Departamento de Prosperidad Social, encargado de los subsidios y de Alexander López en el Departamento Nacional de Planeación, que coordina y apoya los planes de políticas públicas y de presupuesto de los recursos de inversión en las regiones. Ambas dependencias, aún faltando dos años, han priorizado sus objetivos en regiones donde el Pacto Histórico no tiene un respaldo electoral tan amplio como Antioquia, por ejemplo. En esa estrategia coincide Petro con López Obrador, quien reforzó los subsidios a poblaciones vulnerables, pero no abandonó las relaciones con el empresariado y la clase política tradicional.

Tras el triunfo de Sheinbaum, el presidente Petro salió con júbilo en sus redes sociales a felicitarla y revelar su amistad: “Claudia ayudó en los tiempos de la clandestinidad al M-19 en México. Desde muy joven ha sido una gran luchadora social. Una mujer de la izquierda dirigiendo una de las naciones más grandes del mundo. Que su liderazgo nos ayude a llevar a América Latina hacia una economía descarbonizada y al gran salto democrático: la revolución de la vida”. La recién electa mandataria mexicana le respondió, aunque con tono sobrio: “Presidente Petro, muchas gracias por su felicitación. Seguiremos trabajando por una América Latina unida, por el bienestar y felicidad de nuestros pueblos y la amistad entre nuestras naciones. Un fuerte abrazo”. Esta victoria de izquierda en México puede servir como esperanza para el gobierno Petro, que navega entre escándalos de corrupción y problemas de orden público e inseguridad ciudadana, como también sucede en el país centroamericano.

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